Los últimos meses dejaron al descubierto el accionar de la justicia patriarcal. Frente a cada caso de violencia hacia las mujeres jueces, fiscales y funcionarios demostraron que no son casos aislados, que no es que hay algún que otro corrupto en el sistema judicial. Demoras para tomar denuncias, rodeos para meter presos a los violentos y femicidas, sentencias y condenas domiciliarias son un combo que se repite todo el tiempo. Pero también en los últimos meses hemos visto que hay una sensibilidad social que ya no aguanta la impunidad con la que el poder trata violencia, los femicidios y las violaciones contra las mujeres.
Hace unas semanas se conoció la sentencia de la justicia de Olavarría sobre Guillermo “Yimmy” Sosa y Osvaldo Sosa, que durante años violaron y abusaron de sus tres hijas y nieta. Pese a encontrarlos culpables, la “condena” fue de sólo 8 años y en su casa. No sólo eso, sino que uno de los violadores sigue asistiendo a la misma escuela donde cursa una de las víctimas. ¡Escandaloso!!!!
Y también estamos viendo como las mujeres víctimas de esta situación se levantan y dicen basta. Como Rocío Girat, la joven de Mar del Plata, que se plantó contra la justicia patriarcal, contra el encubrimiento y el amparo que la Armada y el gobierno dieron a un suboficial de esa fuerza. Con ese ejemplo, las hermanas Mariana, Maira y Loana acompañadas por su mamá, Celeste, salieron a dar pelea frente al escándalo de que los Sosa anden sueltos.
Cárcel efectiva a los violadores de Olavarría
Luego de la importante actividad frente a la Casa de la Provincia de Buenos Aires del lunes 20 de octubre, Maira, Mariana y Loana convocaron a una jornada de lucha en Olavarría para exigir que los Sosa vayan presos en lugar de pasearse libremente por la calles del pueblo. Para eso convocaron y organizaron junto a estudiantes de Bellas Artes, activistas de Las Rojas y organizaciones de la ciudad actividades de difusión.
El lunes 27 la convocatoria fue mejor de la esperada. Más de 100 personas nos concentramos frente a la Municipalidad, exigiendo que el intendente se hiciera cargo. Allí se realizó un acto en el que hablaron Celeste, Loana y Mariana. Se sumó también otra joven, Mercedes, cuyo violador, a pesar de haber sido condenado a 7 años de prisión, está libre y trabaja en una remisería. Mercedes se animó a hablar. Su mamá y una gran cantidad de amigos y familiares también concurrieron con sus pancartas, denunciando la situación. El intendente se negó a recibir a las compañeras.
Desde allí marchamos hasta la sede de la Justicia, acompañado con la bandera que hicieron las y los estudiantes de Artes y con los bocinazos de apoyo y aplausos de los que veían pasar la movilización.
Ya en el juzgado, los funcionarios cerraron las puertas en las narices de las chicas y de la movilización. A pesar de la tormenta que se venía, seguimos agitando, escrachando y exigiendo que alguien recibiera a Loana, Maira y Mariana. Rocío Girat, que acompañó toda la actividad, tomó la palabra para denunciar que ya no son uno, dos, tres los casos. Sino que es generalizada la impunidad a los violentos y violadores. Largo rato pasó, hasta que en el juzgado se dieron cuenta que estábamos firmes y que no pensábamos movernos. Finalmente, una fiscal que dijo no tener ni la menor idea del caso (sic) las atendió. Es evidente que la presión de la movilización y la simpatía que despertó en la población la valentía de las chicas hizo que las atendieran. Y que les dieran una cita con el juez Duba para el día siguiente en Azul. En esa entrevista el juez dijo que en cinco días tendrá una respuesta al pedido de las chicas de que se cumpla con la cárcel efectiva. Es un primer triunfo de la lucha y la movilización. Como ya todas sabemos que para lograr justicia no hay que confiar en la justicia patriarcal sino en las propias fuerzas, se están organizando en Olavarría actividades de agitación para que toda la ciudad acompañe el reclamo de que no haya dos violadores sueltos.
¡Basta de violencia hacia las mujeres!
En Argentina la justicia patriarcal también está acompañada de toda la política del gobierno nacional, que siempre hace cargo a las víctimas. Mientras se suceden los casos, el gobierno de Cristina hace campañas para decirle a las mujeres “sacale tarjeta roja al abusador” pero no mueve un solo dedo para ayudar a las mujeres. Las comisarías de la mujer, creación de este gobierno, son una verdadera farsa, donde se les dice a las mujeres que se banquen los golpes, que ya van a pasar. Tampoco el gobierno ha tenido una política seria de protección a las mujeres, de obligar a las empresas a priorizar el empleo de mujeres en situación de violencia, de planes de capacitación para que las mujeres consigan la independencia económica, tan necesaria para poder salir de la casa de violentos y abusadores. Hospitales donde llegan casos de jóvenes y niñas con claros signos de haber sido abusadas, que no son tomados seriamente. Y todo un discurso oficial teñido de las derechistas teorías del síndrome de alienación parental para culpar a las madres de no saber cuidar a sus hijas. Es todo un sistema montado para amparar la violencia hacia las mujeres, y dejar solas a las víctimas. Todo esto anudado alrededor de sostener algo muy profundo: que el cuerpo de las mujeres puede ser usado porque no les pertenece a las mujeres.
Desde la agrupación de mujeres Las Rojas creemos que la justicia no se consigue en los tribunales, sino en las calles. Somos las mujeres, las organizaciones del movimiento de mujeres y de derechos humanos, de sectores de trabajadoras y trabajadores y de sectores populares los que debemos movilizarnos para garantizar que los violadores de las chicas de Olavarría vayan efectivamente a prisión. Sólo con la presión en las calles conseguiremos, como en el triunfo de haber mandado a Girat a Batán, que sean los funcionarios judiciales y los gobiernos los que tengan vergüenza de amparar los ataques contra las mujeres, que sean los violentos y femicidas los que tengan culpa y miedo de seguir atacando a las mujeres.
Por esto, parte de acompañar el reclamo de las chicas de Olavarría es también empezar a trabajar para salir a las calles y marchar a Plaza de Mayo el próximo 25 de noviembre, Día de la no violencia hacia las mujeres.
Inés Zeta