Compartir el post "Las primeras medidas que tomaríamos en el gobierno de la Ciudad"
La Ciudad de Buenos Aires es una de las más ricas de Latinoamérica. Según las estadísticas de Macri, cada habitante produce casi 40.000 dólares por año. Pero entonces, ¿dónde está esa fortuna que producen los trabajadores día a día? Casi la mitad de esa plata se la embolsan el 20% más rico de la población, quienes gozan de una Ciudad a su medida, mientras que el resto de la población esta acosada por los mil y un problemas diarios que genera esté modelo PRO.
Macri ha proyectado una ciudad excluyente y expulsiva a la medida de los privilegiados y los patrones: donde los trabajadores tienen salarios que no alcanzan a cubrir la canasta básica familiar, donde la precarización laboral y el trabajo en negro son la norma y la amenaza de despido; donde la salud y la educación pública se caen a pedazos mientras florecen, a la sombra de las necesidades de los porteños, los negociados de clínicas y colegios privados subsidiados por Macri. Una ciudad donde contar con un techo propio es una utopía inalcanzable, y hasta alquilar un simple departamento de dos ambientes se transformó en una gesta épica para cualquier joven o trabajador que vive de su sueldo.
Si a la juventud y los trabajadores la vida se les hace cuesta arriba, la realidad se hace más dura para las mujeres. La Buenos Aires de Macrí, al igual que la Argentina K, es una trampa muchas veces mortal para miles de mujeres. La violencia contra ellas se ha convertido en una espantosa cotidianidad donde la policía, los fiscales y jueces hacen la vista gorda y amparan a violentos y abusadores. Una Buenos Aires donde las “redes de trata de personas” tienen la zona liberada para secuestrar y explotar sexualmente a miles de mujeres en los cientos de prostíbulos que operan esparcidos por toda la ciudad. Una ciudad donde no solo no se les reconoce a las mujeres el elemental derecho a decidir sobre su propio cuerpo y se condena a cientas a morir por abortos clandestinos, sino que además (con la colaboración de la iglesia) se incumple los fallos de la Corte Suprema que obligan al Estado a cumplimentar con los abortos no punibles reconocidos en el código penal.
Por eso, frente a este modelo de Ciudad PRO de exclusión y expulsión que contó durante ocho años con el apoyo cómplice de los K, el Nuevo MAS y Las Rojas proponemos un Plan de Emergencia de aplicación inmediata para transformar esta Buenos Aires de privilegiados, en una Ciudad para los trabajadores, las mujeres y la juventud.
Según reconocen las estadísticas oficiales el salario promedio de un trabajador en la ciudad es de 5000 pesos, mientras que la canasta familiar básica ronda los 10.000. Estos datos son una confesión que muestran el carácter patronal del modelo de ciudad PRO: en la ciudad más rica de la Argentina, un trabajador con un salario promedio no puede mantener a su familia.
Por eso es que es imprescindible aplicar de manera urgente un aumento general de salarios al valor de una canasta básica familiar.
En la Ciudad hay miles de trabajadores tanto en el ámbito privado como en el Estado en situación de precariedad laboral con contratos temporales de 6 meses o directamente en negro. Esta realidad los mantiene expuestos a una incertidumbre perpetua, que los deja desamparados frente a la arbitrariedad patronal: imposibilitados a la hora de defender sus derechos y de pelear por un salario digno acorde a las necesidades de ellos y de sus familias. Esta situación, que afecta a miles, es particularmente dura para los jóvenes que se incorporan al mercado laboral. En este marco, el gobierno de la ciudad es el principal “negrero”. Dentro de las estructuras de la administración porteña manejada por el PRO, el trabajo precarizado es moneda corriente.
Es imposible para cualquier joven trabajador proyectar su vida y su futuro en medio de tal inestabilidad laboral y además con salarios tan bajos. Las listas del Nuevo MAS que encabeza Manuela Castañeira como Jefa de Gobierno y Martin González Bayón como primer diputado por la Ciudad, plantean la necesidad urgente de terminar con la precariedad laboral y el trabajo en negro en toda la Ciudad.
El PRO, como lo han demostrado las declaraciones del cómico Miguel del Sel en las cuales hace apología de la prostitución de las mujeres, ha desarrollado una acción de gobierno contra los derechos de las mujeres. Las oficinas de amparo de la mujer están vaciadas, la defensa de estas queda asumida exclusivamente por parte de la abnegada labor de las trabajadoras sociales, las agrupaciones de mujeres, como Las Rojas, y las propias víctimas del abuso. El gobierno de la Ciudad mira para otro lado y deja que la situación empeore día a día. A tono con el gobierno de Cristina Kirchner, Mauricio Macri ha acordado con la cúpula de la Iglesia desobedecer los fallos de la justicia que lo obligan a garantizar el derecho a practicarse un aborto en los hospitales a toda mujer que haya sufrido una violación. Esta situación somete a una segunda situación de violencia y un segundo abuso sobre su integridad física a cientos de mujeres.
Es necesario terminar con este atropello. Desde Las Rojas venimos luchando en las calles junto con las víctimas desde hace años para defender a las mujeres contra toda clase de abusos. Por eso es que impulsamos una política activa junto al movimiento de mujeres para terminar con la impunidad y perseguir a todos los violadores y abusadores, al mismo tiempo en que planteamos la inmediata aplicación del fallo de la Corte Suprema sobre abortos no punibles, y vamos a redoblar la batalla en la legislatura porteña y en el congreso nacional para que se sancione una ley que legalice el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo.
La especulación inmobiliaria y la crisis de viviendas es una de las características centrales del modelo elitista y de exclusión del gobierno de Mauricio Macri. El sueño de la casa propia es una fantasía inalcanzable, la cuota de un crédito hipotecario alcanza una suma igual a la de cinco alquileres. Y si comprar es imposible, alquilar tampoco es fácil: en la Ciudad de Buenos Aires se pagan en promedio los alquileres más caros del país. Un trabajador necesita gastar más del 50% de su salario para llegar a un alquiler. En esta situación se vive la paradoja de que hay más de 500.000 personas con problemas de vivienda mientras que existen 350.000 casas y departamentos vacíos.
Macri ha transformado a Buenos Aires en una ciudad de grandes propietarios en donde los trabajadores dejan la vida para poder tener un techo o se ven expulsados a vivir fuera de la ciudad y viajar largas horas todos los días a sus trabajos.
Es necesario tomar medidas de emergencia que defiendan el bolsillo y la calidad de vida de los trabajadores. Hay que crear un impuesto a las grandes propiedades que financie un plan de viviendas; como medida transitoria es necesario congelar todos los alquileres; impulsar un censo de viviendas ociosas y aplicar multas contra la especulación inmobiliaria.
Desde el Nuevo MAS planteamos la necesidad de declarar la emergencia sanitaria y educativa. El gobierno del PRO ha reducido paulatinamente la proporción del presupuesto de la Ciudad que se designa a las áreas de Salud y Educación. E inclusive las escasas partidas asignadas no se llegan a ejecutar reservándose esos fondos para otras áreas en desmedro del funcionamiento de las escuelas y hospitales.
Por eso no es casualidad ni ocioso que los estudiantes reclamen porque los techos se caen a pedazos, o que los médicos y enfermeros denuncien el colapso de los hospitales.
La ciudad de Buenos Aires bajo Macri tiene el escandaloso privilegio de tener un ingreso promedio por habitante comparable al de algunos países de Europa, y una educación y salud pública absolutamente abandonada.
Desde el Nuevo MAS planteamos que esto no puede continuar así, que la los trabajadores, las mujeres y la juventud se merecen vivir en una ciudad acuerdo a sus necesidades. Por eso los candidatos que integran nuestras listas impulsan un modelo de ciudad distinta. Súmate a nuestra campaña por una ciudad para los trabajadores las mujeres y la juventud