Es imposible intentar una reseña de la trayectoria política y sindical de Estela Maldonado sin vincularla con el desarrollo de  la Agupación Nacional Docente “Lista Celeste”, a la cual ella contribuyó a fundar.

Maldonado pasó por todos los “estamentos” de  la burocracia sindical docente, en una auténtica “carrera de funcionario sindical”. Dirigente seccional, luego provincial del SUTEBA, hasta llegar a la Secretaría General de la CTERA.

Como miembro de la Lista Celeste fue desde el vamos defensora de los dos “principios no escritos” de esa agrupación. El primero, subordinar a los trabajadores de la educación a proyectos políticos patronales. El segundo, entregar toda lucha importante del gremio evitando a toda costa la participación independiente de la  base y el activismo del gremio.

Como parte de “La Celeste” apoyó primero a la “renovación peronista” ( militando por la candidatura de Menem en el 89), luego  a la Alianza y actualmente al kirchnerismo (apoyo que batió todos los records de subordinación previos).

Maldonado como integrante de la “Celeste” apoyó la entrega de la increíble huelga nacional docente del 88 “el Maestrazo” y decenas de conflictos provinciales que se perdieron gracias  al aislamiento a los que fueron sometidos por la burocracia sindical Celeste.

En sus inicios Estela Maldonado formó parte de la oposición “combativa” dentro de la CTERA de los 70.

A la salida de la dictadura militar (al igual que la mayoría de la vanguardia que sobrevivió al genocidio), Maldonado fue adoptando posiciones político sindicales cada vez más conservadoras.

A partir de 1986 el peronismo, de la mano de “la renovación”, empezó a superar la crisis que le había provocado la derrota electoral de 1983 y empezó a dar pasos para apoderarse del único gremio importante que no controlaba: el docente. Lo hizo a su viejo estilo, desde arriba y con el aparato del Estado.

Mediante un “Congreso” trucho totalmente de espaldas a los docentes, prácticamente se obligó a las entidades de base de CTERA de la Provincia de Bs. As. a ingresar al SUTEBA.

Más allá de algún que otro maquillaje, los Estatutos del SUTEBA lo constituyen en un auténtico “sindicato de Perón” antidemocrático  y verticalista con un férreo control de las cuotas sindicales por parte de un organismo central del que participan muy pocas personas.

En 1987, en virtud del “Pacto radical sindical”, le fue otorgada la personería gremial al SUTEBA. De la noche a la mañana los docentes se encontraron con que les empezaban a descontar cuotas sindicales de un sindicato al que no se habían afiliado voluntariamente.

Sí lo habían hecho a los sindicatos de base de CTERA, no al SUTEBA, cuya existencia en ese entonces era desconocida para la inmensa mayoría del gremio.

Estela Maldonado fue partícipe fundamental de este proceso de invención antidemocrática de un sindicato. Con ese fin se  unió a la burocracia sindical peronista, que en ese entonces estaba dirigida por María Vicenta Sánchez, secundada por Hugo Yasky y  Cecilia Martínez .

No obstante, la consolidación de la Celeste sólo fue posible con la derrota de la inmensa huelga del 88. A partir de allí,  las huelgas nacionales que habían sido la norma en el gremio pasaron a ser la excepción. Empezaron las huelgas provinciales y el rol permanente de los dirigentes de la Celeste, María Sánchez, Marta Maffei y Hugo Yasky fue el de aislarlas y luego ayudar a levantarlas. Maldonado no sólo fue parte de esta política sino también fervorosa impulsora de la misma. Este mismo año, sin ir más lejos, hubo decenas de provincias en conflicto. Sobraban  condiciones para un Plan de Lucha Nacional; ella optó por 48 hs. aisladas  e hizo todo lo posible para que una a una las huelgas provinciales se fueran levantando.

La muerte sorprende a Maldonado en un momento distinto para la corriente política sindical que ayudó a construir. Su dominio está cuestionado en buena parte de la Provincia de Bs. As., Salta, Neuquén y surgen en muchos lugares activistas que cuestionan a la actual dirigencia docente.

La Lista Celeste está perdiendo legitimidad en el gremio pues empieza a pagar el costo de haberse subordinado como nunca a un gobierno capitalista, el kirchnerismo en este caso.

Hasta el último de sus días Maldonado cumplió el mandato de todo burócrata sindical: “sacarle las papas del horno” a los gobiernos y a los regímenes capitalistas, cuando las luchas de los trabajadores cuestionan sus planes económicos y amenazan con desbordarlos. En marzo, hace apenas 7 meses… en plena huelga docente bonaerense organizó una Marcha al Palacio Pizzurno, para no ir a Plaza de Mayo tal como queríamos los docentes y evitar así que la Presidente quedara (más aún) en el ojo de la tormenta. ¡Todo un favor a Cristina, que en estos tres últimos años dio por concluidas unilateralmente las “paritarias nacionales” y que no hace tanto tiempo atrás, en plena  Asamblea Legislativa, tildó de “vagos” a los docentes.

Realmente toda una trayectoria consecuente en defensa de las instituciones capitalistas y los intereses políticos de la patronal.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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