Vaciamiento y saqueo en retirada

Tras la derrota sufrida ante Nardini en las últimas elecciones, el ex intendente  Cariglino, quien ocupa el cargo de intendente desde 1995, ha iniciado un operativo de vaciamiento descarado en todo el municipio. El operativo del intendente en retirada incluye insumos, aparatos, muebles, fondos, tanto de los diferentes centros de salud, hospitales y salas periféricas, así como también sedes deportivas y recreativas.

Conocido el accionar patoteril, corrupto y mafioso que ha tenido durante sus diversos mandatos, Cariglino ciertamente ya no sorprende. Se trata del “manejo” del partido como si se tratase de una empresa privada, al cual él y los suyos aplica sus propias reglas. Ha presionado desde siempre en cada elección, bajo amenazas y aprietes directos, a todo empleado municipal para que fiscalizase para él. Y cada trabajador ha tenido que responder sumisamente temiendo perder su fuente de trabajo. Es más, sobre él pesan denuncias por trabajadores y vecinos que, llevando adelante diferentes reclamos, fueron atacados, llegando incluso a la muerte en algunos casos.

Al accionar acostumbrado del intendente y su aparato, se ha venido a sumar por iniciativa del mismo el desmantelamiento y el vaciado de los diferentes ámbitos municipales, siendo en cada caso diverso el método. Tal es así que en el Hospital Polo Sanitario, los fondos fueron suspendidos desde el día 26, se cortaron los suministros y se dejaron de dar turnos hasta el 10 de diciembre, fecha en que asume Nardini. Situación similar ocurre en el Hospital de Trauma o el Carrillo. En los centros de asistencia social directamente se llevaron todo. Las obras están prácticamente detenidas, e incluso se filtró que pensaban dejar de recolectar la basura.

Clima de incertidumbre entre los trabajadores

Inmediatamente conocido el resultado de las elecciones, y acompañando el operativo de vaciamiento, se generó no casualmente un clima de incertidumbre y preocupación entre los trabajadores del municipio respecto al futuro de sus fuentes de trabajo. Situación que surge del manejo de los puestos laborales bajo la dinámica del clientelismo, clásico de los intendentes del conurbano, y que convierte a todo trabajador en un rehén del intendente y sus expectativas electorales.

A su vez los cargos más altos negocian para acomodarse con el nuevo intendente, al tiempo que generan dudas e infunden temor en los compañeros.

Defender los puestos de trabajo

A falta de un proceso de sindicalización tras 20 años, falta de libertades políticas y democráticas para todo el personal municipal, no será nada fácil, en esta coyuntura, que surja una respuesta por parte de los trabajadores que se defina como independiente. Sin embargo, no se puede obviar que de la presente situación de transición entre intendentes hay que sacar conclusiones para los tiempos que vienen, los cuales podrían sorprender a más de uno. En primer lugar está Leo Nardini, que, parado sobre los aires de cambio que reclama la gente del partido, el atraso en materia de gestión que pesa sobre Cariglino, más un discurso inflado de promesas para el mañana, pudo alzarse con la victoria. Nardini, hombre de Kolina y candidato del FpV, realizó reuniones con Máximo Kirchner, así como también anunció total predisposición de “escuchar” a Vidal. A los trabajadores que sufren la situación de saqueo sólo les dice que son mentiras y que “aguanten”, mientras tanto desvalijan todo a vista de todos. Nardini sólo da muestras de que, bajo un discurso lavado, apuesta a mantener la misma dinámica clientelar y arribista (a falta de un aparato propio para “reactivar” el partido), pero con un tono más moderado, ya que su inminente gestión se plantea diferente, en teoría, a la que realizó Cariglino.

En segundo lugar, no puede descartarse el hecho de que frente a la amenaza de perder los puestos de trabajo, los trabajadores realicen algún tipo de medida. Una medida entendida bajo el juego de presiones de aparato y de disputa entre los candidatos patronales.

Trabajadora municipal de Malvinas Argentinas

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