El miércoles 14 de octubre nos concentramos frente al Ministerio de Trabajo de Tigre toda la vanguardia obrera de la zona, más de 100 compañeros de todas las organizaciones acompañamos a los despedidos de Metalsa. Estuvieron presentes la seccional San Fernando del SUTNA, Jorge Ayala, delgado y candidato a vicepresidente por nuestro partido, trabajadores de la Línea 60, delegados de la carne, el Suteba Tigre y docentes de la lista gris de Tigre, el PTS, el PO, el MST, el nuevo MAS y otras organizaciones.
El motivo específico fue la exigencia de la reincorporación de Nacho Serrano, delegado independiente de la Unión Obrera Metalúrgica, de la fábrica autopartista Metalsa, que tiene fueros e igualmente fue despedido. Pero el de Nacho no es un caso aislado de persecución y discriminación sindical.
Luego de casi dos horas de cortar Cazón el Ministerio recibió a Nacho y se comprometió a organizar una reunión para la semana que viene con la empresa y el sindicato. Si bien de concretarse sería progresivo, no depositamos ni un gramo de confianza en el Ministerio y sus audiencias.
La “declaración de guerra” de la burocracia
En los últimos años la burocracia sindical, en especial la de la UOM y el SMATA, han llevado a cabo un plan sistemático para barrer a todo el que no piense en sintonía con ellos y se atreva a decir algo contra los planes de ajuste, las condiciones laborales o salariales. Cualquiera que quiera hacer algo para pelear por cambiar aunque sea un mínimo la situación de explotación del obrero es tildado de “zurdo”, debiendo soportar la persecución tanto de la patronal como del sindicato.
Antes de los conflictos derrotados de Lear y Gestamp, la burocracia sindical en general había mostrado síntomas de preocupación frente al avance de nuevos delegados combativos en distintos rubros industriales, y hasta incluso nuevas internas o secciones de sindicatos, que cuestionaban de manera incipiente el monopolio de Caló o Pignanelli.
En ese momento las solicitadas del SMATA contra los trabajadores en lucha de Gestamp y sus representantes fueron el comienzo de un plan sistémico de “limpieza” de activistas en las fábricas: no solo fueron derrotados los conflictos antes mencionados, sino que se perdieron delegados independientes en Volkswagen, Ford, y ahora Metalsa.
El ajuste que se viene: “retiros voluntarios”, suspensiones, despidos y ataque a la vanguardia
Las terminales automotrices acusan una crisis y justifican tras eso los planes de suspensiones y despidos, que repercuten en el corazón de la industria metalmecánica del país. Pero tal crisis no es otra cosa que una relativa caída en las ventas debido a una serie de factores entre los que se destaca la devaluación en Brasil y el atraso cambiario en la Argentina, lo cual no significa que no sigan ganando cifras multimillonarias.
Ante esta situación, las patronales justifican sus planes de despidos (el retiro voluntario no es otra cosa que una variante de estos) y de paso ponen en la primera fila de las listas negras a los activistas.
En el caso de Serrano, había sido electo delegado, y sin haberse cumplido un año de su mandato la comisión directiva de la UOM Vicente López le “revocó” el mandato. Ahora, sin haber pasado siquiera un año de esa revocatoria trucha, lo despidieron pasando por alto medidas cautelares que indicaban que el debía volver a su puesto de trabajo original (había sido corrido tras la revocación).
Hay que apoyar la campaña por la reinstalación del compañero Serrano y de todos los despedidos de Metalsa al tiempo que se impulsa un gran encuentro obrero que ponga a los trabajadores en pie de lucha contra el ajuste que se viene.
Corresponsal zona norte