Compartir el post "El día que al progresismo se le soltó la cadena."
El día martes en horas del mediodía Cristina Kirchner emitía un nuevo discurso a través de la cadena nacional. Podríamos en estas líneas analizar la lógica que constantemente se utiliza en estas cadenas que más o menos consiste en un ida y vuelta entre “tirar” números rebuscados que siempre dan positivos mediante las matemáticas del INDEC y “disparar” contra los medios masivos contrarios al gobierno utilizando el argumento ad hominem (atacar al emisario no la idea) mientras se lanzan con bombos y platillos nuevas formas de endeudamiento para todos y todas. Podríamos decir que anunció la llegada al país de una nueva empresa cuando lo que llega es una marca que es parte de una empresa que hace más de 50 años que fabrica en el país (nos referimos a Renault y Nissan). O podríamos hablar de la mala pronunciación de la marca francesa, de la caradurez de decir que ella fue pobre o que es explotada (“Las más explotadas somos, seguimos siendo, las mujeres” Cristina dixit) o quizá de que según la Presidenta todos o casi todos los argentinos no compraron motos en enero y febrero porque estaban de vacaciones. Pero preferimos hablar de otra cosa. Preferimos hablar de las bases ideológicas del peronismo hechas carne. De cómo la Presidenta le habló a los empresarios mientras parecía hablarle al “pueblo”.
Más claro echale agua
Muy contenta Cristina contaba que una señora se paró frente a una vidriera y se preguntó: “¿me lo podré comprar?” (refiriéndose a un aire acondicionado). Para seguir diciendo: “seguro que los dueños de La Nación nunca tuvieron ese problema y se pudieron comprar todo lo que ellos querían, y está bueno, está bueno haber tenido la suerte. No está mal tener plata, a ver, que quede claro, no está mal tener plata. No está mal tener la suerte de haber nacido en un hogar con plata y haber tenido la dicha de poder tener todas las cosas lindas que tiene la vida para ofrecerte. Lo que está mal es que cuando vos ves que cuando otro que no lo tuvo lo logre, arriba te enojes.”[1]
Hasta aquí podríamos decir que se trata de una forma de ver las cosas un poco románticas pero con sentimientos igualitarios, claro que la frase que siguió inmediatamente fue: “Tendrías que estar agradecido que no te lo vinieron a sacar a vos. Que vos seguís teniendo lo mismo y otro también lo tiene. ¿Porque sabés qué? En muchos países, y en muchos tramos de la historia cuando los que tienen muchas cosas tienen demasiadas y hay cada vez más gente que tiene menos, esos que cada vez son más y tienen menos por ahí un día te quieren sacar las cosas que tenés vos.” Aquí podemos empezar a sospechar que las intenciones del peronismo respecto a la “justicia social” lejos están de ser igualitarias. Aquí se empieza a aclarar a quién le habla la Presidenta de la Nación. Al sector empresarial más liberal que duda de la necesidad de un Estado regulador como garante de las ganancias millonarias de los empresarios. Para aclararlo un poco más, dejemos que lo explique la propia Presidenta, quien continuaba diciendo: “Cuando vos tenés un Estado que equilibra, un Estado que da equidad, te da también seguridad a vos, a vos que tenés mucha plata para que a nadie se le ocurra que cuando se junten muchos piensen en sacarte algo porque vos tenés demasiado. Eso también te lo garantizamos nosotros. Dando equidad y justicia social. Es una pena que todavía no lo entiendas.” Sería difícil no entender luego de estas palabras para defender los intereses de qué sector social gobierna el kirchnerismo y el peronismo en general.
Nada nuevo bajo el sol
En ocasiones como esta es necesario recurrir a la historia y retroceder 71 años para recordar las palabras del entonces coronel Perón en la cámara empresaria. “Es necesario saber dar un treinta por ciento a tiempo [antes] que perder todo a posteriori”[2], les advertía Perón a los empresarios que lo miraban desconfiados. El peronismo como corriente burguesa que es, nace con el fin de dar respuesta al crecimiento de la organización de los obreros. Su lema de “justicia social” es la “justicia” basada en la explotación. En una “explotación medida”, algo así como la búsqueda de un robo en pequeña escala, como para que la víctima no se de cuenta. El mismo Perón nos aclara: “Hay una sola forma de resolver el problema de la agitación de las masas y ella es la verdadera justicia social, en la medida de todo aquello que sea posible a la riqueza de su país y su propia economía, ya que el bienestar de las clases dirigentes y de las clases obreras está siempre en razón directa de la economía nacional. Ir más allá es marchar hacia un cataclismo económico; quedarse muy acá es marchar hacia un cataclismo social.” Como se ve, la táctica consiste en amenazar a los empresarios con la posible revolución social que los dejaría sin nada, ofreciéndoles, en cambio, mantener su riqueza entregando solo una parte de la misma.
El engaño de la conciliación de clases
No es casualidad que el kirchnerismo haya logrado agrupar detrás de si, por un tiempo, al grueso de la patronal argentina justo después del Argentinazo, cuando la burguesía en conjunto quería que desapareciera el “que se vayan todos” y aceptara el juego del “progresismo”. Luego la propia lógica del sistema capitalista (que requiere un permanente aumento de las ganancias a costa del sudor de los trabajadores) imponiendo sus propios criterios. Así un sector de los empresarios, al ver que la cosa se tranquilizó, cambió de política y apretó el cinturón. Es que en épocas de abundancia la ilusión de la conciliación entre las clases logra mantenerse en pie, pero cuando las cosas se complican la falsedad de la conciliación de clases se hace clara a costa de los trabajadores.
Los revolucionarios no vendemos gato por liebre, decimos claramente que no existe justicia social sobre la explotación del hombre por el hombre. No aceptamos la falsa ilusión de que se nos “explote poquito”. Sabemos que el problema es este sistema capitalista explotador y opresivo y que la lucha de clases no se puede remplazar por aspirinas para calmar el dolor de muelas. El problema es el capitalismo y la única solución es avanzar hasta alcanzar el socialismo. Toda política o discurso basado en la conciliación de clases no hace más que confundir a la clase obrera e intentar alejarla de la laucha por sus intereses, que es terminar con la barbarie de la opresión y construir un mundo justo para todos. Ese es el camino que perseguimos en el Nuevo MAS.
Diego B
[1] CFK acto en el Museo del Bicentenario el 7 de abril de 2015.
[2] Perón en la Bolsa de Comercio el 25 de agosto de 1944.