Compartir el post "De la privatización como política de Estado a la privatización encubierta por el Estado"
“En todo el mundo se están introduciendo formas de privatización en nuestros sistemas de educación pública. Muchos de esos cambios son consecuencia de una política deliberada, a menudo bajo el lema de la ‘reforma educativa’, y sus efectos pueden ser de muy amplio alcance en cuanto a la educación de los alumnos, a la equidad y a las condiciones del personal docente y de otras personas dedicadas a la educación. Asimismo, podrían adoptarse otros cambios inesperados, a saber, cambios en la forma en que los centros educativos son gestionados, que podrían presentarse como una forma de ‘adaptarse a los tiempos que corren’, pero que en realidad son reflejo de una orientación cada vez más basada en el mercado, competitiva y consumista, que caracteriza a nuestras sociedades actuales.” (“Privatización encubierta en la educación pública”. Stephen J. Ball y Deborah Youdell, Instituto de Educación, Universidad de Londres)
Comenzamos con un extracto de un informe realizado en Inglaterra en 2007, porque nos pareció interesante sacar un poco del contexto meramente nacional el tema de la educación, para justamente poder compararlo con el contexto propiamente argentino.
Si uno lee el apartado y no lee su procedencia, tranquilamente puede decir que fue escrito por un coterráneo, esto sucede porque por más que desde el gobierno y sus súbditos se hable de recuperación de la educación pública, la realidad marca una gran migración hacia la educación privada y una política gubernamental que en su esencia pretende eso.
La educación, como la salud, son derechos sociales adquiridos que de ninguna manera deberían ser parte del mercado capitalista. El traspaso, ya sea a cuentagotas o realizado de forma brutal, de la educación pública a la privada no es otra cosa que la conversión de un derecho en un bien de consumo.
El traspaso de la pública a la privada
La verdad es que debemos confesar que nos da un poco de vergüenza ajena repetir las excusas de Capitanich y el ministro Sileoni cuando se conocieron las estadísticas al respecto del acrecentamiento de la matrícula de la educación privada, pero nos vemos obligados a hacerlo. Ante el conocimiento de un estudio sobre los índices de traspaso de la educación pública a la privada, algo que ya se preveía, Capitanich tuvo la “feliz” respuesta de que el crecimiento de la matrícula de las instituciones privadas se debe al mejoramiento en el poder adquisitivo de los padres, pero no se quedó en la falaz respuesta; ni lerdo, ni perezoso también apuntó a las «medidas de fuerza» de los sindicatos docentes.
Vamos por partes. En primer lugar, lo que “olvidan” desde el gobierno es que sólo una persona muy fanática del “modelo” puede creer que la situación económica viene en constante mejoría, a la par de los índices de traspaso a la escuela privada. En el mismo sentido lo que también “olvidan” desde el gobierno es que los sectores de menores ingresos son en los que más subió el porcentaje de traspaso. Aquí cabe hacer una reflexión. ¿Cómo pueden los sectores de menos ingresos acceder a la educación privada? Es muy simple, al respecto vemos lo que Ernesto Kritz, director de SEL consultores, dice: “La gran mayoría de la población de clase baja que envía a sus hijos a colegios privados se ubica en el segmento de colegios religiosos, con aranceles muy bajos por un subsidio estatal alto y en los que consiguen becas”[1]. En la Argentina el Estado paga hasta el 100% de los sueldos docentes en instituciones de la Iglesia católica, por ejemplo, que ante este “regalo” pueden cobrar cuotas muy accesibles. Al parecer a la Iglesia católica no le alcanza con el diezmo y la subvención estatal a su culto, sino que también el Estado debe sostener económicamente a las instituciones que imparten sus falsas creencias. Pero como la que mantienen es una relación de mutua conveniencia, la Iglesia le devuelve a la clase en el poder instituciones acordes al plan gubernamental (y casi sin paros) y creyentes que están dispuestos a poner la otra mejilla ante los abusos del capital.
El mercado de las segundas marcas
Como dijimos, las clases dominantes entienden la educación como bien mercantil y no como un derecho, por eso debemos analizar el “negocio” de la educación privada en términos de oferta y demanda.
Principalmente en la década de los 90 se amplió para la escuela privada la demanda, aquella escuela que estaba diseñada sólo para las “clases bien” ahora se veían “invadidas” por quienes bajo un gran esfuerzo mandaban a sus hijos a una escuela que creían que les garantizaba aprendizaje y pleno cumplimiento de los días de clases. Y ante la ampliación de la demanda, obviamente se amplió la oferta.
Así como las gaseosa tiene sus segundas marcas la educación decidió también tenerlas y los uniformes de diversos colores dejaron de ser exclusivos para los niños “bien blanquitos”, tipo publicidad televisiva, y se masivisaron. Claro que así como la segunda marca no gusta tanto como la primera, a cuota más barata, formación más “barata”.
Hoy, ya hay que decirlo, no alcanza con pagar dos veces[2] por la educación, sino que para una ecuación de calidad hay que pagar un precio de “calidad”.
Ya que el tema educacional no sólo responde a una cuestión de leyes empresariales sino que se debe comprender desde las leyes de la lucha de clases que venimos tratando de dilucidar desde estas páginas, debemos recordar que el sistema capitalista y sus instituciones funcionan solamente si hay una minoría dirigente que explota a una mayoría que se deja dirigir. En consecuencia, si se masifica el acceso al saber y al comprender, se corren, desde las clases dirigentes, muchos peligros que no están dispuestos a correr.
Bien sabemos que no existe clase social opresora que se “auto elimine”, pero la lógica capitalista pregona que negocios son negocios, entonces ¿si quieren pagar por ir a la escuela, cómo evitar cobrarles?
Para no correr peligros la solución para ellos es simple, la diferencia en los conocimientos se marca en la diferencia arancelaria, asegurándose así que sólo puedan acceder a una educación de calidad las clases sociales que cuentan con el capital suficiente para hacerlo.
La huelga como problemática educativa
Aquí nos encontramos con una problemática que viene por dos lugares. En primer lugar, y primordial, debemos defender nuestro derecho a huelga como herramienta para la mejora de nuestro trabajo y la remuneración del mismo. Pero por otro lado, es cierto que muchos padres, bajo la presión de la precarización laboral, tienen que trabajar muchas horas y ven en la escuela un lugar donde dejar a sus hijos, por lo que la huelga docente afecta su vida diaria.
Esto hace que en muchos casos elijan las instituciones privadas donde los paros muy rara vez se realizan. Aquí nos encontramos ante algunas valoraciones que debemos hacer. Primero, no podemos aceptar que la escuela sea una guardería, entonces si, como hemos dicho en notas anteriores, la calidad educativa en general[3] está en constante caída, descubrimos que aquí hay un problema de valoración de los padres en cuanto al rol social de la escuela que es generado por la política de los gobiernos. Nosotros, como socialistas revolucionarios, no podemos caer en la lógica de dejar de hacer paros para que los chicos puedan solamente estar en la escuela en detrimento de hacerlos para que con los frutos de la lucha podamos lograr que estén y que de la escuela obtengan las herramientas que los emancipen de la explotación o al menos les enseñen a luchar contra ella. Por eso debemos explicar pacientemente esto a la comunidad educativa cada vez que ésta lo requiera. Por otra parte, debemos trabajar sobre los compañeros docentes de las instituciones privadas alentándolos a hacer respetar sus derechos, invitándolos a salir a luchar y apelando al espíritu solidario que debe bregar entre trabajadores de que la lucha de conjunto es más fuerte y obtiene mejores beneficios. También debemos explicarles que no es justo que de la lucha de los docentes de las escuelas estatales salgan los frutos que disfrutan también ellos. Los docentes enseñamos con tiza y pizarrón, pero mucho más enseñamos con la acción consecuente.
Como hemos dicho en más de una oportunidad: docente luchando, también está enseñando. Hagamos esta frase bandera de todos los docentes para poder conseguir enseñar en condiciones dignas. Para poder hacer que los chicos saquen lo mejor de nosotros y nosotros nos llevemos lo mejor de ellos. Ningún gobierno, ninguna engañosa ley y mucho menos un dios piadoso nos va a dar esas reivindicaciones, deberemos conseguirlas nosotros mismos, en unidad, eligiendo democráticamente. Desde la agrupación Lista Gris Carlos Fuentealba intentamos pensar y actuar en consecuencia e invitamos a los docentes a sumarse a la lucha participando de la construcción de nuestra agrupación.
Diego B
[1] http://www.clarin.com/educacion/alumnos-pobres-escuelas-privadas_0_545345568.html
[2] Hablamos de pagar dos veces por la educación refiriéndonos a quienes pagan la educación a través de sus impuestos y además pagan una cuota mensual de un colegio privado.
[3] Nos referimos a las escuelas públicas y a las privadas de bajos aranceles. No a las que tienen aranceles que sólo pueden alcanzar los miembros de las clases opresoras.