Reproducimos el comunicado de la Regional Córdoba de nuestro partido previo a la marcha contra el nuevo Código de Convivencia del Gobernador De la Sota. Finalmente, con acuerdo de la mayoría de los bloques, el tratamiento se pospuso para principios del próximo año.
Luego de más de veinte años de su aprobación, el Gobierno provincial de De la Sota se dispone a cambiar la ley n° 8431 de 1994, el famoso Código de Faltas, por un nuevo “Código de convivencia ciudadana”. A grandes rasgos, este Código fue durante dos décadas la “hoja de ruta” del control policial sobre los sectores populares. Por ejemplo, uno de sus puntos más escandalosos y cuestionados es la figura del “merodeo”. Literalmente está legislado de la siguiente forma: se puede castigar con arresto a todo aquel que camine en “actitud sospechosa, sin una razón atendible” ¡Para los trabajadores y el pueblo pobre de los barrios dar un paseo es un crimen digno de castigo! La arbitrariedad policial en Córdoba es cosa de todos los días y el Código de Faltas es su cobertura legal, las 200 detenciones arbitrarias diarias y los incontables casos de gatillo fácil están ahí para atestiguarlo.
Sin embargo, para De la Sota y su PJ cordobés (Unión por Córdoba) no ha resultado fácil sostener éste escándalo. Su política represiva ha pasado por varias crisis en los últimos años. El caso más paradigmático, el más fuerte y progresivo ha sido “La Marcha de la Gorra” que se realiza todos los 20 de Noviembre desde hace 8 años. A través de ella se han expresado miles de jóvenes durante años para rechazar al abuso policial al punto en que prácticamente se ha “institucionalizado” en el activismo cordobés, alcanzando un peso sólo comparable con las marchas del 24 de marzo, aniversario del golpe genocida. Los participantes en ellas se cuentan por decenas de miles. Éste es el verdadero origen de la “reforma” que Unión por Córdoba ha llevado a la Legislatura y pretende aprobar el próximo 17 de diciembre. Se trata de un mecanismo clásico de los Gobiernos capitalistas: ceder algo para mantener lo fundamental. Y son la Marcha de la Gorra y la lucha de decenas de miles las que obligaron a De la Sota a “ceder”.
A pesar de todo, De la Sota no es un gobernador con la flexibilidad de otros representantes de la clase capitalista. Nadie, absolutamente nadie con una cabeza sobre los hombros, se cree que algo esté cambiando. Si se lee el texto de la nueva ley, las concesiones no llegan más allá de su título de “convivencia”. De hecho, el nuevo Código de Convivencia es peor que el masivamente repudiado Código de Faltas. Ninguna de sus figuras más cuestionadas, empezando por el “merodeo”, es cambiada y se le suma ahora (entre otras cosas) la aún más cuestionable figura del “desacato a la autoridad”.
Los bloques de la oposición mayoritariamente se han sumado a la pantomima de “reforma”. Los radicales y el juecismo (los nuevos amigos del PRO y “alternativa amplia al bipartidismo” según el MST hasta hace pocos meses) proponen maquillar un poco más el nuevo código para hacerlo más tragable y así convertir sus votos en la Legislatura en el amargo trago que haga pasar esta ley por la garganta de su base electoral. Los K toman una ubicación seguramente igual a la que tendrán nacionalmente si son desplazados a la oposición en octubre próximo. Ya adelantaron que votarán en contra y hasta algunas organizaciones estarían llamando a movilizarse. La política real del Gobierno nacional no es muy diferente a la delasotista (sólo hay que recordar a Luciano Arruga y la Bonaerense, el nuevo Código Penal y la Ley Antiterrorista) pero si es contra De la Sota… “¡Oh, qué horror! ¡Cuánta represión!” Aun así, es correcto apoyarse en esto para impulsar la movilización. Si el kirchnerismo aporta, aunque sea por puro oportunismo, a la movilización contra la represión ¡Bienvenido sea! Los invitaremos luego a repudiar las represiones en Gestamp y Lear, por ejemplo. Mientras tanto, las organizaciones obreras y populares independientes fortalecemos la lucha antirrepresiva a su costa.
Como demuestra ésta infame reforma y la experiencia de la Marcha de la Gorra, la clave de ésta pelea, por la derogación del Código de Faltas y no por algún maquillaje mal hecho, está en la masividad en las calles. Pero lo más importante es que ésta lucha puede convertirse en un eslabón de la pelea contra el fortalecimiento de la política represiva en todo el país, política encabezada por Cristina Fernández de Kirchner. El Gobierno nacional, con la complicidad abierta de toda la “opo” patronal y las burocracias sindicales de todos los colores, quiere imponer su ajuste. Para garantizarlo es que impulsó la nueva ley antipiquetes.
Por todo esto… ¡Todos a las calles este 17 de diciembre!
13.30 hs. en Colón y Gral. Paz
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