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Al compañero Pdte. Maduro: Que lo intrascendente quede para otro momento, estamos parados sobre un polvorín… ¡¡Por favor!! ¿Será que alguien no se ha dado cuenta todavía? Esto se está tornando insoportable para nuestro pueblo…

Que si vivimos una guerra económica, que la derecha fascista, que los vende-patrias… Que las firmas contra Obama, que nuestro justo reclamo contra Guyana, que los actores intelectuales de ciertos hechos que se suscitan…

Compañero presidente… Cuando hasta la papa falta en la mesa de los pobres, la cosa se le pone color de hormiga para cualquiera… Las colas ya se tornan insoportables… Los alimentos que no terminan de llegar y tampoco serán una solución definitiva… El pueblo chavista y no chavista quiere oír de sus labios… ¡¡¡Soluciones!!!

Hace dos años que corremos la arruga y dichas soluciones no llegan… Es urgente que cambiemos el libreto… La papa presidente… El problema de fondo… ¡¡Es la papa!! […]”

(Citas de una larga carta a Maduro del militante chavista José Varela, publicada en el sitio ultra-chavista Aporrea, 05/08/2015)

 

Esta carta a Maduro lleva por título: “Parados sobre un polvorín”. No fue publicada en el Miami Herald ni fue escrita por algún pitiyanqui venezolano que aguarda en las playas de Florida “la caída del comunismo”. La envió un desesperado militante chavista y fue publicada en un sitio incondicionalmente oficialista.

En efecto, la situación de deterioro de la economía en general y del abastecimiento en particular –desde la comida hasta las medicinas o los pañales– ha llegado a límites insufribles. Esto acumula material explosivo que ha comenzado a estallar en protestas y saqueos hasta ahora relativamente aislados… Pero nadie puede prever si esas no son las chispas que mañana hagan estallar el polvorín sobre el cual –según el autor de la carta– estaría parada Venezuela hoy.

¿“Guerra económica”?

Maduro se lava las manos y se justifica, diciendo que Venezuela es víctima de una “guerra económica” declarada por la oposición de derecha con apoyo de EEUU. Por supuesto, somos enemigos incondicionales de ambos. Pero, para poder combatirlos, hay que decir la verdad y no dar explicaciones infantiles sobre el desabastecimiento.

Los “profesores de economía” a sueldo del chavismo hacen el ridículo cuando tratan de dar ejemplos de esa guerra:

Si alguien tenía alguna duda –dice uno de ellos– sobre la guerra económica… la reciente ola especulativa debe haberlas despejado. De qué otra forma se puede explicar que el gobierno otorgue dólares a una tasa preferencial de 6,30 (bolívares) para subsidiar las importaciones y ofrecer productos a precios solidarios, pero luego quienes reciben la divisa barata hagan trampa, fijando el precio de venta como si hubiesen comprado el dólar al precio caro del mercado paralelo.”[1]

¿Este “profesor” es idiota o se hace? ¿Qué capitalista de cualquier país del mundo va despreciar la oportunidad de hacer ganancias? ¡Ése es el funcionamiento normal, no de “estado de guerra económica” del capitalismo! Y en Venezuela lo aprovechan todos, los burgueses (de todos los colores políticos), los altos funcionarios chavistas que participan del negocio, etc., etc. La canallada es del gobierno que les sirve en bandeja “la divisa barata” para que “hagan trampa”.

Más allá de que todos los capitalistas y funcionarios (opositores o boliburgueses) aprovechan para llenarse los bolsillos, lo que está sucediendo es la crisis inevitable de una economía y un estado absolutamente dependientes de los ingresos del petróleo, en circunstancias que los precios internacionales de los hidrocarburos se han derrumbado… sin perspectiva a la vista de remontar.

Crisis como la presente se han repetido en Venezuela, desde que el siglo pasado, se convirtió en exportador exclusivo de materias primas… e importador de infinidad de productos de primera necesidad que su parasitaria burguesía podría producir y no lo hace. Por eso, cada vez que se derrumba el mercado mundial de hidrocarburos estalla la economía… y la política.

El anterior estallido (marcado en lo político-social por el Caracazo de 1989) expresó una brutal crisis que finalmente “se llevo puesto” al régimen de la IV República y dio paso al chavismo (la V República). Chávez, en buena parte de su mandato, vivió la fiesta del aumento del petróleo (10 U$A al asumir en 1999 y 146 U$A en 2007/8). Maduro vive el drama del derrumbe.

Pero el verdadero drama es que ese período de ingresos fabulosos no fue aprovechado para cambiar la matriz productiva de Venezuela… y no hablemos de socialismo… del siglo XX ni del XXI.

Esto que ahora estalla en las narices del chavismo, lo alertamos desde hace una década por lo menos, junto con algunas corrientes y economistas marxistas. Lamentablemente, el supuesto “socialismo del siglo XXI” (del que ya no se habla) logró confundir a muchísimos más. Por supuesto, no criticamos a las masas trabajadoras y populares que con toda honestidad –dentro y fuera de Venezuela– adhirieron a lo que además se presentaba como un relanzamiento del socialismo.

Pero a quienes es difícil disculpar es a las direcciones que se dicen marxistas y que, sin ningún sentido crítico ni de clase, se compraron entero el “buzón” del chavismo, del socialismo del siglo XXI… y hasta de la V Internacional que organizaría Chávez.

Las perspectivas políticas, un panorama difícil

El gran problema no es tanto el desastre (previsible y en gran medida inevitable) del chavismo, sino las alternativas de recambio. Lo muy, muy grave es que las alternativas fuertes para reemplazarlo, vienen de la derecha. En contraste, las alternativas a su izquierda son hoy extremadamente débiles y dispersas.

Este peligro se da más por la catástrofe del chavismo, que por la fuerza “intrínseca” de la derecha y sus partidos. Está dividida en distintas organizaciones que a su vez conforman dos sectores. Uno, el más “legalista” que encabeza Henrique Capriles. El otro, es el que intentó derribar a Maduro por la fuerza el año pasado, mediante las sangrientas “guarimbas” que llevaron a la cárcel a su líder Leopoldo López.

La crisis cada vez más aguda del chavismo y la convocatoria a elecciones parlamentarias en diciembre próximo ha vuelto a reunificarlos en la MUD (Mesa de la Unidad Democrática) que maneja Capriles, aunque no sin tensiones. A diferencia de lo que fue el chavismo en sus buenos tiempos, la MUD es lo más parecido a una bolsa de gatos.

Sin embargo, la posibilidad de derrotar al chavismo en las elecciones del diciembre es un cemento que mantiene la unidad, pese a todo. Por otro lado, en las mismas filas del chavismo, las estimaciones electorales son pesimistas. Las encuestas hasta ahora son unánimes en predecir una derrota, que podría ser aplastante… salvo que de aquí a diciembre cambie radicalmente el panorama. Pero para eso, habría que solucionar, como mínimo, el desastre del abastecimiento de alimentos y medicinas.

Y en diciembre se juega no sólo la mayoría del parlamento, sino la continuidad de Maduro y de todo el chavismo en el gobierno. Ya ha comenzado el debate sobre las dificultades de que Maduro siga en su puesto, si pierde la mayoría del poder legislativo.

Frente al declive del chavismo y el peligro de la derecha, la necesidad de una alternativa a la izquierda

La situación hace sonar las alarmas. La crisis (inevitable) del chavismo está abriendo las puertas al retorno de una derecha que compite en quién es el mejor y más servil lacayo de EEUU. Esto hace más dramática la debilidad de las alternativas a la izquierda del gobierno de Maduro.

Durante los primeros años del chavismo, montada en un ascenso del movimiento obrero, se esbozó una alternativa sindical y política, alrededor de la Unión Nacional de Trabajadores, como una central obrera independiente. El chavismo hizo todo lo posible para destruir esa alternativa en el frustrado congreso obrero del 2006. Si de allí hubiese surgido una gran central independiente, se hubiese esbozado también una alternativa política al chavismo.

Chávez, que comprendió bien la magnitud de ese peligro, se jugó a aplastar a esa posibilidad, combinando la cooptación y burocratización de sus dirigentes con la represión al activismo que no se sometía.

Eso no impidió que luego se diesen luchas importantes pero aisladas, que el chavismo combatió, a veces violentamente. Al mismo tiempo, el curso cada vez más desastroso del régimen, le fue enajenando el apoyo inicial en la clase trabajadora y en especial en el proletariado industrial. Pero eso de por sí no generó alternativas políticas fuertes a la izquierda del chavismo.

Aprovechando los ataques del gobierno, desde la oposición pro-imperialista comenzaron las movidas para ganar sectores descontentos del movimiento obrero. Esto ha tenido cierto éxito, no tanto en lograr apoyos políticos directos, pero sí en trabar la construcción de una fuerte alternativa independiente. A eso contribuyeron, lamentablemente, sectores de izquierda que, en los enfrentamientos y la decepción con el chavismo, no se delimitaron ni mantuvieron una política totalmente independiente de la derecha.(R.S.)

(Para más información ver: “El desastre es que no hay una alternativa de izquierda”, Socialismo o Barbarie, semanario, 20/03/2014 ( http://www.socialismo-o-barbarie.org/?p=2143 )

Notas:

1.- Víctor Álvarez, “Una economía se altera cuando las divisas no provienen del esfuerzo productivo”, El Joropo, 15/04/2015.

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