Luego del levantamiento de la policía cordobesa, durante el día de hoy se han producido reclamos de los policías catamarqueños que se declararon en huelga e intentaron tomar la casa de gobierno, en Neuquén se acuartelaron en la Jefatura de Policía y amenazan también con salir a la huelga, en Río Negro también protestaron frente a Unidad Regional de Cipolletti,mientras que en La Rioja antes de concretar alguna medida lograron satisfacer sus reclamos, y no hay que descartar que los reclamos policiales se sigan sumando en otras partes del país. No es sorprendente que después que la huelga policial en Córdoba se haya saldado con un triunfo para los uniformados (la concesión del gobierno de De la Sota de sus reclamos), se levantara la policía en otras partes del país.
Contra lo que muchos -incluso en la izquierda- creen, de que se trataría de un “reclamo de trabajadores” como tantos otros por los salarios, la realidad es que las fuerzas represivas del estado, como son las fuerzas policiales, están aprovechándose a modo de chantaje hacia los gobiernos y la sociedad, del hecho que al desaparecer de las calles facilitan una “tierra de nadie” por dónde no solamente se pueden colar acciones sociales de los sectores populares más desprotegidos ante el retorno de la miseria social, sino que habilitan, incluso, situaciones que parecen “prefabricadas” de sectores que salen a saquear como para justificar la supuesta “utilidad” de la policía para controlar la situación y cuidar la propiedad privada.
No fue casual, en Córdoba, que De la Sota apresurara el acuerdo con la policía provincial justificándose en la “ola de saqueos”, al tiempo que le diera el apoyo a la misma policía autoacuartelada hasta un minuto antes, declarando que con su retorno a las calles “volvía la seguridad”…
Ahora, el ejemplo cordobés se extiende por otras latitudes del país; nuestro partido no lo considera un simple reclamo salarial, sino el accionar de fuerzas represivas del estado que con la capacidad de chantaje ya señalada, arrancan aumentos salariales corporativos para ellos, sólo para salir a mejor reprimir a los genuinos trabajadores cuando hacen lo propio saliendo a la lucha por sus auténticas reivindicaciones.
Por esto mismo, nuestro partido no apoya el levantamiento policial; y su reclamo de sindicalización, así como tampoco sale en defensa del gobierno nacional y los gobiernos provinciales, los que en definitiva, terminan haciéndole el juego a las fuerzas represivas del estado que ellos gobiernan, como acaba de ser el caso con De la Sota y fue un año atrás con el fuerte conflicto de la Gendarmería.
Nuestra posición de fondo es completamente distinta: pasa por la disolución de la policía y de las demás fuerzas represivas del estado, así como por alentar el proceso de organización por abajo entre vecinos y trabajadores para que sea la población explotada y oprimida la que tome en sus manos los problemas de la seguridad. Esta será la única forma de acabar realmente con las redes de la droga, de la prostitución y demás, las que tienen íntima conexión con la policía y el mismo estado, así como para evitar las guerras de pobres contra pobres y transformar la lucha por las necesidades de los trabajadores y el pueblo en una lucha de clases contra la patronal, el gobierno kirchnerista y los demás gobiernos provinciales capitalistas.