Por Johan Madriz
¡Vamos por una Constituyente Soberana y Democrática para refundar Guatemala!
Desde abril Guatemala presenta continuas movilizaciones a raíz de un escándalo de corrupción aduanera -denominado La Línea- en la que se vieron envueltos “el mero mero”[1], el ahora expresidente Otto Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti, junto a todo un entramado de funcionarios ligados directamente a la presidencia. El destape de esta red que defraudaba miles de millones de dólares, en un país donde la distribución tributaria recae principalmente en impuestos indirectos al consumo, desató la indignación de amplios sectores de la sociedad que confluyó en masivas y enérgicas protestas por la destitución del presidente.
Esta oleada de manifestaciones denota un carácter muy progresivo, tomando en cuenta que la guatemalteca es una sociedad aún con rastros de años de dictadura militar. Este movimiento viene a poner un punto de inflexión que, de profundizarse, modificaría las coordenadas de la lucha de clases en el país generando mayores puntos de apoyo para el desarrollo de una experiencia de cuestionamiento de uno de los cimientos de los estados burgueses de la región, como lo es la corrupción. Un cuestionamiento de carácter democrático que, de llevarse a las últimas consecuencias, podría llegar a cuestionar el statu quo de estas sociedades después de los 90.
Las movilizaciones contra la corrupción en Guatemala no son un proceso aislado, por el contrario, se enmarcan en un proceso de luchas que atraviesa la región: Ayotzinapa en México o Los Indignados en Honduras. Con la participación de nuevas generaciones que salen a las calles a cuestionar el estado de las cosas, poniendo en jaque la institucionalidad burguesa del país. Lo progresivo de este proceso lo podemos notar incluso si lo comparamos con la salida de Manuel Zelaya en Honduras en el 2009. Quedan claras las diferencias, ya que en un caso son movimientos populares en la calle exigiendo la salida del presidente y en el otro fue el ejército imponiendo su voluntad mediante un golpe de Estado.
No obviamos que hay contradicciones en este proceso, principalmente el papel que desempeña la Comisión contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), organismo supra-nacional que cuenta con el respaldo de las Nacionales Unidas, así como la intervención de la Fiscalía guatemalteca al solicitar el procesamiento de Pérez Molina. Pero caracterizar este movimiento de masas que se extendió por varios meses únicamente por el papel que desempeñan estas instituciones del Estado burgués y las Nacionales Unidas, es totalmente equivocado y unilateral, pues deja de lado el rasgo más significativo del proceso: ¡un presidente que cae por movilizaciones de masas contra la corrupción de empresarios y políticos burgueses!
La burguesía apuesta a reabsorber por la vía electoral y judicial
Por otro lado hay que señalar la “participación” de los sectores empresariales (agrupados en el CACIF). Estos salieron muy tempranamente a pronunciarse, en un primer momento exigiéndole al gobierno que tomara medidas contra la corrupción y luego pidiendo la salida de Pérez Molina ya que “debilita la credibilidad de Guatemala como un centro de inversión”[2]. Esto evidencia que los intereses del capital no tienen lealtades, responden únicamente a sus beneficios y si sostener a tal o cual personaje perjudica sus ganancias no tendrán ningún reparo en apartarlo. Ante estas declaraciones, el expresidente respondió a este sector: “no hay una sola línea. Son dos. Hasta ahora ha aparecido la [parte] que recibe [los sobornos] pero no la que paga, sin duda enraizada en el sector empresarial”[3]. Testimonio de un náufrago que revela algunas verdades ante lo inminente de su debacle.
También hay que apuntar que antes de que el Parlamento guatemalteco le retirara la inmunidad al expresidente, éste apostaba por alguna de las dos siguientes posibilidades, o la combinación de ellas.
Primero, a jugar con la institucionalidad del Estado burgués para que no sucediera nada, así lo expresó: “daré la cara y demostraré frente a la institucionalidad (…) mediante el debido proceso que no he sido parte ni mucho menos receptor de esos fondos mal habidos en perjuicio del pueblo guatemalteco [el resaltado es nuestro]»[4]. O sea, dar explicaciones a un Estado que el 13 de agosto había declinado levantarle la inmunidad, el mismo Estado que garantiza la impunidad del genocida Ríos Montt haciéndole un “juicio especial”que no tendrá condena.
Segundo, sumado a seguir el “debido proceso”, esperar a que terminara su mandato y pasar a ser miembro del Parlamento Centroamericano (PARLACEN)[5], donde tendría inmunidad otros cuatro años. Desafortunadamente para Pérez Molina las protestas fueron más fuertes cada día y tuvo que renunciar la madrugada del 3 de setiembre.
Ahora la apuesta de la burguesía es tratar de reabsorber toda la indignación a través del voto «en aras de la gobernabilidad y la transparencia y con el afán de fortalecer la democracia y preservar la institucionalidad»[6]. El domingo 6 de setiembre se realizarán elecciones generales, donde según las encuestas el abstencionismo será el ganador, puesto que de hecho uno de los planteamientos de las movilizaciones es la suspensión de las elecciones. A pesar de eso las elecciones van, y los sondeos indican que la delantera la lleva Manuel Baldizón, un empresario conservador, que pretende combatir la corrupción “creando la Guardia Nacional y la Escuela de Servicios de Inteligencia” además de fortalecer el ejército[7]. Es decir, una ficha de la burguesía que los siga beneficiando y que estabilice el país con mano dura.
Por una Asamblea Constituyente para refundar Guatemala
Ante este panorama desde la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie, saludamos a los y las luchadoras de Guatemala que mediante la movilización popular lograron sacar al corrupto de Pérez Molina.
Llamamos al pueblo trabajador guatemalteco a mantener sus movilizaciones para exigir la condena de todos los implicados en este caso de corrupción. También encontramos necesario profundizar esta experiencia de lucha exigiendo que se vayan todos, porque una red de corrupción como “La Línea” no funciona con una o dos personas, sino que tiene detrás a un conjunto de funcionarios y empresarios que utilizan el Estado burgués para seguir enriqueciéndose.
Es por eso que planteamos la necesidad de una Asamblea Constituyente Soberana y Democrática, convocada desde las organizaciones sociales en lucha donde se pueda discutir y decidir una refundación del país desde los sectores explotados y oprimidos. Para esto resulta fundamental que se incorporen las trabajadoras y trabajadores como clase (y no como ciudadanos indignados diluidos en las masas) al proceso de lucha, que en unidad con el movimiento estudiantil, campesinos e indígenas, tiene la capacidad de cuestionar la totalidad de relaciones político-económicas que caracterizan al capitalismo guatemalteco y poner en pie una sociedad sobre nuevas bases sociales no capitalistas.
[1]Según las indagaciones judiciales con este apelativo se referían a Pérez Molina en las conversaciones telefónicas interceptadas.
[2] http://elperiodico.com.gt/2015/08/25/economia/decision-de-inversion-afectada-por-permanencia-de-perez/
[3]http://internacional.elpais.com/internacional/2015/08/24/actualidad/1440387465_951157.html
[4]http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150824_guatemala_otto_perez_molina_corrupcion_descarta_renunciar_jp
[5]Los presidentes y vicepresidentes de los países miembros del PARLACEN pasan automáticamente a ser miembros de dicho ente al terminar su gestión.
[6] Ídem nota 4.
[7] http://baldizon.com/plan-gobierno/plan-de-combate-a-la-corrupcion/
Elecciones en Guatemala
El pasado domingo 6 de setiembre se realizaron elecciones generales en Guatemala, enmarcadas por una serie de escándalos de corrupción que desencadenaron multitudinarias movilizaciones que produjeron la renuncia del presidente Otto Pérez Molina.
En las mismas resultó ganador, con cerca del 24%[1], el empresario y comediante Jimmy Morales del Frente Convergencia Nacional (FCN). Sin embargo, por disposiciones de las leyes electorales del país se necesita el 50% más uno de los votos para ser declarado electo, por lo que se va a un balotaje el próximo 25 de octubre entre Morales y un candidato aún no definido entre Sandra Torres (de UNE) y Manuel Baldizón (de LIDER).
Como advertíamos en artículos anteriores, la estrategia de la burguesía para ponerle un alto a la crisis política, sería absorber la indignación y el enojo a través de las elecciones y, así, legitimar la institucionalidad electoral y del nuevo gobierno, quedando todo igual. Analizando la situación después de la renuncia de Pérez Molina y durante la jornada electoral, parece ser que la estrategia está funcionando, ya que no se presentaron mayores acciones de protesta durante el domingo, además el abstencionismo que, se preveía seria alto, resultó estar cerca al 20%.
Por otro lado, si bien las encuestas daban la victoria a Baldizón y no a Morales, el resultado es –con algunos matices– el mismo: triunfó un representante de los empresarios. Esta “sorpresa electoral” puede explicarse con que Morales supo capitalizar las exigencias de las movilizaciones al utilizar un discurso vacío que no propone nada: «ni corrupto, ni ladrón», pero que tuvo eco en la sociedad guatemalteca al calor de los casos de corrupción. Y es que si bien Morales se presentó como una cara nueva, sin pasado político, sin “rabo que le majen”, es uno más de los mismos. Es un empresario conservador que tiene entre sus principios fundamentales «la familia y el temor a Dios” y es candidato de un partido ligado a militares retirados (esos que ya hicieron desastres en las décadas pasadas), que además tiene posiciones ultra nacionalistas como su deseo “de construir una Guatemala feliz e inmortal”.[2]
Ante este panorama desde la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie reiteramos nuestro llamado a profundizar la experiencia de lucha que desarrolla desde abril. Una experiencia muy progresiva, con la participación de una nueva generación de luchadores, con especial presencia de la juventud. Es el momento de no depositar ninguna confianza en el Estado guatemalteco y sus instituciones, garante de genocidios, corrupción, narcotráfico y demás lacras del capitalismo chapin. Por eso planteamos la tarea de luchar por una Asamblea Constituyente Soberana y Democrática, para refundar el país desde la clase trabajadora, la juventud, y el conjunto de los sectores explotados y oprimidos.
Johan Madriz
[1]http://www.efe.com/efe/espana/mundo/la-sorpresa-guatemalteca-jimmy-morales-espera-rival-para-segunda-vuelta/10001-2706319?utm_source=wwwefecom&utm_medium=rss&utm_campaign=rss
[2]http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/09/150907_perfil_jimmy_morales_guatemala_lb