Ojo con los números engañosos
Hemos tratado hace poco la cuestión de las negociaciones paritarias y el intento del gobierno de ponerles un techo del orden del 27-28%. Señalamos también que con la fuerza de la movilización, varios gremios lograron romper esa pauta restrictiva y de ajuste, como fue el caso, sobre todo, de aceiteros y bancarios (pero también docentes de varias provincias).
El puntapié inicial lo había dado, cuándo no, la burocracia adicta al gobierno (facción para la que militaba, recordémoslo, Hugo Moyano hasta 2012, es decir, 9 de los 12 años del kirchnerismo). Así, gremios muy importantes y con muchos afiliados como Comercio, UOM, UOCRA y UPCN, además de porteros y otros menores, se habían avenido al techo salarial.
Con la sola excepción de los trabajadores del subte, con los cuales el gobierno porteño acordó una suba del 32% (evidentemente, Macri no quería conflictos en medio de la campaña electoral, factor que aprovechó muy bien la dirigencia sindical de la AGTSyP), la particularidad es que todos los otros gremios que consiguieron aumentos por encima del techo oficial aceptaron “disfrazarlo”, apenas, en el Ministerio de Trabajo. El acuerdo firmado era, “oficialmente”, por cifras como el 27,8% (bancarios y aceiteros), pero con los adicionales, premios y otras sumas, incluso remunerativas, el total llegaba al 33 o al 36%.
Algo un poco ridículo, una especie de arreglo político para que el Ministerio pueda decir (¿ante quién?) que la paritaria “formal” no supera el techo, pero en los hechos, y en el bolsillo, la realidad era que sí. Fue por esto que algunos medios, irónicamente, empezaron a hablar de “paritarias blue”, esto es, de un porcentaje “oficial” y del real acordado con las patronales.
Hace poco, cerraron la paritaria cerca del “número K” los sindicatos de portuarios, marítimos, textiles, perfumistas, gráficos y empleados de la construcción, con lo que el 60% de los trabajadores en blanco, algo más de cuatro millones de personas, tienen acuerdo salarial.
Más en línea con los gremios que lucharon (o tienen capacidad de amenazar con eso, como el subte), el sindicato de Alimentación, dirigido por el inefable burócrata Daer pero sometido a la presión de varias comisiones internas de izquierda, anunció un acuerdo por el 33% de aumento, rompiendo también el techo K(2). Y el propio Moyano está a punto de cerrar, como prometió, una paritaria “con un 3 adelante”, por una cifra apenas superior al 30%.
Llegado este punto, es necesario no marearse con las cifras nominales y prestar más atención al aumento real. Y eso depende no del número, sino de otros factores. Por ejemplo, si el aumento es de una vez, en dos cuotas o en tres; cuándo se cobran esas cuotas y cuál es la vigencia del acuerdo.
Por ejemplo: el aumento de los bancarios, del 27,8%, es de una sola vez y rige desde enero. Ningún otro gremio logró eso, salvo quizá los maquinistas navales (otro gremio que tuvo luchas), cuyo aumento del 28% es de una sola vez a partir de abril (aunque los bancarios lograron adicionales muy significativos).(1) Pero cuando hay cuotas, el número “para los medios” (y para la base crédula) puede ocultar diferencias importantes. Veamos algunos ejemplos (en el caso de camioneros, la fecha de las cuotas está casi resuelta; los aumentos son hipotéticos pero a favor de una “buena” negociación de Moyano: suman el 31% y la cuota más grande es la primera).
Cuota 1 (%) Cuota 2 (%) Total (%) Promedio anual (%)
Navales 28 (abril) – 28 28,0
Bancarios 27,8 (enero) – 27,8 27,8
UOM 17,5 (abril) 10 (junio) 27,5 25,8
Alimentación 18 (mayo) 15 (noviembre) 33 25,5
UOCRA y UPCN 17,4 (abril) 10 (agosto) 27,4 24,7
Comercio 17 (abril) 10 (noviembre) 27 21,2
Camioneros (estimado) 20 (julio) 7 + 4 (noviembre-marzo) 31 26,0
Hemos tomado en todos los casos una vigencia anual del acuerdo, tomando como primero el mes en que se cobra el primer aumento. No hemos tomado en consideración las sumas adicionales, pero queda claro que los gremios que las consiguieron son los que lucharon.
Hay detalles como dos sumas fijas no remunerativas en el acuerdo de Comercio, de 1.524 pesos, que no es mucho y se ve algo opacado por el arreglo de Cavalieri, secretario general del gremio, con sus patronales, por el cual se retienen 70 pesos mensuales al empleado para la obra social (lo que equivale a 840 pesos anuales).
Como se ve, el número final de bolsillo difiere a veces muy sensiblemente del número que se agita en los medios, y el “hipercombativo” Moyano puede terminar firmando un acuerdo que sea, plata en mano, casi igual al del dócil Caló, de la UOM.
En resumen, no hay que dejarse llevar por el número “grande”, porque la burocracia sindical puede querer hacer pasar con la letra chica el ajuste que otros pudieron esquivar, o paliar, con días y semanas de paros y planes de lucha. Moraleja uno, que ya habíamos adelantado: la lucha paga de verdad, y cómo. Moraleja dos: cuando venga el burócrata a berrear con euforia por el “gran” acuerdo paritario, a sacar la lupa, porque el diablo está en los detalles. El “número tres adelante” puede venir con trampa.
Marcelo Yunes
Notas