Compartir el post "Cuando el pesimismo político determina la elaboración teórica"
En el marco de nuestra participación en las VII Jornadas de Economía Crítica asistimos a la presentación del libro La Gran Bifurcación, última obra de Dumenil, como también a su intervención en la jornada de cierre sobre la Arquitectura Financiera Internacional.
Si bien nuestra crítica se centra sobre sus intervenciones orales, Dumenil hizo énfasis en las mismas, y su dominio del castellano desecha posibles interpretaciones incorrectas.
GD ha sido un reconocido economista marxista, vastamente conocido en el ámbito académico, en particular su defensa de la teoría del valor, habiendo realizado valiosos aportes al estudio del funcionamiento de la economía de EEUU en su fase neoliberal.
Sin embargo, aquí centró su intervención en la descripción de una estructura de clases tripolar, dado el surgimiento de una nueva clase social, managerial o gerencial, basado en el crecimiento descomunal de sus salarios, y que si bien no tiene la propiedad de los medios de producción, tendría su control. Esta nueva clase, aliada a los capitalistas, ha centrado sus objetivos en la valorización accionaria y la distribución de dividendos en el neoliberalismo en desmedro de la inversión. La salida sería una nueva alianza de clases, entre esta clase gerencial que debería volver a priorizar el crecimiento económico y las clases populares, para volver al Estado de Bienestar de la posguerra.
El gran triunfo de los capitalistas no habría sido asestar golpes históricos a la clase obrera a nivel mundial con el objetivo de recuperar su tasa de ganancia, sino “el haber conseguido asociar a las capas inferiores e intermedias de esta nueva clase social a la restauración de sus poderes e ingresos”.
Además, en el corazón del sistema, ha desaparecido la competencia. “Grandes instituciones financieras tienen acciones en distintas empresas. Es una gran familia, imponen competencia entre las empresas pero no en el núcleo. Todos poseen acciones de los otros. Se poseen mutuamente en forma increíble. Poseen el 90% de la riqueza del mundo, es el corazón del neoliberalismo que controla el mundo”.
Como si esto fuera poco, habría “dos Alemanias”, por un lado la que mantuvo las industrias con una autonomía relativa de las finanzas, y otra en la que manda la financieración neoliberal.
El escenario sobre el que GD presenta estos desarrollos es el de las crisis capitalista pero también el de “crisis de las utopías o proyectos de emancipación de la humanidad”. “Mi meta es el comunismo, no cabe duda, pero la realidad en Francia es que la mayoría perdió las esperanzas y tienen el ejemplo de la Unión Soviética. ¿Cómo se convence a la gente para que recupere las utopías?”
El reemplazo de la clase trabajadora por la más difusa de “clases populares”, la supresión parcial de la competencia (que hemos caracterizado como guerra entre los propios capitalistas), la aparición de una nueva clase social, por mas astronómicos que sean sus salarios, a la que se le asigna un carácter decisivo, ya que según sea para dónde se incline (los capitalistas o los populares) se determinará el “orden social”, desembocan en el limitado objetivo del retorno a los “30 gloriosos” de la posguerra, omitiendo las circunstancias históricas que los hicieron posible. El marco conceptual sobre el que se mueve GD ya no es la superación del capitalismo vía la acción consciente de los trabajadores, el socialismo. Y esto parece tener el peso suficiente para la búsqueda de presupuestos teóricos que lo justifiquen.
Marcelo Buitrago