IV Conferencia Nacional del Nuevo MAS lanza las precandidaturas presidencial y vicepresidencial de Héctor “Chino” Heberling y Jorge Ayala
La izquierda se encuentra frente al comienzo de un año con intensa actividad electoral. El kirchnerismo vive su fin de ciclo en medio de una crisis política e institucional que por momentos amenaza llevar la polarización entre los de arriba a niveles similares a los del conflicto con el campo en el 2008.
Entre las clases medias altas el motivo principal de su rechazo al gobierno pasa por las demandas “institucionales”: el caso Nisman, la corrupción, la seguridad, etcétera. Sin embargo, entre los trabajadores y demás sectores populares la preocupación principal está vinculada con el deterioro en las condiciones de vida: el salario, el empleo, la opresión de género, la persecución a los luchadores, etcétera.
La traducción electoral de esta crisis política, y del deterioro económico y social en general, todavía no está clara. El paso al primer puesto en las encuestas por parte de Macri configura una novedad a la que no escapa el impacto entre amplios sectores de la crisis en torno a la muerte de Nisman.
Pero ya desde antes de su muerte, Scioli, Macri y más atrás Massa comenzaban a aparecer como los tres presidenciables llamados a monopolizar la elección; esto muestra un escenario electoral de alguna manera corrido hacia el centro del arco político, alejándose hasta cierto punto del “progresismo” dominante en la última década.
Que el ciclo que se vive en el país desde finales del 2001 se cierre, está todavía por verse. Esto se resolverá no sólo en las elecciones, sino principalmente en las luchas directas entre las clases, antes o después de las elecciones mismas (aunque las propias elecciones serán un factor de esta resolución).
Como subproducto de fenómenos locales e internacionales, la izquierda revolucionaria ha conquistado en nuestro país una ubicación excepcional, habiendo alcanzado más de un millón de votos y obteniendo representación parlamentaria.
La fuente político-electoral de estos resultados proviene del voto histórico de la izquierda, del giro a la izquierda de un sector de los votantes kirchneristas y también del desfondamiento de la centroizquierda, que nacionalmente y en varias provincias se muestra a la defensiva o sin representación (de ahí las altas elecciones que se pueden observar en Mendoza, Salta y en otros casos en el interior del país).
Cómo se expresaran estas tendencias en la ronda electoral que se avecina es difícil anticiparlo. Por ejemplo: en qué medida la actual polarización político-electoral se expresará en las PASO limitando las votaciones por fuera de las representaciones burguesas más competitivas.
En el año 2013, el FIT obtuvo algo más de un millón de votos y nuestro partido alcanzó la nada despreciable cifra de 115.000 votos. Lamentablemente, por el piso proscriptivo impuesto por la ley electoral K, no pudimos pasar las PASO. Por su parte, el FIT logró en octubre una importante representación beneficiándose también de nuestros votos.
A esta circunstancia se vienen a agregar las votaciones que se están viviendo en países como Grecia, donde la izquierda reformista se alzó con una votación histórica un mes atrás.
Se trata de un país sumido en una dramática crisis económica producto del ajuste económico brutal (“austericidio”) dictado por las autoridades de la Unión Europea, circunstancia que no es hoy la de la Argentina (a pesar del deterioro económico, la devaluación y el ajuste K), aunque será un importante eje de la campaña electoral alertar acerca del ajuste que se viene cualquiera sea el candidato patronal que gane.
El análisis que venimos haciendo permite adelantar que la izquierda clasista puede llegar a repetir este año la votación de dos años atrás; incluso aumentarla. La reciente elección en Mendoza podría estar adelantando un escenario de este tipo (aunque no se deben perder de vista los factores específicos en obra en dicha provincia).
La situación de la lucha de clases no es de un alza general. Se viene de dos duras derrotas de la nueva generación obrera como las de Gestamp y Lear. Pero esto no invalida que seguramente una parte importantísima del activismo obrero se expresará electoralmente hacia la izquierda.
Para un salto cualitativo de las fuerzas revolucionarias haría falta un ascenso en regla; lo mismo que para un salto cualitativo en la inserción orgánica de la izquierda revolucionaria.
De todas maneras, el escenario de una importante elección de la izquierda en el 2015 está en todas las previsiones. Elección que podría consolidar al sector que se desliza hacia una crítica por la izquierda de la experiencia kirchnerista.
Nuestro partido ha señalado que es necesario un debate sobre el contenido de la campaña electoral en el llamamiento que realizamos meses atrás al FIT y a Zamora.
Es necesario levantar una serie de reivindicaciones y consignas sentidas que configuren una suerte de “plan de acción” de los trabajadores y la izquierda frente al fin de ciclo K y al nuevo gobierno patronal que se avecina. Que coloque en el centro de las tareas la denuncia y el llamado a prepararse para enfrentar el ajuste que viene, así como levantar reivindicaciones sentidas por amplios sectores.
En este sentido y más allá de su enfoque general electoralista, le criticamos al FIT su falta de una propuesta global. La misma debe pasar por alguna formulación que sostenga que frente a la crisis del progresismo K y la oposición patronal, hay que trabajar por una alternativa socialista (un gobierno de los trabajadores y el pueblo).
El FIT se ha negado a cualquier conversación seria con nuestro partido. Han institucionalizado una “cooperativa electoral”, uno de cuyos rasgos centrales es no haberse transformado en un canal de organización por fuera de la militancia de cada uno de sus integrantes.
La IV Conferencia Nacional de nuestro partido plantea que sería un grave error que nuestras listas se encontraran en una posición competitiva en las próximas elecciones.
Tenemos profundas diferencias con el FIT. Son una cooperativa electoral con fuertes rasgos oportunistas que no se pone de acuerdo en ninguna cosa por fuera de hacer festejos conjuntos cuando obtienen algún voto. Durante los paros generales del año pasado, frente al ajuste y la devaluación, y ahora mismo frente a la crisis Nisman, no han sido capaces de emitir una sola declaración común.
No tenemos confianza en que el FIT cambie su postura. Sin embargo, mantenemos este llamado porque más allá de las diferencias políticas, presentar una alternativa unificada de independencia de clase es una necesidad para el conjunto de la vanguardia y crecientes sectores de masas que están buscando una alternativa política a la izquierda del kirchnerismo.
Nuestro partido sale de esta conferencia nacional a dar una batalla nacional por una alternativa socialista consecuente; vamos a recorrer la Argentina por una alternativa obrera y socialista, ofreciendo una alternativa por la izquierda al fin de ciclo del kirchnerismo.
Nuestro partido llama a todos aquellos compañeros y compañeras, colectivos, organizaciones, partidos, movimientos sociales, personalidades, integrantes de la nueva generación obrera, estudiantes, organismos de derechos humanos y agrupaciones del movimiento de mujeres, a que sobre la base de la independencia de clase llevemos adelante una campaña obrera y socialista en común sobre la base de las listas de nuestro partido.
¡Vamos por una campaña electoral que ofrezca una alternativa por la izquierda y desde los trabajadores al gobierno K y las demás variantes patronales!
¡Vamos a una lucha a brazo partido contra las leyes electorales antidemocráticas del régimen y por quebrar el piso proscriptivo del 1,5%!
¡Vamos por la eliminación del impuesto a las ganancias, el trabajo en negro, el pase a planta permanente de todos los contratados, tercerizados o precarizados, por aumentos reales del salario y contra los despidos, el no pago de la deuda externa, el derecho al aborto, contra la violencia hacia las mujeres, contra Chevron y por la reestatización al 100% de YPF bajo control de los trabajadores, por la defensa de la educación pública y la salud pública, por una comisión investigadora independiente del atentado de la AMIA, la disolución efectiva de todos los servicios de inteligencia, por una Asamblea Constituyente Soberana, contra la burocracia sindical en todas sus expresiones, por la defensa de las experiencias obreras independientes, una nueva dirección para el movimiento obrero y por una alternativa socialista para que gobiernen los trabajadores!
¡Invitamos a sumarse a nuestras listas a todos aquellos que coincidan con estas banderas para hacer una enorme campaña obrera y socialista!