El frente antiburocrático FURA pierde las elecciones de ATEN en Neuquén – 

 

 

El pasado jueves 13 de Noviembre se realizaron las elecciones de ATEN. La lista ganadora en la provincia y la capital fue la de Marcelo Guagliardo y Sandra Rodríguez del TEP (Trabajadores por una Educación Popular) por un ajustado margen. Los resultados son los siguientes:

Provincia: TEP: 2498 (39%)/FURA: 2331 (36%)/Fucsia-Púrpura-Colorada: 749 (12%)/Militancia de Base: 425 (7%)/Blanco-nulo: 6%

Capital: TEP: 752 (34%)/FURA: 717 (32%)/Fucsia-Púrpura-Colorada: 626 (28%)/Blanco-nulos: 134 (6%)

El TEP yaskysta logró torcer la vara a su favor apoyados por una campaña que contó con el aparato de la CTERA y los K. Incluso el diputado Canini de Nuevo Encuentro hizo publicidad por la lista K. Los neo-oficialistas Quintriqueo y Marillán (dirección de la CTA que asumieron de la mano del michelismo para pasarse con armas y bagajes al oficialismo MPN-K) por su parte dieron “apoyo logístico” con un paro de auxiliares el día de la votación, maniobra para obstaculizar las elecciones.

El FURA, del que la lista Gris Carlos Fuentealba fue parte en la Seccional Capital, llegó al sindicato como herramienta independiente  y de lucha para los trabajadores de la educación, donde fortalecimos las asambleas en las que se expresaron amplias tendencias políticas. Funcionó estos 2 años como una herramienta que nucleó al activismo y a la vanguardia más allá de los trabajadores de la educación, siendo una palanca importante para todas las luchas de trabajadores, estudiantes y del movimiento de mujeres, para enfrentar las políticas de ajuste del MPN y los K.

Es importante señalar que todas las luchas de los trabajadores de la educación como las que dimos con el FURA fueron luchas aisladas, gracias al control que mantiene la CTERA de Yasky, fiel felpudo del gobierno de Cristina. El rol de la burocracia sindical siempre fue un gran obstáculo. A la vez que las políticas K de ajustar “en cuotas” para administrar el deterioro económico, fueron factores que limitaron siempre la movilización y las luchas docentes.

Aun así, el frente antiburocrático no logró contener a parte de la base y el activismo con la que se entabló cierta desconfianza, a la vez que las listas divisionistas encabezadas por la lista Fucsia (IS) aprovecharon y foguearon este flanco para definir las elecciones.

El rol de la Fucsia durante estos dos años fue realmente lamentable, ya que pasó de posiciones a la derecha y a la izquierda del FURA según convenía para debilitar a la conducción, sin ninguna perspectiva superadora de su oposición. Basta recordar los vaivenes en la huelga larga del 2013, que pasó de un alarmismo descarado para levantar la huelga en un principio, a un ultraizquierdismo rampante que pregonó el paro por tiempo indeterminado y los cortes de ruta aislados cuando la huelga se desgranaba por la base que volvía a las escuelas a trabajar. Este oportunismo sin filtro lo mantuvo intacto en las elecciones, donde a diferencia de las elecciones en el 2012, esta vez presentó una lista provincial divisionista junto con la Púrpura (POR) y la Colorada (Convergencia).

Sin embargo, el poco margen con la que el FURA perdió (ya que el kirchnerismo del TEP, continuador del FUS de Papalardo con perfil más “progre”, mantuvieron los votos de las elecciones pasadas) el FURA fue quien no logró contener a parte de la base y el activismo, que estaba en la incertidumbre hasta el día antes de la votación.

 

La huelga derrotada y la relación de desconfianza

 

Esta incertidumbre se manifiesta en la ajustada derrota del FURA que no logró traccionar a un sector que estaba cerca de apoyarlo. Había quedado cierta desconfianza luego de la huelga derrotada del año pasado, donde en una pelea en durísimas condiciones contra el gobierno de Sapag de la que no salimos exitosos, no se logró pasar un balance adecuado. De hecho estos fueron fragmentados. Primó más bien un retraimiento que tuvo su costo.

Esa huelga no fue traicionada, todo se decidió en las asambleas y las posiciones debatidas. Pero hacia el final dominó la confusión y desesperación, y luego no se logró acaparar a la base para entender lo difícil de la huelga en el aislamiento nacional en la que nos mantuvo la CTERA, y la presión sobre la base que se volvía a las escuelas a trabajar fue fulminante. La ausencia de balance global dejó marcas como por ejemplo cierto cuestionamiento a las movilizaciones, que fueron constantes y nutridas durante dicha huelga, y que luego quedaron adelgazadas. Que las movilizaciones no servían fue una de las conclusiones de algunos sectores de la base, ante la falta de una explicación política. En aquella ocasión, desde la Lista Gris sacamos un serio balance, pero esto debía hacerse de conjunto.

Esta disposición de las cosas llevó a que se pase por alto una pelea importante como las de los Auxiliares de Servicio contra el Convenio Colectivo de Trabajo trucho de Quintriqueo y Marillán, los aliados de Guagliardo. Este fue un primer ataque para dividir a las escuelas al afiliar a ATE y descontar compulsivamente a los compañeros y compañeras auxiliares la cuota sindical para el sindicato dirigido por Marillán. Si bien un sector de auxiliares con nuestra agrupación a la cabeza dimos la pelea, fue demasiado en soledad. Estos errores tuvieron su costo.

 

El frente interno: la pelea por el carácter

 

En este marco también hubo una serie de peleas internas que debilitaron el frente. El primero fue sobre la intervención en las elecciones de la CTA de Mayo pasado, que si bien no fue un debate que recorriera la base ni el activismo, sino que se quiso instalar “por arriba”, luego tuvo su repercusión en la discusión de continuidad del FURA, de qué tipo de frente había que hacer.

Porque el frente que impulsó la lista Rosa, Ámbar, Naranja y Tribuna Docente-PO con el michelismo puro y duro (que dirige la CTA opositora a los K, pero que se para desde la oposición patronal y que también aisló las luchas en curso como hizo CTERA) se lo quiso presentar como la continuidad del FURA. Esto fue una farsa.

El FURA nace como un frente antiburocrático de muchas agrupaciones. Si es verdad que entre ellas aparecen sectores ligados al michelismo como el MST o el PCR, la realidad es que están diluidas en una gran cantidad de agrupaciones entre clasistas como nuestra Lista Gris, o agrupaciones independientes de corte “autonomista” como la Naranja de Huth. Y el FURA es expresión de un fuerte activismo que nutre la vida de ATEN. Nada que ver las elecciones de la CTA y la lista 2 para la CTA, ajenas a todo activismo. Por eso nuestra agrupación impulsó la Lista 5 Carlos Fuentealba como la única alternativa de independencia de clase para los trabajadores.

En el clima de bloques internos llegamos a la previa a las elecciones de ATEN. Allí rápidamente se descubrió el bloque Azul-Ámbar-Rosa, que por la urticaria hacia la izquierda clasista hicieron todo lo posible para provocar una ruptura. Esto porque el FURA fue un espacio que le sirvió a la izquierda, pero no a las corrientes sindicalistas que no avanzaron ni en influencia ni en construcción. Por eso tomaron la decisión de irse de las reuniones para llevar al límite la resistencia del frente, amenazando con dinamitarlo. Y esto con el respaldo de saber que los compañeros de Tribuna Docente seguían defendiendo sus posiciones aun cuando ellos no estuvieron presentes en varias de las reuniones. De ahí que la candidatura de Rivarola (lista Azul) a Secretario General fuera el costo de la continuidad de la experiencia del FURA, que debería dirimir los cabos sueltos en una fuerte lucha de tendencias en el seno de las asambleas del gremio. Aun así, este armado perdió perfil activista con esta candidatura y eso también tuvo su costo, por no hablar de la tardanza en empezar la campaña en las escuelas.

La izquierda clasista tiene una fuerte influencia en el activismo, pero ninguna puede arrogarse la hegemonía sobre el resto. Esta experiencia debe servir para replantear las políticas oportunistas como las de la Fucsia-IS y Tribuna Docente-PO, ya que construir una herramienta de lucha tiene que partir de acuerdos políticos que podemos construir desde el clasismo antes de querer saltar a acuerdos que sean luego un palo en la rueda para la lucha.

 

El regreso de Guagliardo y Sandra Rodríguez con las banderas de la burocracia sindical K

 

No son pocos los desafíos para los trabajadores de la educación. Estamos a las puertas del pico de la pelea contra la Ley Orgánica de Educación Provincial del MPN y los K, que intentarán aprobar a fines de diciembre para obstaculizar la movilización. Pero también estamos a pocos días de las elecciones internas del MPN donde Sobisch tiene posibilidades de salir electo como candidato a gobernador para las elecciones del año que viene. De ser así vamos a una batalla durísima con el asesino Sobisch de posible gobernador y la burocracia K dirigiendo el gremio.

En todo caso, se reafirma que la impunidad de Sobisch cuenta con el encubrimiento del gobierno de Cristina y la justicia patronal, que son los que permitieron la militarización de las fábricas como Gestamp cuando los trabajadores salen a luchar, para que la crisis la paguen los trabajadores. Por eso es una burla vil que la burocracia sindical kirchnerista intente lavarse la cara con la figura de Fuentealba, un luchador antiburocrático y socialista. Sólo la más amplia movilización puede imponer el juicio y castigo para meter preso al asesino de nuestro compañero de militancia, Carlos Fuentealba.

Más de la mitad de los votos son opositores a Guagliardo y hay 10 seccionales opositoras de 22. Hay que redoblar los esfuerzos para reagrupar al activismo y la base del gremio que se apoyó en el FURA durante estos dos años y enfrentar el ajuste del MPN y los K.

Desde la Lista Gris Carlos Fuentealba venimos avanzando en la construcción de esta alternativa clasista y antiburocrática y te invitamos a dar juntos la pelea para que ATEN sea de los trabajadores y no del gobierno.

 

Lista Gris Carlos Fuentealba en ATEN

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