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Sin anestesia o con anestesia y pacto social

 

“La presencia de Daniel Scioli con Miguel Bein en el programa de Fantino el martes [1/9] por la noche confirmó la impresión de que si llegara a ganar las elecciones, las medidas que adoptará sorprenderán gratamente al mercado. (…) Y es interesante el informe que hizo el economista Iker Cabiedes del JP Morgan titulado ‘Argentina Trip Notes’, con las posibles medidas a tomarse por candidatos sobre los diferentes y candentes temas como ser los holdouts, la situación fiscal, el tipo de cambio y la inflación. Hay más coincidencias de las que se pueda imaginar (G. Laborda, Ámbito Financiero, 3-9-15).

 

Todavía no empezó la campaña electoral para la primera vuelta, pero “los mercados” (es decir, la clase capitalista) ya festejan un ganador: ellos. La tranquilidad de la Bolsa, la buena cotización de los bonos de deuda argentinos en la plaza local y en el exterior, la baja del riesgo país… todo parece a contramano de un ambiente financiero global enrarecido por las turbulencias en China y la meneada cuestión de la suba (o no) de la tasa de interés de la Reserva Federal. El mundo es un tembladeral, pero los bonos y acciones argentinos están de lo más campantes. ¿Por qué? Porque sólo esperan buenas noticias, que no dependen de cuál sea el ganador de la primera vuelta o del balotaje: con cualquiera que resulte electo (Scioli o Macri) ellos ganarán.

Eso es, en efecto, lo que anticipan las manifestaciones privadas, semiprivadas y públicas, no sólo del equipo económico de Macri, sino también del de Scioli. El kirchnerismo gusta en estos días de enrostrar a Macri que no presenta en público a sus economistas y programa porque serían indigestos. Doble error. Ni los oculta tanto, ni es tan distinto lo que piensa el principal asesor económico de Scioli, Miguel Bein. El supuesto modelo “neoliberal a ultranza” y el “nacional-popular-kirchnerista-desarrollista” tienen no sólo diagnósticos sino baterías de medidas muy similares. Es esta coincidencia de fondo, más allá de las diferencias en matices y ritmos, que pueden ser importantes, la que alimenta el optimismo de la patronal y “los mercados”.

 

La solución Melconian-Macri: agua caliente

 

El inefable Carlos Melconian no tiene dudas ni escrúpulos: el ajuste es inevitable, y adoptará la forma de una liberación del tipo de cambio –según él, el atraso cambiario es hoy similar al de diciembre de 2001–, con una inmediata devaluación (calcula un dólar a unos 13-14 pesos) y la consiguiente baja brutal de los ingresos reales de los trabajadores y jubilados. No hay margen para gradualismo.

La apuesta del PRO es la famosa “generación de confianza”: ver en la Casa Rosada a uno de los suyos haría que, según Melconian, “los ahorristas saquen los dólares del colchón”. Traducimos: que los capitalistas argentinos traigan una parte de sus cuantiosos ahorros en divisas de sus cuentas en paraísos fiscales varios. Con eso se sostendría el nuevo tipo de cambio, a lo que sumaría otro buen saque a los ingresos vía drástico recorte a los subsidios de tarifas. Y, desde ya, se buscaría un arreglo rapidísimo con los holdouts y buitres para salir a endeudarse, ahora que el FMI ofrece nuevamente sus servicios. Abreviando: devaluación + tarifazo + endeudamiento = panorama claro para que la patronal traiga sus dólares y se estabilice el frente hoy más problemático, la escasez de divisas.

¿Suena feíto, no? Pues bien, proponemos hacer el viejo juego de encontrar las siete diferencias con el programa económico que viene adelantando Bein. Que no sería el ministro de Economía de Scioli –el cargo parece para la actual ministra bonaerense del área, Silvina Batakis–, pero es sin ninguna duda el mentor y diseñador de las líneas económicas más estratégicas (Bein dice que el día a día del trabajo ministerial lo agota). Algunas diferencias hay, pero, además de no llegar a siete, son más bien de forma que de fondo.

 

La solución Bein-Scioli: agua tibia

 

El primer punto de coincidencia es en el diagnóstico: para Bein, la cruz que carga la economía es la falta de divisas. Lejos quedó el Bein de 2010 que festejaba, con una visión no muy estratégica, que “a la economía argentina le sobran dólares”. Además, el crecimiento promedio entre 2012 y 2015 es de sólo el 0,8% del PBI anual, es decir, estancamiento. Para colmo, el contexto internacional no ayuda nada: bajan las commodities, los vecinos devalúan y el saldo de la balanza comercial se desmorona.

La segunda coincidencia es por dónde empezar: justamente, por conseguir divisas, aunque el orden sea algo distinto al de Melconian: “¿De dónde saldrán los dólares que faltan? Para Bein, la clave está en salir rápido a emitir deuda en el mercado de capitales, tras el inicio de las negociaciones con los holdouts y el levantamiento del embargo de Griesa. (…) En ese sentido, Scioli sería más dependiente de un arreglo con los holdouts y la apertura del financiamiento externo. Sin dólares, no hay gradualismo posible” (M. Montenegro, “Bein vs. Melconian”, El Cronista Comercial, 1-9-15). A esto debe agregarse, como observamos anteriormente desde estas páginas, el plan de blanqueo de capitales (¡otra coincidencia, conceptual y de hecho, con los economistas del PRO!)

Bein ordena los problemas económicos alrededor de cuatro ejes: dólar, salarios, inflación y tarifas. Claro, no propone una devaluación grande de entrada. Un informe reciente del propio Bein, sugestivamente titulado “Latinoamérica: de administrar la abundancia a manejar la escasez”, dice que “sin margen para las correcciones bruscas del tipo de cambio, se requiere avanzar por la vía fiscal” (Ámbito Financiero, 8-9-15). Traducción del lenguaje de economista al lenguaje humano: no podemos devaluar a lo bruto porque nos matan, así que hay que achicar el gasto del Estado y así intentar controlar la inflación.

No es ninguna interpretación antojadiza o sesgada: Bein tiene una verdadera obsesión por “recuperar competitividad” de las exportaciones argentinas, pero entiende que no puede hacerlo devaluando de un saque, sino por otras vías. Por ejemplo, la de “eliminar todas las retenciones excepto a la soja y derivados, que tendrían sólo alguna rebaja”. Pero, ¿y cómo se tapa el agujero en la recaudación fiscal? Fácil: la cuenta de Bein y su equipo es que “si cortamos los subsidios a la mitad, ahorramos 50.000 millones de pesos anuales” (M. Zlotogwiazda, “Bosquejo de Sciolinomics”, El Cronista Comercial, 14-8-15).

¿Se entendió, no? A los pobrecitos productores (como el propio Bein, que tiene campos de trigo, según él “no rentables”) les eliminamos las retenciones; la cuenta la pagan los usuarios domiciliarios de gas, luz y otros servicios. Y ojo que en esto se acabó el “gradualismo”, porque el razonamiento es este: “Si corregimos las tarifas de a poco [dice Bein], tendríamos un montón de tapas de diarios negativas. Tal vez, hay que evaluarlo con cuidado, convenga hacerlo de golpe y soportar las quejas una sola vez. Recuerda que cuando Mauricio Macri se hizo cargo del subte y subió el pasaje el 130%, no hubo demasiada protesta” (ídem). ¡Miren los buenos ejemplos que quiere seguir el “progresista” Bein!

 

Pacto social mata paritaria

 

En el citado informe de Bein se propone “una agenda que normalice la carga tributaria sobre el comercio exterior” (traducción: eliminación de retenciones) y “otra agenda de reordenamiento de los subsidios mal direccionados” (traducción: tarifazo). Y aboga por “la construcción de un pacto social que permita conectar ambas agendas” (Ámbito Financiero, 8-9-15). Veamos esto último.

El plan “antiinflacionario” de Bein sí es gradualista, y adivinen quién paga: sí, los asalariados. Como adelantamos desde estas páginas, todo el plan económico externo sólo cierra con acuerdo con los holdouts, y el plan económico interno sólo cierra con baja del salario real. Bein se queja siempre de que los salarios reales de los trabajadores hayan aumentado en dólares; eso socava su sacrosanta “competitividad”. En eso, tiene el mismo diagnóstico que el ultraliberal Miguel Ángel Broda, gurú de Macri, que reclama una baja del salario en dólares del orden del 50%, apoyándose en un estudio de MS Consultores, según el cual el salario promedio en la moneda norteamericana está en un máximo de 25 años, al nivel de 1980 con Martínez de Hoz… antes de la devaluación de 1981, claro (Ámbito Financiero, 8-9-15).

¿Cuál es el mecanismo de baja del salario? Acá ingresa la política en la economía: el citado “pacto social”, que ya empieza a tomar forma. En efecto, Scioli, parte de la burocracia de la CGT como Caló (UOM) y parte de la patronal (CGERA) convocaron a un “Encuentro Social de Concertación” para dentro de dos semanas, a modo de ensayo de esta “novedosa” iniciativa.

Desde ya, la idea habrá que imponerla. Incluso sectores de la burocracia se oponen, porque la ven como lo que es: una posible vía de reemplazo a las paritarias, o por lo menos de limitarlas.(1) Por ejemplo, ya la CGT Córdoba advierte que el pacto social buscaría “atenuar los aumentos [salariales] con el verso de rebajar la inflación” (Ámbito Financiero, 8-9-15). Exactamente de eso se trata el esquema de Bein. Y hasta sectores más rancios de la burocracia como Lingeri (Obras Sanitarias) prefieren ir con pies de plomo: ven con malos ojos que todo se centre en un entendimiento en el área industrial (obsesión tanto de Scioli como de Bein), lo que deja en falsa escuadra a gremios como el mercantil, los de servicios públicos y los estatales.

Como antes hicimos la formulita de Melconian, hagamos ahora la de Bein: arreglo con los holdouts y endeudamiento + baja del salario vía “pacto social” + tarifazos + baja de retenciones = “competitividad” y reducción de la inflación (a costa del salario).(2)

¿Son iguales las dos fórmulas? No, del todo iguales no son. Pero ¿hay tanta diferencia? Y, la verdad, no. O en todo caso, es mucho menor a la que sugieren los encendidos discursos de campaña. Por algo “los mercados” ya se desentendieron de las encuestas. No importa lo que vote el incauto ciudadano: el festejo no se los saca nadie.

 

Preparar las luchas que vendrán 

 

En síntesis: ambas vías del ajuste, sea que la ensayen Scioli o Macri, llevan al mismo lugar: a un deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores; a una caída del salario real por la vía de una devaluación brusca de la moneda, o por la vía de un techo estricto a los aumentos salariales mediante un pacto social.

Entre los trabajadores crecen las preocupaciones por la economía; de todas maneras, no está claro que esté creciendo la conciencia por el ajuste que se viene, tampoco que se hayan modificado las inclinaciones electorales que se expresaron hace un mes en las PASO.

En todo caso, desde la izquierda debemos esforzarnos por alertar sobre el ajuste que se viene, comenzar a organizar desde abajo las duras luchas que más temprano que tarde habrá que poner en pie y, al mismo tiempo, dar la pelea en octubre para que los trabajadores no voten a los candidatos patronales.

Para este último objetivo es que en los próximos días estaremos sacando una carta abierta al FIT planteándole la realización de una reunión de una reunión entre nuestro partido y sus integrantes para acercar posiciones hacia el 25 de octubre y ver la posibilidad de impulsar un llamado en común a un voto de independencia de clase.

El comité nacional que estamos convocando para el domingo 20 de este mes seguramente hará propio ese llamado para llevarlo a todos los simpatizantes de la izquierda a lo largo y ancho del país.

 

 

 

 

Notas

  1. Los kirchneristas que se burlan del insoportable ultraliberal José Luis Espert, el mismo que en un foro macrista calificó a las paritarias de “instrumento fascista”, deberían tener en cuenta que la idea de Bein, aunque por otros medios, conduce a liquidar o al menos desvirtuar las negociaciones salariales colectivas, una conquista que hay que defender con todo.
  2. Que nadie crea que el plan Bein-Scioli es antagonista total de la devaluación Melconian-Macri. La diferencia es en todo caso de ritmos, y el esquema del candidato del FpV se parece más al neoliberalismo clásico que al kirchnerismo en su etapa Kicillof. En efecto, a diferencia de este, Bein busca “no utilizar el tipo de cambio como ancla de precios [incluido el salario. MY]; por el contrario, no se descarta alguna moderada devaluación inicial” (M. Zlotogwiazda, “Bosquejo de Sciolinomics”, cit.).

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