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Hace unos días Cristina Kirchner habló frente a un foro de mujeres en la Cumbre de las Naciones Unidas. Tuvo la caradurez de quejarse por sufrir discriminación como mujer en la Argentina. Y explicó que las mujeres en este país ya están emancipadas porque el gobierno –su gobierno- tuvo políticas para terminar con la desigualdad y la inequidad de género. Se le olvidó un pequeño detalle: hace solo tres meses hubo una movilización que convocó más de un millón de personas en todo el país para exigir #NiUnaMenos. Porque no hay manera de ocultar que es un país donde mueren mujeres víctimas de violencia machista todos los días. Donde siguen desapareciendo mujeres a manos de las redes de trata y explotación sexual. ¡Y donde siguen muriendo más de 400 mujeres al año por abortos clandestinos mal realizados!

 

Cristina trata de ocultar que durante 12 años en la agenda de este gobierno no están ni estuvieron los derechos de las mujeres. Ella es la responsable de que no haya ni un solo peso destinado a resolver el drama de la violencia y los femicidios; no se destina nada de presupuesto para construir refugios, ni para promover el trabajo genuino, ni hay patrocinio legal ni psicólogos provistos por el Estado para las mujeres víctimas de violencia. A esto se suma la tremenda impunidad a violentos, violadores y femicidas garantizada por jueces, funcionarios de justicia del poder ejecutivo y policías.

 

El cinismo de Cristina no puede ocultar que el suyo es un gobierno que no garantiza la educación sexual en todas las escuelas, que no se ocupa del reparto serio de anticonceptivos en todos los hospitales públicos del país, y que tampoco se ocupa de garantizar los abortos no punibles ya previstos en la ley. Hemos sido nosotras, las víctimas y las organizaciones del movimiento de mujeres, las que nos movilizamos ante cada caso de niñas embarazadas producto de violación a las que no se les garantiza su derecho al aborto en el hospital, como fue el caso de Moreno o del Hospital Ramos Mejía y tantos otros. Pero además, no se puede hablar de “igualdad de género” cuando las mujeres no tenemos el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, sobre nuestra propia vida. Si las mujeres seguimos arriesgando la vida en la clandestinidad del aborto a la que nos condenan este gobierno y la iglesia de Bergoglio, no hay igualdad ni siquiera formal.

 

Por esto nos movilizamos el 28 de septiembre al Congreso, para exigir aborto legal en el hospital, ¡para que dejen de morir mujeres! Y exigimos la inmediata aplicación del protocolo de abortos no punibles en todos los hospitales públicos del país, así como la educación sexual laica, científica y feminista y el reparto de anticonceptivos.

 

Por esto también nos organizamos y vamos a ir al Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata. Para organizar la fuerza del #NiUnaMenos, esa fuerza que se expresó el 3 de junio y que se expresa todos los días en las movilizaciones ante cada caso de impunidad, esa fuerza que logró echar al patriarcal juez Piombo y que tiene la potencialidad de conquistar triunfos en el camino de la emancipación: exigir y conquistar verdaderas políticas para las mujeres, para que se deje de financiar a la iglesia católica, para que se destine el 1% del presupuesto nacional a resolver realmente la problemática de las mujeres. ¡Y para conquistar el derecho a decidir, el aborto legal en el hospital!

 

 Viajá con Las Rojas al Encuentro Nacional de Mujeres de Mar del Plata. Anotate en www.lasrojas.com.ar

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