Hola, primero quiero agradecerles este espacio y el acompañarme.

Hace poco más de un mes estuve en la Casa de la Provincia, pasaba así de casualidad, cuando encuentro a las chicas de Las Rojas que estaba luchando por el caso de Mariana de Olavarria. Yo me cruzo, me pongo a escuchar lo que estaban diciendo, entonces agarro a la primera que encuentro, que fue Manuela, y le cuento la situación que estaba pasando. Estaba cerca del juicio al papa de mi hermana, que era mi abusador, un policía de la bonaerense. Enseguida Manu me pide mi teléfono y contactamos.

Llega el día del juicio y todo el tiempo estuvieron Las Rojas ahí presentes, bancándose la lluvia. Los jueces deciden absolverlo, de la bronca por la impunidad cortamos la calle, mi mama se cae al piso y yo me desvanecí también. La impotencia de cómo se manejan los jueces que protegen a los mismos violadores, a la misma policía corrupta hija de puta, porque no hay otra palabra. Esos mismos jueces que deciden absolverlo se ríen en mi cara de la lucha que veníamos sosteniendo con mi mama a los pasos de la ley y deciden absolverlo. Desde ahí, que elegimos levantar la voz, Las Rojas siempre estuvieron apoyándome, desde un primer momento, desde un abrazo para contenerme se comprometieron con mi causa como con las otras causas.

Aparecieron un montón de chicas que me contactaron para decirme están en la misma situación o peor porque nunca lo pudieron decir. Entonces, decís necesito plantarme porque por mas que unos jueces corruptos decidan como tiene que terminar esto creo que la ultima palabra la tenemos todos nosotros en la calle porque es ahí donde conocí a las rojas defendiendo los derechos de las mujeres. Por eso no me canso de decir basta de impunidad, basta de abuso policial, que dejen de abusar de esa placa y del arma que tienen, no tienen ningún poder. Nosotros tenemos el poder de gritar y de hacernos escuchar que es mucho mas valioso y muchos más importante.

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