Por Antonio Soler, Práxis-Socialismo ou Barbárie, 02/06/2015
Pese a la combatividad de muchos sectores, su falta de masividad no ha frenado la ofensiva patronal
São Paulo.- El Día Nacional de Paralización y Manifestaciones, el 29 de mayo (29M), organizado por la mayor parte de las centrales sindicales, paralizó importantes fábricas, realizó manifestaciones y reunió a varios miles de trabajadores en todo el país. Pero no llegó a movilizar hasta el grado de dar un duro golpe capaz de frenar la ofensiva neoliberal de Dilma.
El Día Nacional de Paralización en el país
En la mayoría de las ciudades las manifestaciones no fueron más que de cientos de trabajadores. Algunas excepciones fueron la demostración de los profesores en huelga de São Paulo, la marcha de metalúrgicos de São Bernardo do Campo y las manifestaciones en Curitiba y Fortaleza.
Los movimientos sociales de la ciudad de São Paulo, en actos y movilizaciones fragmentadas, reunieron unos pocos cientos de personas en la Universidad de SP, en la avenida de las Naciones Unidas, en la Marginal Pinheiros y otros puntos.
En el ABC paulista, la manifestación más significativa fue la mencionada de São Bernardo, ciudad de la periferia de São Paulo. Allí los trabajadores de VW, Mercedes y Ford pararon 24 horas y realizaron una gran marcha por el centro de la ciudad. En el Vale do Paraíba, también en el Estado de São Paulo, hubo huelga de los metalúrgicos pero sin movilización. En el litoral, hubo bloqueos en los accesos de Cubatão y Santos, uno de los principales puertos de América Latina.
En el resto del país, las mayores manifestaciones fueron en los estados de Paraná (PR) y Ceará (CE). Miles de manifestantes se reunieron en Curitiba (PR) catalizadas por la fuerte huelga de los profesores. Desfilaron también millares en Fortaleza (CE), principalmente ferroviarios y obreros de la construcción.
En los otros estados hubo huelgas en el de transporte, que generaron cierto “clima” de paro general. Pero esto no logró reunir más que unos pocos centenares de manifestantes en cada lugar.
¿Por qué al 29M no se unieron las masas?
A pesar de la extensión territorial del 29M, sólo pocas manifestaciones sobrepasaron los mil activistas. En lugares como São Paulo, la fragmentación no se reveló una táctica adecuada. La evidente reducción del número de manifestantes hizo perder impacto a las acciones dispersas. Y también, en algunos casos, facilitó la represión policial.
El “vaciamiento” del 29M se explica principalmente por las maniobras de las burocracias sindicales y también por la incapacidad que aún tienen las organizaciones clasistas de movilizar sectores de masas. Eso es lo esencial y no una falta de disposición de los trabajadores para luchar contra los ajustes neoliberales de Dilma y los ataques patronales, ni tampoco que el movimiento obrero esté derrotado.
¿Qué hizo que este Día Nacional de Paralización no fuese superior a las manifestaciones del 15 de abril y no potenciase la perspectiva inmediata de una huelga general?
Después que las movilizaciones de 15 de abril abriesen la posibilidad real de un ciclo ascendente de luchas, la burocracia trató de “congelar” ese momento. ¡Demoró un mes y medio en llamar a enfrentar las “Medidas Provisorias”[1] antiobreras del gobierno!
La colaboración de los burócratas con el gobierno es tan descarada que, durante la reciente votación de las “Medidas Provisorias” en el Senado el mes pasado, no hubo ninguna manifestación de las centrales burocráticas contra su aprobación… ni tampoco, lamentablemente, de las centrales de oposición de izquierda…
Ese compás de tiempo, le dio tranquilidad al gobierno para aprobar esas “Medidas Provisorias” en las cámaras, sellando así la cuestión… y debilitando al 29M, al presentarse ya como “hecho consumado”. Esto también dio tiempo a Dilma para imponer el recorte de presupuesto de 70.000 millones, que se hará a costa de los gastos en salud y educación.
La burocracia de la CUT siempre hace estas maniobras. Convocó al 29M para después de los ataques de Dilma, aisló las luchas en curso y pospuso las movilizaciones contra el gobierno, para que se imponga el hecho consumado. Al mismo tiempo, por lo bajo, siembra ilusiones en que una vez pasada la “necesidad de ajuste”, el gobierno del PT volverá a su “curso progresista”.
Así han mantenido el movimiento bajo control, ayudando al gobierno a hacer pasar lo fundamental del ajuste, haciendo confiar además en el veto de Dilma a otras medidas reaccionarias añadidas por su cuenta por el Congreso.
La izquierda necesita unificar la lucha por abajo
La izquierda tuvo presencia en las manifestaciones en todo el país, protagonizó cortes de carreteras, marchas, actos y resistencia a la represión.
Sin embargo, con raras excepciones, las manifestaciones fueron fragmentadas y no lograron movilizar contingentes masivos de trabajadores y jóvenes. Como señalamos, las maniobras de la burocracia fueron la principal razón de que el 29M no tuviese el alcance de masas necesarios para detener el rodillo compresor del ajuste neoliberal de Dilma al que se suman los ataques reaccionarios por iniciativa propia del Congreso.
Sin embargo, la izquierda y principalmente Conlutas y la Intersindical podrían haberlo hecho más y mejor. Con la unidad, durante la votación en las cámaras, se podría haber generado un escándalo nacional, con una gran agitación en Brasilia, en las galerías del Senado, etc.
Lamentablemente, quien estuvo en el centro del escenario político durante la votación fue la burocracia pro-patronal de Força Sindical. Haber organizado la resistencia y protestas antes de esa votación de las “Medidas Provisorias”, hubiese dado a la izquierda más credenciales para organizar el 29M y presentarse como alternativa a la dirección de la CUT.
Además, las centrales independientes no movilizaron todos los sectores que dirigen. El Metro de São Paulo, dirigido por Conlutas y la Intersindical, cedió a las amenazas del TRT (Tribunal Regional do Trabalho) si paraban en horarios pico. Entendemos que era una situación difícil. Pero si hubieran parado en otros horarios evitando sanciones, podría haber tenido repercusiones nacionales.
Un problema similar fue el de los metalúrgicos de São José dos Campos, dirigidos por Conlutas. Adhirieron al movimiento pero pasivamente, sin hacer ninguna manifestación en la ciudad.
Además de esos problemas, la táctica empleada por Conlutas y la Intersindical en Sao Paulo, de fragmentar la protesta en varias acciones, se demostró incorrecta, como ya señalamos.
Eso no fue casual. Se debe a su posición de no apostar a la unidad en un solo frente de lucha sindical. Conlutas y la Intersindical se niegan sistemáticamente, hasta en las situaciones más dramáticas, a organizar la lucha en forma unida y por la base.
Cuando disputan en elecciones sindicales, hacen plenarios para todo. Pero, a la hora de organizar en forma unitaria una lucha efectiva contra los ataques brutales a la clase trabajadora, cada mini-aparato actúa de forma aislada y sin convocar a los activistas de base.
Al no convocar a los activistas ni consultar a los activistas, la organización de manifestaciones pasa por encima de las necesidades reales del movimiento, haciendo que las tácticas no estén de acuerdo con la realidad. Inevitablemente, dan líneas que no sirven para multiplicar el número de participantes.
Esto explica por qué en São Paulo el 29M se fragmentó en pequeños actos que no superaron unos cientos de manifestantes.
[1].- Las brutales “Medidas Provisorias de Ajuste Fiscal” (MPs 664 e 665) auspiciadas por Dilma retiran derechos consagrados de los trabajadores, como seguro de desempleo, auxilio por enfermedad, pensión por muerte, etc.
Por todo esto, es necesario discutir en el Congreso Nacional de Conlutas –a realizarse del 4 al 7 de junio– que esa concepción superestructural de la lucha de los trabajadores, y de división en mini-aparatos debe ser superada. Es imprescindible para enfrentar los ataques en curso.
En primer lugar, no podemos bajar la guardia en relación a las “Medidas Provisorias”. ¡Hay que seguir exigiendo su revocación!
Asimismo, el Congreso de Conlutas debe proponer una verdadera jornada nacional de lucha para unificar las huelgas de profesores que están en curso, y en repudio a la contrarreforma política que está siendo votada en el Congreso y a la reducción de la mayoría de edad penal.
Además, hay que organizar la lucha contra los despidos en masa, en preparación en los principales centros industriales.
No podemos desconocer que el gobierno y la patronal, con el apoyo de la burocracia sindical de la CUT, en las últimas semanas han avanzado significativamente en su ofensiva contra la clase obrera.
Pero a pesar de esa ofensiva global, no hay una situación de derrota aplastante de las luchas de la clase obrera y la juventud. Por el contrario, en todas partes hay experiencias victoriosas (como la reciente huelga de Volvo) y también duras peleas en el sector público que podemos ganar y, al mismo tiempo, elevar la conciencia, como parece ser la huelga de profesores del estado de Paraná.
Nuevas olas de enfrentamiento están siendo preparados por la realidad social y política, y pueden ser más intensas que las que vimos hasta ahora.
Si Conlutas y la Intersindical –dirigidas por el PSTU y el PSOL, respectivamente–, quieren contribuir a este proceso construyendo una alternativa a la burocracia sindical afín al gobierno, deberán dejar atrás la inercia superestructural y aparatista adquirida en las últimas décadas de estabilidad política.(A.S.)