Hace más de tres meses que se desató el conflicto. La burocracia sindical de la UOM mantiene una negociación con el Ministerio de Trabajo de la Nación y la patronal, sin resultados. La lucha de los trabajadores despedidos está congelada y a la espera de una negociación, dejando afuera a los propios trabajadores que aún se encuentran en el acampe en la puerta de la fábrica. La patronal se encuentra produciendo y sacando camiones con la producción de tubos. Y el gobierno provincial que se lavó las manos y que se desentendió de cualquier solución, a pesar de haber reprimido y de perder votos, siguen los Rodríguez Saá al frente de la provincia.
Lo que empezó como una lucha contra los despidos y por la afiliación sindical y por la elección de delegados, en medio del año electoral se convirtió en una pelea que excedió lo sindical y dejó una enseñanza política, más allá de sus protagonistas, hacia el resto de los trabajadores de San Luis. Los trabajadores despedidos han llevado adelante una lucha dura, desigual y hasta heroica, que tuvo el mérito de hacer bajar a la UOM nacional para que se hiciera cargo de la situación. Por ello una experiencia necesaria que advierte sobre los límites que tenemos los trabajadores en San Luis de décadas de inacción sindical por culpa de la dirigencia de la CGT local, amiga de la patronal y del gobierno provincial desde hace más de 30 años, y por otro lado de la fuerza que se demuestra cuando se sale a enfrentar los despidos. Pero la UOM nacional bajó para llevar la lucha a un punto cero y en una negociación difícil, que no ha aportado ninguna solución a los compañeros. Los 25 trabajadores de Tubhier en lucha tomaron la iniciativa bloqueando la entrada de la fábrica, se cortó la Ruta 7 en varias oportunidades, se hicieron marchas en Villa Mercedes y dos en San Luis, consiguieron el apoyo de diversos sectores, como los trabajadores de Tyrolit, con lo que se impulsó el fondo de lucha a través de un festival. También de los delegados de la propia UOM y de los trabajadores del Sindicato de Aceiteros referentes nacionales de la huelga aceitera, y de otras fábricas de la zona. Pero todo ello no alcanzó debido a que no se logró conformar una comisión de apoyo más abarcativa, con distintas fábricas y organizaciones que ampliaran las tareas y tomaran el fondo de lucha en sus manos y que en su momento no se discutió ni votó públicamente el impulso de la marcha en Buenos Aires a la Casa de San Luis para repudiar la represión, como tampoco al Ministerio y exigiendo a la UOM un paro nacional. Finalmente la burocracia metalúrgica se impuso e hizo levantar la marcha a pesar del entusiasmo de diversas organizaciones.
Pero la responsabilidad política corresponde a la UOM, que permitió desbloquear la entrada, permitiendo el ingreso del personal y que no debía salir ningún camión. A partir de ahí empezó la desmovilizacion a la lucha a pesar de los mismos delegados de la UOM, pues levantó el paro del día 24/9 y la marcha que se debía hacer por las calles de San Luis al otro día y otra segunda marcha. No hubo un repudio nacional a la represión a nivel nacional, no sólo no llamó a un paro nacional, sino que presionó a los trabajadores para que no hicieran ninguna marcha en Buenos Aires. Esto tiene un solo nombre: traición a la lucha. Por ello es que no debemos confiar en la burocracia sindical aliada de la patronal que nos lleva a la derrota. Tambien la UOM en campaña apoya a los candidatos de la patronal; Abel Furlán (delegado de la UOM en Zárate-Campana que llevó las directivas de Caló al conflicto) integra la listas de Scioli y la UOM Villa Mercedes apoyó a los Rodríguez Saá y a Carlos Ponce de la CGT local. Ellos pueden hacer política, ¿y los trabajadores qué? Tenemos un frente conformado por las patronales, el gobierno provincial y nacional, la dirigencia de la CGT y la UOM en contra de los trabajadores; por eso es una lucha política, por ello es que debemos organizarnos y unirnos para enfrentar a esta lacra que se llama burocracia sindical y estar mejor en la pelea contra los ajustes de los capitalistas y sus políticos. Por ello es que llamamos a construir una alternativa sindical y política que luche por un cambio de sociedad, que luche por una salida de fondo por el socialismo. Desde el Nuevo MAS nos comprometemos en esa tarea, apoyando las luchas, tal cual hicimos apoyando a los compañeros de Tubhier, respetando sus decisiones y uniendo a los trabajadores.
Y ahora el 22 de noviembre llamamos a los trabajadores a votar en blanco, y sobre todo a aquéllos 47.000 sanluiseños que así lo hicieron el 25 de octubre, a transformarlo en un voto útil contra el ajuste, venga éste de la mano de Scioli o de Macri.
Nuevo MAS-San Luis