Compartir el post "AJB – El 26/8 vamos con la Lista Gris N° 5 Carlos Fuentealba"
SoB: En las elecciones anteriores hubo una sola lista departamental, en estas hay tres. ¿Cuál es la razón?
Luis Donadío: La razón es que la experiencia de la Lista Celeste tal como la concebimos hace diez años se agotó en sí misma. Los dirigentes celestes, luego de tres derrotas electorales frente a la burocracia, fueron incapaces de construir una alternativa antiburocrática y antipatronal. En ese proceso de diez años, carentes de una política que trascendiera las coyunturas electorales, también la Lista Celeste ha sido atravesada por la falsa dicotomía reflejada en la división de la CTA. Ello llevó a que hoy en día vemos la triste experiencia de compañeros dirigentes celestes tratando de acceder a una candidatura dentro de lo que consideran posible. Es decir, junto a los burócratas de la Corriente (Tricolor) y el Encuentro (Azul y Blanca) para no quedarse fuera, abandonando aquellas banderas que con orgullo llevamos al frente luego del proceso de 74 días del año 2005, el que justamente no llegó a ser victorioso por la entrega que sufrimos por parte de los burócratas de la Corriente y el Encuentro por entonces unificados.
Este derrotero llevó a la Lista Celeste a dividirse en dos: Quienes comulgan con la política kirchnerista se aliaron a la Lista Azul y Blanca; y quienes sin ser anti K, proponen un gremio de corte sindicalista-mutualista.
Para romper con este estado de situación se conformó la Lista Gris nº5 Carlos Fuentealba.
SoB: La Celeste dirige la departamental hace casi 10 años, con un cambio notorio a partir del 2012. ¿cuáles son las causas y cuál es el balance de ese cambio?
Luis Di Bartolo: La causa fundamental de ese cambio es que el núcleo duro de dirigentes celestes entendió que luego de su tercera derrota electoral a manos de la burocracia, debía unírsele para conducir el sindicato, y para ello sacrificó su estrecha relación asamblearia con las bases, para pasar a tomar decisiones entre cuatro paredes y en consulta permanente con la conducción provincial. A esto debe sumarse que el kirchnerismo los atravesó de punta a punta y debido a la carencia de objetivos políticos gremiales que fueran más allá de un triunfo electoral, no tuvieron capacidad de respuesta y la fractura se materializó sin atenuantes.
SoB: ¿En qué quedaron las campañas por la expulsión de Casanello del Poder Judicial y
el caso de violencia laboral de la jueza Diana Español que inició la AJB Quilmes?
L. D.: Ambos temas resultan ser dos caras de una misma moneda, y se resumen en hacer para denunciar pero sin una planificación concreta que lleve a un objetivo determinado. Y eso sucede porque se habla más de lo que se hace o se está dispuesto a hacer. El caso Cassanello no resiste ningún análisis. Fue intendente civil de la dictadura militar entre los años 1979 y 1982 y desde 1994 es miembro de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Quilmes. Es decir, que un colaborador civil de la dictadura genocida integra el más alto estamento local en la garantía de los derechos de los habitantes del Departamento Judicial Quilmes. A pesar de ello Cassanello sigue ocupando su sillón de magistrado.
En el caso Diana Español, si bien la temática es diferente, se lo ha encarado en forma similar y los resultados de esas acciones también han sido parecidos, ya que a casi un año de la denuncia, la jueza sigue al frente de su juzgado y ha sido ternada para integrar la misma Cámara de Apelaciones que Cassanello.
SoB: ¿Con qué expectativas se presentan?
L. D. B.: Devolverle a la AJB Quilmes el protagonismo que se supo ganar en la lucha cotidiana por la defensa y el respeto de los derechos de la clase trabajadora. Devolverle a los trabajadores judiciales quilmeños esa herramienta de lucha que constituye el sindicato, volviendo a construir desde las bases.
SoB: ¿Cuál es el panorama político de la Asociación Judicial Bonaerense?
Marcelo Giecco: Aquí se ha trasladado la ruptura de los dirigentes de la CTA después del conflicto gobierno con las patronales agrarias. Los que habían compartido la conducción del sindicato durante 8 años de gobierno K se tornaron rivales, llegando al borde de la ruptura de la misma AJB con motivo de las elecciones de 2012. Es así que han convivido, acordando bajo la mesa, que la AJB no intervenga en nada que trascienda el ámbito provincial, un sector michelista mayoritario y el otro yaskista, que se disputan el sindicato. Este acuerdo implica que a las movilizaciones de CTA Micheli en Capital por temas de política nacional concurre sólo un puñado de dirigentes.
Producto de la histórica lucha del 2005 nació la Celeste, una ruptura con motivo de la traición de la burocracia a esa lucha. Dirigiendo Quilmes, Morón y Lomas, la Celeste impulsó los conflictos del 2011 y 2012, que tuvieron elementos de desborde a la burocracia, incluyendo cortes de rutas, la ocupación del sindicato por el activismo y la toma de la Corte, y que tuvo como respuesta la militarización de los edificios judiciales. Esos procesos, que terminaron en derrotas, sumado a no poder ganar el sindicato en 2012, llevaron a los dirigentes celestes a dos conclusiones, no discutidas con el activismo ni con la base, ni reconocidas abiertamente: no sirve luchar, y no se puede ganar el sindicato enfrentando a la burocracia. A partir de entonces la Celeste inició un rumbo de negociaciones con las dos alas de la burocracia, hoy con uno, mañana con otro, culminando en un acuerdo con el michelismo para estas elecciones.
SoB: ¿Cómo nace la Lista Gris?
M. G.: Desde Judiciales Clasistas participamos con la Celeste en las elecciones de CTA de 2010 en la lista clasista que encabezó Jorge Ayala y en las elecciones de AJB del 2012, dando desde entonces una pelea pública contra este curso capitulador. Como consecuencia, nos propusimos poner en pie una alternativa que recogiera las banderas antiburocráticas y antipatronales levantando el principio de la independencia política. Así nació la Lista Gris Carlos Fuentealba, con compañeros de Quilmes, Morón, La Plata, Matanza, San Isidro, San Martín, Junín y San Nicolás que rechazaron esta claudicación.
La izquierda (PTS+PO) a la que convocamos a formar parte, lamentablemente se abstuvo, subida a una autoproclamación ridícula. El sectarismo pareciera ser la otra cara del abandono de la disputa con la burocracia.
SoB: ¿Cómo es el accionar de los dos sectores de la burocracia?
M. G.: Más allá de las diferencias políticas, hay algo que une a la burocracia: para cerrar los conflictos, se ponen rápidamente de acuerdo para entregarnos. A la hora de la verdad, se terminan los discursos opositores del michelismo. El otro factor común es la estrategia permanente de división con los estatales y docentes de la provincia: cada cual se preocupa más por mantener bajo control su sector; si lo hacían cuando había una sola CTA en la provincia, esto se ha agravado ahora que hay dos. El último punto de acuerdo lo han encontrado en la negociación por la Ley de paritarias, que los judiciales no tenemos. Acordaron conjuntamente con Scioli y la Corte darles vía libre para la Autarquía a cambio de la paritaria, presentándola como “la Biblia de los trabajadores”, como si la Ley de paritaria docente les hubiera cambiado la vida a éstos.
SoB: ¿Cuál es el programa de la Lista Gris?
Desde el principio de la independencia política de los trabajadores, para no ser furgón de cola de ningún proyecto patronal planteamos:
Salario inicial de acuerdo a la canasta familiar ($ 15.000) y aumentos salariales acordes a la inflación, la derogación del Impuesto al salario, la defensa de la jornada de seis horas, el pase a planta de los tercerizados y pasantes, el rechazo a la Autarquía sin Ley Porcentual, cuerpos de delegados en todos lados, la expulsión de todos los magistrados y funcionarios cómplices del genocidio, de los magistrados que ejerzan violencia laboral y la de todos los que amparen femicidas y violadores.
Todo esto, en el marco de desarrollar una experiencia común con los docentes y estatales de la provincia para enfrentar el ajuste de este gobierno o el que venga.
La Autarquía es el manejo por la Corte de su presupuesto, que se fija como un porcentaje del presupuesto provincial. Significa dejarles las manos libres a los jueces para que dispongan sus aumentos de sueldo (cuyos salarios están muy retrasados en relación a la justicia nacional).
SoB: ¿A qué atribuís el cambio de la Celeste y de Giménez de denunciar y enfrentar a la burocracia a aliarse con la Verde?
Mauricio Pintos: Creo que es la consolidación de un derrotero burocratizante. El cambio de rumbo, a mi entender, responde a múltiples factores. El síntoma más evidente es la pérdida de independencia política, que ya se dejaba ver en los procesos de 2011 y 2012, donde se fue al programa oficialista 6, 7, 8, engañando a la base con un discurso luchista. También se entregó una carta a Boudu, para ser entregada a la Presidente, en lugar de llevar la movilización a la Casa de Gobierno, como planteaba la base.
Claro que por otro lado, mantenía encendido el fragor de la intensa lucha de esos años. En ese momento, era difícil creer este escenario. El momento bisagra fue luego de ser sumariado su jefe, por pasarle presente los días en los que estábamos en movilizaciones, siendo por entonces, secretaria general de Morón. Más allá de que es un error político, en lugar de apoyarse en la base, para luchar por la desestimación de los sumarios, prefirió apoyarse en la burocracia. En ese momento, fueron Mendivil y el mismo Piumato, quienes bajaron hasta la Suprema Corte de la Provincia, para interceder por María Inés Giménez. Estos «acuerdos» que nunca se blanquearon a la base, ni a la dirigencia intermedia, junto con la derrota electoral de 2012 en provincia por escasos 400 votos y la falta de balance político serio respecto de estos temas, llevaron a un proceso de descomposición y contradicción en la que la única lógica es el oportunismo. Así, la Celeste se reunió a espaldas de los compañeros, haciendo acuerdos con la burocracia por prebendas; administración de tal o cual secretaría, gestionar el mutualismo, etc. A cambio de aprobar los escandalosos balances de la burocracia, ocultandos los mismos a la base y los congresales. Esa práctica acuerdista los lleva negociar cargos con las dos variantes de la burocracia (yaskistas y michelistas), quedándose con quien le ofrecía mejores posibilidades.
SoB: Sin embargo, Giménez (Celeste) y Andriones (Verde), que disputan la departamental, van juntas en la lista provincial. ¿Cómo lo ves?
M. P.: Como una estafa política a los compañeros. Se ocultó hasta último momento el acuerdo repugnante y se apela a la despolitización y desinformación de la base. Presentado una campaña lavadísima, sin consignas de clase ni de lucha y con caras «photoshopeadas» diciendo «ya nos conocés».
SoB: Giménez proclama la independencia de los partidos políticos, habiendo sido una de la impulsoras de Justicia Legítima, ¿qué opina el resto de la directiva de Morón?
M. P.: El resto no opina, la conducción democrática y de base de Giménez se quedó en los discursos de 2012. La realidad, es que tiene una forma de conducción despótica y personalista en donde la primer y última palabra, la tiene ella. La mayoría de la comisión que «la banca», es por amiguismo o deudas.
SoB: ¿Con qué expectativas se presentan?
M. P.: Nuestra principal expectativa en Morón es presentar una alternativa independiente, para poder disputar en los congresos, desde el absoluto respeto al mandato asambleario. Cosa que la Celeste abandonó descaradamente al aprobar sin pena ni gloria y contra el mandato departamental, la ley marco de paritarias.