Ring ajeno no porque los contendientes no tengan entre sus manos las decisiones más importantes que afectan las condiciones de vida y de trabajo de la población del país, sino porque en esta disputa no están en cuestión éstas, sino sus espacios de poder dentro del omnipresente Poder de los poderes del Estado burgués: el Poder Judicial.
En una pulseada que se prolonga en el tiempo y ya es un culebrón de alto impacto televisivo, el gobierno y los máximos jerarcas del Poder Judicial siguen en una batalla sin fin. Sin fin pero con principios bien claros: asegurarse el predominio político ante el futuro cambio de gobierno y la defensa del orden institucional a rajatabla, de la cual la Corte es su máximo garante.
Ante la renuncia del ministro Zaffaroni, el kirchnerismo quedó rengo en la constitución del máximo organismo. Arremetió para cubrir ese flanco con el postulante Roberto Carlés (coordinador del Anteproyecto de reforma al Código Procesal Penal) y con la designación de 10 conjueces afines, abogados que cumplen la función de suplantar a los miembros del máximo tribunal (en orden siguiente a los presidentes de las cámaras federales) si éstos no pueden cumplir sus funciones por ausencia o enfermedad. Estas designaciones le fueron rechazadas de un plumazo. La Corte le contestó con un rotundo: “Lorenzetti 2016” (1), reafirmando la presidencia de la misma… más allá del resultado electoral.
El gobierno contraatacó cuestionando al juez Fayt por su avanzada edad. Edad que era tan importante cuando tenía 95 que ahora que lleva 97 bajo sus espaldas. Pero como argumento biológico natural le sirvió para iniciar una campaña para presionar por su renuncia, hasta llegar a llevar el caso a la Comisión de Juicio Político del Congreso. Pero al cuestionar al juez se ataca a todo el sistema judicial, entonces la oposición, la corporación judicial, los referentes de los Colegios de Abogados que la amparan y los cipayos dirigentes de la Unión del Personal Judicial de la Nación cerraron filas y van a realizar un acto en su apoyo.
¡Farsa tras farsa! Los retrógradas y archirreaccionarios gorilas nos quieren hacer creer que pelean por una justicia “independiente” cuando tienen las manos (y los pelos) manchados de sangre por ser cómplices de la dictadura y de cuanto proyecto represivo haya circulado por sus despachos. Cuando se “designan” entre ellos y si algo no les cuadra, dictan una acordada (resolución) para revocar lo que estaba estipulado previamente.
Y los K nos quieren meter el “sapo” de que luchan por una renovación, una justicia “legítima”, más democrática, nacional y popular, cuando no proponen ni una tibia reforma en el antidemocrático sistema judicial. Si fuera así, ¿por qué no levantan como primer punto de su embestida contra la Corte, la libertad de todos los luchadores detenidos, el fin de todas las causas contra los perseguidos del campo obrero y popular, el procesamiento inmediato de todos los femicidas? No tienen este programa porque se preparan para tener mayoría en la futura Corte para que ésta siga cumpliendo su función como organismo del Estado burgués: la preservación de su estabilidad y la entrega al Infierno de todos los que luchan o se oponen a él.
La muerte del fiscal Nisman puso al descubierto la podredumbre de estas instituciones de los ricos, la pelea por los cargos en la Corte pone blanco sobre negro hasta dónde llegan los propósitos de las fuerzas políticas patronales (K y antiK) para “democratizar” la Justicia y ponerla al servicio de nuestros intereses. La única justicia “independiente” es la de los trabajadores, las mujeres y la juventud en su lucha cotidiana contra los atropellos y las calamidades de la sociedad capitalista.