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El femicidio de Daiana García conmivió a cientos y cientos de personas que, con o sin banderas, agrupadas o de forma individual, respondimos al llamado de la familia de Daiana y nos congregamos en el Obelisco para exigir justicia por la joven y por cada una de las mujeres víctimas de la violencia machista. Esa reacción popular da cuenta del hartazgo que la población siente al ver la terrible impunidad en la que quedan tantos casos similares, porque los jueces y fiscales fallan en favor de los violadores y los femicidas y porque el Gobierno Nacional sigue sin mover un dedo, sin tener una sola política pública, para combatir la violencia con un mínimo de seriedad. También da cuenta de la victoria que es tener un movimiento de mujeres activo que acude ante cada caso; y de una victoria aún mayor: que muchas mujeres que fueron víctimas de violencia hoy sean mujeres luchadoras, parte activa y central de ese movimiento, como lo es Iara Carmona, quien sigue en la lucha por meter preso a su violador y está presente en cada pelea.

Desde Las Rojas defendemos firmemente la necesidad de organizarnos y acompañamos a cada una de esas mujeres que deciden salir de la victimización, plantarse y luchar. Estamos con cada una de ellas, presentes en cada caso y creemos que para conseguir nuestros derechos hay que estar movilizadas y en la calle junto a los trabajadores y todos nuestros aliados. Pero para que la lucha sea verdaderamente una salida, hay que tener un programa claro.

 

La violencia como garante de la opresión

 

Para dar una verdadera respuesta a la violencia hacia las mujeres, primero hay que ver de dónde surge, hay que ver que es uno de los medios que tiene este sistema capitalista y patriarcal para decirle a las mujeres cuál es su lugar en esta sociedad por la vía pura y dura. Es la violencia doméstica la que ata a la mujer a la casa negándole el mundo del afuera, la vida social, el trabajo, la politización y la organización. Son la violencia y los femicidios los métodos por los cuales se les dice a las mujeres que van a ser propiedad de tal o cual hombre o si no, no van a ser nada. Es la violencia lo que garantiza que una joven no sea dueña de su cuerpo, sino que cualquiera puede hacer lo que quiera con él menos ella. Pero sobre todo, hay que entender que cada caso no es un caso aislado, que es una epidemia social y que los principales responsables son todas las instituciones de este Estado que defiende a este sistema. Al mismo tiempo, hay unas características coyunturales de la oleada de violencia en la Argentina que deben ser desarrolladas. Es que luego del Argentinazo del 2001, el gobierno K tuvo que aumentar el emplero para no irse como los siete presidentes anteriores. Sin embargo, el cómo se hizo ésto solo logró aumentar la desigualdad de género, pues se economizó por la vía de darle a la mujer un trabajo no remunerado: ser ama de casa y madre; se la condenó al encierro y a la falta de perspectivas propias, a la dependencia económica de un varón.

 

Un programa claro para erradicar la violencia

           

El gobierno está en contra de cualquier transformación de fondo de esta sociedad y como buen gobierno capitalista garantiza la violencia hacia las mujeres, a pesar de que se pinte la cara de progre. Es por eso que sus campañas para enfrentar la violencia se quedan más que cortas, más bien podría decirse que son campañas ajenas a la realidad cotidiana de las mujeres argentinas. El gobierno nos dice «sacale tarjeta roja al abusador» y recomienda ir a las Comisarías de la Mujer, pero en esas comisarías ya se cometieron al menos dos femicidios y se condenó a diversas mujeres por defenderse de violadores. El gobierno, a partir del femicidio de Daiana García, lanzó su campaña de «andá con una amiga a la entrevista de trabajo», dejando no solo una sino dos mujeres a merced de la violencia y tratando al tema como una cuestión de responsabilidad individual, donde parece que las jóvenes debemos convertirnos en una suerte de sorteadras de acosadores  y desarrollar neustra vida normal con el miedo a ser violadas.

 

Desde Las Rojas no creemos que la violencia sea algo «normal» por lo que tenemos que ser precavidas, estamos en contra de que las mujeres tengamos que vivir en el miedo, de temer por nuestra vida, nuestra integridad emocional y nuestro cuerpo. Tras doce años de kirchnerismo no hay máscara progre que valga, ya es hora de salir a la calle con un programa claro que dé respuesta material y política a la violencia que sufrimos en esta dékada perdida para las mujeres.

 

Plan Emancipar

 

La mayoría de las mujeres víctimas de violencia y abuso sexual lo son en el seno del hogar y la familia, por lo cual no pueden escapar, ya que no tienen a dónde ir y dependen económicamente de quien ejerce la violencia sobre ellas. Las Rojas insistimos en que el gobierno invierta el dinero público en un plan de refugios de emergencia y de vivienda para las mujeres víctimas de violencia doméstica y abuso sexual. Ésto debe ir de la mano de un plan de capacitación y educación, para que estas mujeres puedan conseguir un trabajo digno con el cual iniciar una nueva vida fuera de la violencia y la dependencia económica.

 

Trabajo digno y genuino             

 

La expulsión de las mujeres del mercado de trabajo, que es lo más barato para las patronales y el Estado, es lo más caro para las mujeres en materia de realización personal e independencia. Por eso desde Las Rojas exigimos que el gobierno obligue a las patronales a contratar mujeres con igual salario y condiciones que nuestros compañeros varones, sin dejar desempleado a ningún trabajador y con multas para aquellas empresas que no lo cumplan: que por pirmera vez el Gobierno tome una medida que sea verdaderamente en favor de las mujeres y los trabajadores, no en favor de las ganancias empresarias.

 

Socialización del trabajo doméstico

 

Para que las mujeres podamos formar parte activa del mercado laboral, es necesario que las tareas domésticas estén financiadas por nuestros empleadores  y llevadas a cabo de forma pública. Las Rojas exigimos guarderías, comedores, jardines y lavaderos públicos en todos los barrios y cerca de todos los parques industriales bajo control de sus trabajadores y trabajadoras.

 

Separación de la Iglesia y el Estado

 

La necesidad de que la Iglesia y el Estado se separen no es simplemente ideológica. La Iglesia Católica es enemiga de los derechos de las mujeres tanto en el discurso como en los hechos materiales. El Estado le pasa miles de millones de pesos anuales a la Iglesia, dinero que podría ser invertido en un plan de vivienda para las mujeres víctimas de violencia.

 

Destitución de Jueces y funcionarios que amparan la violencia

 

La violencia es constantemente amparada por funcionarios e instituciones que dejan libres violadores, golpeadores y femicidas ajusticiando así a las víctimas que quedan eternamente a merced de los mismos. Desde Las Rojas exigimos la inmediata destitución de los jueces, fiscales, policías y demás funcionarios que defienden a los violentos y revictimizan a las mujeres.

 

Cárcel efectiva a violadores y femicidas

 

En la Argentina Nacional y Popular, violadores y femicidas quedan en libertad mientras a las mujeres como Yanina González, Susana Díaz, Reina Maraz, María Ovando y Marina y Ailén Jara y tantas otras se las juzga culpables de la barbarie que sufren. Desde Las Rojas exigimos la cárcel efectiva a violadores, violentos, femicidas y proxenetas. Basta de impunidad. Libertad a todas las mujeres presas por abortar o por defenderse de un acosador.

 

Educación sexual laica, científica y feminista

 

La ley kirchnerista de educación sexual no es otra cosa que una mentira. No solo es pobre en su contenido y carece por completo de presupuesto, sino que es aplicable al libre alvedrío de gobernadores e intendentes y no consta de un protocolo nacional que la garantice. Desde Las Rojas exigimos una verdadera educación sexual laica, científica y feminista, que de cuenta de la situación que vivimos las mujeres en esta sociedad, que hable de la violencia, del derecho al aborto y todos los derechos de las mujeres desde el jardín de infantes hasta finalizar la educación media. Exigimos capacitación de todos los deocentes y directivos en esta materia y que se destituya a todos los gobernadores y funcionarios que no quieran garantizarla.

 

Por todo ésto y por todos nuestros derechos, Las Rojas invitamos a todas las mujeres a seguir construyendo un movimiento de mujeres independiente del gobierno y de lucha en las calles. Un movimeinto que en vez de seguir parado en el lugar de víctima tenga iniciativa y, como lo hizo la familia de Daiana, dé cuenta de que la violencia no es un problema individual, sino social, y convoque a salir a la calle. Un movimiento que pelee por éste programa codo a codo con los trabajadores y todos los explotados y oprimidos. La próxima parada es seguir acompañando a Iara Carmona en su lucha por meter preso al violador Cuello en los tribunales de Casación de La Plata, donde tenermos que ser miles para conseguir jsuticia efectiva.

 

Tofi Mazú

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