Por Elías Saadi
“Jerusalén arde. Desde hacen ya cuatro meses una ola de disturbios ha arrasado Jerusalén Oriental y, a esta altura de los acontecimientos, nadie puede predecir adónde nos conducirá. Este levantamiento posee características muy particulares. Es espontáneo, carece de liderazgo y estádirigido casi exclusivamente por adolescentes y jóvenes que no llegan a los 20 años.”(MeirMargalit, “Jerusalén arde: «una ciudad, dos capitales»”, Sin Permiso, 02/11/2014)
Esta cita de MeirMargalit, luchador judío antisionista de Jerusalén,pinta bien la situación en Jerusalén desde el inicio del genocidio de Gaza, en julio de este año. Desde entonces, el gobierno sionazi de Netanyahu no ha podido restablecer el “orden” colonialista en la ciudad.
“Todo estalló con el brutal asesinato de Muhamad Abu Khder, un joven de 16 años, el 3 de julio pasado, y cobró dimensiones descomunales durante la guerra contra Gaza –continúaMeirMargalit–.Desde aquel entonces, la violencia se ha extendido por todo Jerusalén Oriental. La brutal reacción del gobierno de Israel, basada exclusivamente enla fuerza policial, fue incrementada por una serie de otras decisiones gubernamentales. Entre ellas, permitir que los colonos sionistas se apropien de nueve edificios en la aldea de Silwan (Jerusalén) o, lo que es mucho más peligroso y provocador, la entrada de fanáticos religiosos judíos a la Explanada de las Mezquitas…
“La reacción israelí ha sido sumamente severa y exagerada, porque los jóvenes insurgentes han desafiado al gobierno y su autoridad. Para el gobierno, la estabilidad depende de la recomposición de su imagen de autoridad y del restablecimiento del equilibrio de fuerzas entre israelíes y palestinos anterior a la guerra de Gaza. El objetivo de la represión no es ‘restablecer el orden’, sino restituir el terror. Volver a grabar en la carne de los palestinos el precio que deben pagar por desobedecer y desafiar su autoridad. Dichas redadas… son actos de terror estatal. Incluyen arrestos multitudinarios, inundar las calles de gases lacrimógenos y fluidos nauseabundos, demoliciones de viviendas, confiscación de vehículos, clausura de comercios, hostigar a los padres de familia para que refrenen a sus hijos, porque de lo contrario deberán pagar multas personales cada vez que se manifiesten. Volvamos a recalcarlo: el objetivo de las redadas es… restaurar el miedo, piedra angular de todo sistema totalitario”.(MeirMargalit, cit.)
Juventud palestina: sin control de los vendidos de la ANP
Quizás lo más preocupante para el gobierno facho-sionista es que la juventud palestina que protagoniza esta “Intifada de baja intensidad”, no está bajo controlde la Autoridad Nacional Palestina(ANP), que administra los cada vez más reducidos guetos de Cisjordania.
La ANP sigue teniendo como “presidente” prácticamente vitalicio a MahmoudAbbás. Éste siempre se ha distinguido por su doble servilismo, a Estados Unidos y al amo colonial sionista. Pero, al parecer, los “adolescentes y jóvenes que no llegan a los 20 años”, que vienen alimentandola llama de la protesta en Jerusalén, no quieren saber nada con esos lacayos.El rechazo es recíproco: tampoco MahmoudAbbás quiere saber nada con las protestas juveniles: “En una entrevista por el Canal 10 de Israel, Abbas anunció que está en contra del estallido de un levantamiento palestino”.[[1]]
Pero la política del gobierno de Israel no retribuye la mansedumbre del “presidente” de la ANP. Su respuesta a las protestas ha sido la de imponer el sistema nazifascista de “punición colectiva”. Ante cualquiermanifestaciónen Jerusalén, Israel aplica castigos a todos los palestinos. Claro que esto, en vez de calmar las cosas, se va pareciendo a apagar un incendio con gasolina.
Por eso, un periodista se pregunta con razón: “¿La revuelta de la juventud de Jerusalén puede convertirse en una insurrección?”
¿Provocación para derivar a una guerra religiosa?
La semana pasada, subió más la temperatura, por el intento de derivar esto hacia una “guerra religiosa” mediante una provocación… algo parecido a los pretextos de la última agresión a Gaza.
Se trató del atentado a un personaje de la extrema derecha religiosa sionista, el rabino estadounidense YehudaGlick… en circunstancias más que sospechosas. Fue baleado dando una conferencia en el MenachemBeginHeritageCenter, institución del sionismo de extrema derecha. Increíblemente, su agresor se retiró sin ningún problema. Poco más tarde, lejos de allí, la policía mató a un palestino, a quien le cargó el hecho… sin la menor prueba.
Glickes parte de un movimiento que promueve el comienzo de una guerra de religión, mediante la demolición de la mezquita de Al-Aqsa, el lugar más sagrado del Islam después de la Meca y Medina. En su lugar, se construiría el Tercer Templo de Jerusalén.
Como decíamos, lo de Glickfue el pretexto para dar un manotazo contra la mezquita. La primera medida de Netanyahu fue cerrar el acceso a Al-Aqsa a los palestinos. Al mismo tiempo, su ministro de Vivienda, Uri Ariel, declaró “que un templo judío será construido en ese lugar”[[2]]
Pero la movida de Netanyahu resultó un tiro por la culata… La reacción explosiva de la población palestina de Jerusalén a la que se sumaría la de todo el país, lo obligó a dar marcha atrás. Hasta MahmoudAbbás dejó de lado, por un momento, el servilismo y amenazó, diciendo: “¡Esto es una declaración de guerra!”
El viernes 31, día sagrado para los musulmanes, fue también de grandes movilizaciones. Declarado “Día de la Ira”, miles y miles de palestinos se lanzaron a las calles en Jerusalén a pesar de la brutal represión sionazi. Otras grandes movilizaciones de solidaridad se desarrollaron también en localidades de Cisjordania y en Gaza, con la consigna “¡Victoria para al-Quds!”[[3]]
Esta situación en Palestina y el escaso apoyo internacional para llevar adelante semejante provocación contra el Islam, obligaron a Netanyahua dar marcha atrás. Pero esto, por supuesto, no deja nada saldado.
Lo decisivo será si del gran foco de movilización que es hoy Jerusalén, y especialmente de la nueva generación de luchadores, surgen alternativas políticas más independientes que la ANP y también que la de Hamas.
[1].-Ahmad Melhem, «Could Jerusalem’s youth revolt turn into an uprising?», Al Monitor, October 31, 2014.
[2].- «Israel, decidido a sustituir la mezquita Al Aqsa de Jerusalén por un templo judío», RT, 04/11/2014.
[3].- “Al Quds” significa Jerusalén en árabe.
Israel se ratifica como Estado de apartheid racista
Un rasgo común de los regímenes racistas es el de imponer diversas formas de segregación, entre ellas en los transportes públicos.
Es lo que imperaba en la Sudáfrica racista. También en muchos estados de EEUU, antes de que el gran movimiento por los derechos civiles en el siglo pasado, lograse la abolición de las llamadas “leyes JimCrow” de segregación racial.
Una de las anécdotas más recordadas de esta lucha fue la de Rose Parks (la «madre del Movimiento por los Derechos Civiles»), que en 1955 rehusó levantarse de su asiento en un autobús público para dejárselo a un pasajero blanco. Rosa fue arrestada, enjuiciada y sentenciada por conducta desordenada y por violar las leyes. Esto desatóun enorme movimiento…
Ahora Israel –como la Sudáfrica racista y los EEUU de las “leyes JimCrow”– ha dispuesto la segregación en el transporte. Pero –por ser los sionazis menos tolerantes que los racistas blancos de EEUU o para evitarse una Rose Parkspalestina– la segregación no es sólo de asientos separados para blancos y negros. Es total: buses para judíos y buses para palestinos.
Un extenso artículo de Sarah Levy –“Segregated buses mirrorIsrael’sracistsociety”[[1]]: “Buses segregados, espejo de la sociedad racista de Israel”– hace un amplio análisis de los significados de esta nueva medida racista del sionismo. Demuestra cómo, en eso,supera los modelos sudafricanos y “JimCrow”. Es que, pese a todo, los racistas sudafricanos y estadounidenses, por motivos principalmente económicos,deseaban mantener a los negros en situación de inferioridad, pero no exterminarlos masivamente.
En cambio, el racismo sionista ya ha puesto proa hacia la consumación de la “limpieza étnica”. O sea, hacia el exterminio y/o la expulsión de los palestinos. Para eso, es imprescindible un racismo cualitativamente más virulento, que incluye la deshumanización de los palestinos.
En ese sentido, Sarah Levy concluye: “Las actitudes pro-segregación en la sociedad israelí no son nuevas, pero se han hecho mucho más explícitas en los últimos años, impulsadas por las políticas contra la población palestina, como las campañas de bombardeos en 2012 y 2014 contra Gaza y la continua expansión de los asentamientos israelíes. Las manifestaciones contra los matrimonios mixtos entre palestinos y judíos se han vuelto más comunes en la sociedad israelí, con consignas y grafitis como «¡No a la asimilación!», «¡Gas para los árabes!» y «¡Kahane tenía razón!».”
Aclaremos que el rabino yanqui-israelí MeirKahane(1932-1990) fue el fundador en EEUU de una organización paramilitar, la JewishDefense League, que inició sus actividades atacando físicamente a los activistas del movimiento negro estadounidense que luchaban contra la segregación. Emigrado a Israel, Kahane, siguió en lo mismo, contra los palestinos. Elegido diputado de la Knesset, uno de sus proyectos de ley fue ilegalizar todo contacto sexual entre judíos y no judíos. Las acciones violentas de su partido en Palestina, el Kach, determinó que EEUU, la Unión Europea y Canadá lo clasificasen como “organización terrorista”. Hoy Kahaneaparece comoel modelo a seguir.
[1].-Sarah Levy, “Segregated buses mirror Israel’s racist society”, Alternative Information Center (AIC), Nov. 03, 2014.