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“La clase obrera no surgió como el sol, en un momento determinado.
Estuvo presente en su propia formación”.
“Por clase, entiendo un fenómeno histórico que unifica una serie de sucesos dispares y aparentemente desconectados, tanto por lo que se refiere a la materia prima de la experiencia, como a la conciencia. Y subrayo que se trata de un fenómeno histórico. No veo la clase como una «estructura», ni siquiera como una «categoría», sino como algo que tiene lugar de hecho –y se pude demostrar que ha ocurrido- en las relaciones humanas”[1].
E.P. Thompson. La formación de la clase obrera en Inglaterra
El terreno material de la lucha de clases es más rico que cualquier esquema previo. Por eso, es fundamental analizar la dinámica que presentan las luchas recientes en la empresa privada, con la finalidad de avanzar hacia una comprensión más acabada de los rasgos de la conciencia reivindicativa de la clase obrera y, a partir de esto, delinear una “hoja de ruta” para que los partidos de izquierda hagamos parte en el desarrollo de las experiencias fundacionales en el sector.
La conciencia reivindicativa en la empresa privada
Por “reivindicativa” nos referimos a un nivel de conciencia donde los trabajadores se limitan a realizar exigencias de orden gremial y cortoplacistas (en particular de tipo salarial), olvidándose de consideraciones de orden más general hacia el conjunto de la sociedad (organización del Estado y el gobierno, estructura tributaria del país, financiamiento de la seguridad social, etc.). Esta forma de asumir la realidad es insuficiente para cuestionar la explotación de las patronales y los gobiernos de turno, pues fomenta que la clase trabajadora sólo se ocupe de cosas inmediatas (¡cuando le tocan directamente el bolsillo!), pero sin levantar la cabeza para preocuparse sobre otros problemas de la sociedad como un todo.
A pesar de sus limitaciones, es de vital importancia comprender cómo funciona esta conciencia reivindicativa, pues representa el punto de partida para desarrollar un trabajo político entre la clase obrera. De ahí que insistamos en que los partidos de izquierda deben aprender a dialogar con los trabajadores de “carne y hueso” y a partir de las problemáticas concretas que les apelan[2].
Para esto es preciso realizar “aproximaciones sucesivas” hacia los sectores trabajadores de la empresa privada, empleando diversos vehículos: desde la experiencia de campañas electorales que colocan a los partidos de izquierda revolucionaria ante auditorios más amplios de la clase trabajadora, pasando por los volanteos sistemáticos en la puerta de fábricas (¡el gris trabajo hormiga!) y, por supuesto, interviniendo en las luchas donde esa conciencia manifiesta más claramente sus alcances y límites.
De las huelgas recientes en la empresa privada (2011-2015) se desprenden algunos rasgos muy específicos de la conciencia reivindicativa en ese sector.
En primer lugar, se produjeron contra la violaciones de los derechos laborales más elementales: exigir el pago de salarios y aguinaldos adeudados (caso del City Mall y la finca La Luisa), impedir que la patronal aplicara recortes en el pago del jornal diario en las plantaciones (como ocurrió en las bananeras de Sixaola o naranjeras de Ticofrut), contra el cobro abusivo por trámites migratorios para obreros agrícolas (por ejemplo la lucha de 2015 de los indígenas Ngöbe en las plantaciones de café en Dota), etc.
En este sentido, son luchas que estallan por reivindicaciones extremadamente “defensivas”, exigiendo que la patronal no violente un derecho básico que está legitimado en su conciencia como tal[3].
Lo anterior puede parecer una generalidad así dicha, pero en la experiencia práctica tiene un peso importante. Por ejemplo, en el caso de los trabajadores del sector público también se caracterizan por tener una conciencia muy reivindicativa, pero dado que poseen mayores tradiciones de lucha con relación al sector privado, muchas de las huelgas que realizan son por reivindicaciones más “ofensivas”, es decir, para exigir nuevos beneficios o derechos: un mayor aumento salarial al decretado por el gobierno, ampliación de derechos en las convenciones colectivas o, incluso, luchas más políticas como fueron la pelea del Combo ICE contra la apertura de las telecomunicaciones (marzo-abril del 2000) o contra la aprobación el TLC con los Estados Unidos (2004-2007).
Pero en la empresa privada la conciencia reivindicativa parte de un nivel más bajo y, por eso mismo, estallan luchas contra condiciones de explotación brutales incluso para los parámetros ordinarios de la economía capitalista de Costa Rica, lo cual para los trabajadores se presenta como algo “injusto”.
En este sentido, lo determinante no pasa por si las luchas son “defensivas” u “ofensivas”, lo fundamental es comprender qué reivindicaciones son las que permiten abrir un diálogo con la clase trabajadora en la empresa privada y, desde ese punto, avanzar hacia formas de organización para luchar contra la patronal.
En síntesis: ¡no se trata solamente de que las patronales violenten cotidianamente los derechos laborales en sus empresas, sino que desde los partidos de izquierda aprendamos a identificar cuáles de esas violaciones sobrepasan cierto “umbral” o “línea roja” en la conciencia de los trabajadores, para que sea asumida como una reivindicación articuladora de una lucha, terreno a partir del cual es mucho más factible que la conciencia reivindicativa avance hacia un mayor grado de politización.
Los rasgos de los conflictos
Ahora queremos sentar algunas características sobre las formas de organización de los conflictos recientes en la empresa privada. Dado los pocos ejemplos que la realidad de nuestro país nos brinda, no está de más señalar que son apuntes que deberán corroborarse y fortalecerse con el desarrollo de futuras luchas.
Un primer rasgo por destacar, es que se desarrollaron por fuera de cualquier estructura sindical. Estos conflictos se articularon en torno a un “comité de huelga” o instancia similar, el cual se constituyó específicamente para darle solución a una reivindicación específica.
Esto no debe sorprendernos, por el contrario, es el complemento organizativo de la baja conciencia reivindicativa de este sector de la clase trabajadora. Esto explica que la sindicalización no figure en su imaginario como un requisito previo para luchar, pueses una forma de organización que revierte cierto grado de“institucionalización” de la conciencia de los trabajadores: fundar un sindicato consume varios meses para completar los requisitos legales ante el MTSS, tales como mínimo de afiliados, redacción de estatutos, elección de una junta directiva, etc. Por otra parte, no podemos obviar que las grandes dirigencias sindicales del sector público no cuentan con una política para organizar a los trabajadores de la empresa privada, lo cual en combinación con la persecución sindical que ejercen las patronales, explica las dificultades históricas de los trabajadores para construir sindicatos en el sector.
Sin lugar a dudas, esto representa un límite para el desarrollo de las luchas en la empresa privada, pues impide que los trabajadores cuenten con mejores herramientas para organizarse y hacerle frente a la patronal. A pesar de esto, los conflictos se están produciendo bajo la conducción de estos “Comités de huelga” y logran victorias en algunas ocasiones, aunque no logren darle continuidad al proceso de organización debido al carácter temporal de esas instancias.
Más allá de sus límites, el elemento más importante a tener en cuenta son los alcances de estos conflictos, pues así es como la clase trabajadora de la empresa privada está realizando sus primeras experiencias de lucha en este momento histórico: la dinámica del conflicto y los comités son la manifestación de cómo opera un recomienzo de la lucha en la empresa privada. De ahí que los partidos de izquierda estemos llamados a comprender cómo se organiza la clase trabajadora a partir de su misma experiencia, la cual no siempre coincide con los esquemas previos.
Un segundo rasgo muy peculiar de estos conflictos está directamente relacionado con lo anterior: ¡dado el abandono de los trabajadores de la empresa privada por parte de las burocracias sindicales nacionales y lo novedoso de estos conflictos, los partidos de izquierda cuentan con un espacio para hacer parte orgánica de estos procesos de organización y lucha obrera!
Al no estar la empresa privada copada por ningún aparato sindical burocrático (que pareciera tener un acuerdo tácito con las patronales para no intervenir en la empresa privada), esto genera condiciones favorables para que los cuadros políticos de izquierda tengan incidencia en acompañar los conflictos y aportar en su orientación política. La “orfandad” política de la clase trabajadora del sector privado representa un potencial ámbito de intervención para la izquierda en todo un sector de la clase trabajadora del país.
De ahí que el oficio para “cazar” conflictos sea fundamental en lo venidero. En esto es central la capacidad de diálogo con trabajadores de la empresa privada, pues es el mejor método para comprender hacia donde van sus inquietudes y prever posibles conflictos. Pero también es necesario construir un reflejo para “saltar sobre la libre”, es decir, correr hacia cualquier lucha de trabajadores de la empresa privada que se desarrolle o esté germinando.
Apuntes para la intervención en los conflictos en la empresa privada
A modo de síntesis, quisiéramos recapitular algunas ideas sobre los actuales conflictos en la empresa privada y la ubicación de la izquierda ante los mismos.
Primero: es fundamental comprender las formas de organización que la clase trabajadora de la empresa privada está desarrollando para luchar por sus reivindicaciones. Dentro de la tradición del marxismo revolucionario, los métodos de lucha son interpretados en tanto creaciones históricas concretas de la clase trabajadora y no a partir de esquemas preconcebidos[4]. En este sentido, la dinámica de estos conflictos en torno a reivindicaciones elementales e instancias de organización de corta duración, constituyen un hecho novedoso y enormemente progresivo en un país como Costa Rica, donde las luchas en la empresa privada se cuentan con los dedos de las manos (esto lo detallamos en otro artículo).
Segundo: en relación a lo anterior, es determinante adquirir oficio en “cazar conflictos” en la empresa privada, donde los partidos de izquierda tienen la capacidad de convertirse en parte orgánica de las luchas y aportar en su maduración política. No contar con el obstáculo de aparatos sindicales burocráticos en el sector es una circunstancia que facilita la experiencia de la izquierda con los sectores que salen a luchar.
Tercero: para ser un referente de organización y lucha para los trabajadores de la empresa privada, es indispensable aprender sobre su conciencia reivindicativa, la cual dista muchísimo de la que impera en el sector público y otros sectores sociales del país (¡basta con decir que mayoritariamente votó por el SÍ al TLC!). Para esto es fundamental el clásico método del volanteo a puerta de fábrica, el cual representa una experiencia muy educativa para la militancia de los partidos de izquierda, al colocarlos en contacto directo con trabajadores de “carne y hueso”, sus preocupaciones cotidianas, temores ante la persecución patronal, etc.
Cuarto: la acumulación de experiencias que realicen sectores de la clase trabajadora en estos conflictos, vuelve más terrenal la construcción de sindicatos en la empresa privada. Esto no será una tarea fácil, pues en las fábricas y plantaciones impera una “dictadura de las patronales” que persigue a quienes intenten sindicalizarse o reclamar por sus derechos. Por esto, la sindicalización en la empresa privada va ser factible en tanto se derrote ese régimen de terror patronal, mediante el triunfo de luchas y el establecimiento de relaciones de fuerza favorables para los trabajadores en los centros de trabajo. Concluimos: la formación de sindicatos en la empresa privada no es un asunto de derecho o maniobras legales, sino que será producto de la imposición de las luchas de los trabajadores.
Quinto: para profundizar las luchas e impulsar la formación de sindicatos en la empresa privada, es fundamental la solidaridad y acompañamiento de las grandes organizaciones sindicales del sector estatal. Esto quedó manifiesto en la reciente lucha de los trabajadores y trabajadoras de La Luisa de Sarchí, donde diferentes regionales sindicales de la APSE y la directiva del SINDEU (sindicato de la Universidad de Costa Rica) jugaron un papel determinante para desplegar la campaña de solidaridad en torno a la misma. Esto fue posible porque en esas organizaciones varios partidos de izquierda cuentan con militantes y ostentan cargos de representación de sus bases, debido a lo cual estas organizaciones apoyaron solidariamente la huelga. Esto es una experiencia sumamente valiosa que es necesario replicar y extender para futuras luchas, donde los cuadros de izquierda en los sindicatos (así como en otras estructuras del movimiento estudiantil y social en general) jugarán un papel central como parte de la solidaridad activa con las luchas de la empresa privada. Acá nuevamente se demuestra el rol fundamental que desempeñan los partidos de izquierda para la organización del sector privada, tanto para orientar los conflictos en curso pero también para rodearlos de solidaridad desde las organizaciones sindicales del sector público.
[1] Thompson, E.P., La formación de la clase obrera en Inglaterra (Madrid, Capitán Swing Libros, 2012), pp. 27.
[2]Esto revierte gran importancia para el caso de las organizaciones de izquierda en Costa Rica, cuyos cuadros dirigentes y gran parte de su militancia, procede de la juventud universitaria.
[3] Una excepción son las huelgas bananeras en 2013 y 2015 en Sixaola, pues luego del triunfo del 2011 avanzaron a construir un sindicato y lograron una convención colectiva. En todo caso, los orígenes de esta experiencia contó con estos rasgos en sus reivindicaciones iniciales.
[4] Al respecto es valioso estudiar a Rosa Luxemburgo y su debate en defensa de la huelga general como método de lucha, contrariando las tesis previas de la socialdemocracia alemana: “En otras palabras, no se trata de la crítica subjetiva de la huelga de masas desde la perspectiva de lo que sería deseable, sino de la investigación objetiva de las causas de la huelga de masas desde la perspectiva de lo históricamente inevitable” Luxemburgo, Rosa. Huelga de masas, partido y sindicatos. Editorial Pluma. Bogotá, 1979: p. 249