José Luis Rojo


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Las perspectivas del nuevo gobierno

 

“Más vale que no se distraiga con los problemas económicos. La crisis de la economía China, el derrumbe del precio del petróleo, y la grave encrucijada de la economía brasileña anticipan tiempos turbulentos (…) El gobierno de Macri debería preparar la economía para un mundo mucho más difícil” (J.M. Solá, La Nación, 24-01-16).

Han pasado 45 días desde que asumió Macri. El ritmo vertiginoso de los acontecimientos –las medidas tomadas por el nuevo gobierno- hace difícil hacerse una composición de lugar de conjunto; sobre todo cuando estamostodavía en pleno verano, lo que habitualmente distorsiona las cosas.

Sobre el carácter del nuevogobierno (representante directo del empresariado), hemos escrito en estas páginas. Pero al análisis hay que agregarle un interrogante desuma importancia:¿hasta cuándo durará su “luna de miel” con la sociedad?

Este interrogante no es menor porque hace a la dinámicaque se viene y, así mismo, abre otros interrogantes: ¿cómo será el 2016? ¿Cuánrápidamente se procesará la experiencia con Macri?¿En qué punto se podrán desatar luchas de conjunto?

Mucho se ha escrito sobre el papel del kirchnerismo en la oposición; hemos escrito que el peronismo se encuentra dividido en dos o tres “sensibilidades”: el FpV es hoy sólo un sector del PJ y todavía no está claro cómo se dirimirá su conducción (se habla de elecciones internas en algún momento del año).

Menos se ha hablado de ese otro actor pérfido que se viene moviendo en las sombras: la dirigencia sindical. Es significativo que Macri no haya logrado todavía un acuerdo con ella. La burocracia se mantiene detrás de la escena, no emite palabra, no se muestra, se esconde en los calores del verano. Pero si es verdad que no ha movido un dedo, también es cierto que del tan mentado “pacto social” no hay aún noticias.

En lo que sigue trataremos de responder al interrogante con que titulamos este editorial.

Hacer todo los primeros cien días

Diversos analistas vienen tratando de mensurar el alcance de las medidas económicas tomadas por el gobierno. Se habla de “medidas de shock” en materia de devaluación de la moneda, eliminación de las retenciones a las exportaciones agrarias (salvo la soja), eliminación de los impuestos a las exportaciones industriales, haber dejado correr los aumentos de la carne, el pan, la leche y los bienes de consumo en general, las subas de las naftas, etcétera.

Incluso, aquellosque estaban preocupados por que el tipo de cambio estuviera en un nivel de equilibrio relativamente bajo, quizás estén observando que de a poco el dólar se esté deslizado a un promedio de 14$ y es bastante probable que este deslizamiento ascendente continúe.

En todo caso, la preocupación es cómo evitar un traslado directo de la devaluación a los precios, sobre todo al salario (si los precios aumentan en proporción a la caída de los salarios, la devaluación será un éxito). Es decir,para que la devaluación no sea seguida por una nueva devaluación (recordar que Cristina llevó a cabo una primera devaluación en enero del 2014, la que fue rápidamente comida por los aumentos), debe lograrse una reducción de los precios en dólares, sobre todo, insistimos, en el principal precio de la economía capitalista que es la fuerza de trabajo.

Para esto se debe lograr frenar la inflación. ¿Cómo? Sencillo: acompañando la devaluación (que a priori tira para arriba los precios) mediante un ajuste del gasto, mediante una reducción del déficit del Estado, mediante una reducción del nivel de emisión monetaria, mediante un aumento de las tasas de interés; todas medidas que pueden redundar (y en parte buscan inicialmente) en una profundización del estancamiento económico y, aún, producir una recesión.

Dadas las potenciales consecuencias sociales de medidas así es que algunos analistas han señalado que en materia fiscal el gobierno estaría exhibiendo “gradualismo”: “El ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, ha dejado en estos días en claro que la política fiscal para terminar con el déficit y la inflación, que son las mismas cosas, irá despacio. Que lo rápido fue la salida del cepo (…) Razonable para un gobierno acosado por una oposición conspirativa y golpista, que abiertamente confiesa sus intenciones de derrocar a Macri” (Jorge Oviedo, La Nación, 18 de enero 2016); pero si no vemos por ningún lado esa vocación “golpista” de los K y nos causa risa la acusación de Oviedo a la izquierda de que perseguiríamos una “revolución de los ñoquis” (¡por enfrentar los despidos en el Estado!), nos permitimos dudar que en materia fiscal la cosa sea tan “gradual”.

La información es que de un momento a otro se conocerá el aumento de las tarifas de electricidad: ¡se habla de un aumento que iría desde el 250% al 500% en la boletas! Para disimular las cosas(triquiñuela PRO) se pasará a facturas mensuales, esto para que el aumento parezca la mitad de lo que realmente es. Luego de la luz vendría el aumento del gas, y por qué no los teléfonos, el cable, el transporte.

Si nos guiamos por la “máxima” que persigue Macri, que es que “lo que no se hace los primeros cien días no se hace jamás”, quizás sea esperable que a lo largo de febrero sigan llegando noticias de aumentos brutales que “completen” la aplicación de una tanda de medidas.

La madre de todas las batallas

Esto es lo que coloca sobre un terreno escabroso la primera gran batalla en ciernes: las paritarias. Es que al gobierno le convendría que no ocurriesen en momentos de aumentos siderales de precios y tarifas, pero eso es lo que va a ocurrir: ¡se les va a pedir un “sacrificio” a los trabajadores mientras todo lo demás vuela por las nubes!

De manera extraoficial el gobierno ha dejado trascender lo que pretende: que se negocie en función de la “inflación futura y no de la pasada”. Basándose en estimaciones que prácticamente ningún analista comparte, hablade que buscará aumentos que ronden entre el 20% y el 25% y no más.La propuesta es una provocación evidente. Es tan inaceptable que incluso a la burocracia se le hace difícil digerir la cosa, de ahí que se mantengan en un segundo plano.

Si bien todavía no hay cálculos oficiales, para todo el mundo fue evidente la brutal escalada de los precios en noviembre y diciembre pasado (y que se ha retomado ahora a fines de enero): según el índice de San Luis, uno de los dos reconocidos por el gobierno (el otro es el de CABA), ¡la inflación en diciembre llegó a la escandalosa cifra del 6.5%!

Aunque algunos analistas la colocan algo más baja, se habla para noviembre, diciembre del 2015 y enero, febrero y marzo del 2016, de cifras que pueden rondar 4, 5 o 6 puntos en cada caso: ¡haciendo una simple multiplicación esos cuatro meses se llevan el aumento que quiere dar el gobierno para todo el año!

Aquí el gobierno tiene un problema, de ahí que esté asustando con el desempleo, de que “hay que centrarse en la defensa de los puestos de trabajo”. Al cierre de esta edición se aguarda el desenlace del conflicto de los petroleros de Chubut. Al parecer, el gobierno sostendría el precio del barril del petróleo pesado de dicha provincia de manera que no haya despidos. ¿La contraprestación de parte del sindicato? No discutir paritarias este año, ¡aceptar el congelamiento de los salarios mientras que los precios se van para las nubes!

Es verdad que los petroleros cobran sueldos altos y, quizás, acepten una propuesta así. Sin embargo, el precedente que quedaría sentado para el conjunto de los trabajadores sería muy malo. El gobierno usará seguramente ese ejemplo para decir que los trabajadores deberían hacer lo mismo en todo el país:“cuidar el empleo”, “pensar en la Argentina” y bla, bla, bla, ¡esto cuando la transferencia de recursos hacia los de arriba en este primer mes de su gobierno ha alcanzado la escandalosa cifra de 20.000 millones de dólares!

Esto nos lleva de lleno a una de las principales conquistas de los trabajadores subproducto del Argentinazo (¡y no de los k, que se dedicaron a mantener el trabajo lo más fragmentado y precarizado posible!): el nivel de empleo luce “alto” respecto de la serie histórica.La patronal y el gobierno necesitarían, eventualmente, un mayor “ejército industrial de reserva” (un nivel de desempleo mayor), cosa que se haga palpable el problema del trabajo y bajen las expectativas salariales del conjunto. Se le entregaría así, en bandeja de plata, un argumento a la burocracia para volver al redil, para dar la cara y entregar los salarios.

En cualquier caso, la primera paritaria será la del gremio docente; sobre todo en la provincia de Buenos Aires, y habrá que ver qué desarrollo tendrá. Ya Vidal ha dicho que “no se puede resolver los reclamos de 8 años (bajo Scioli) en una sola paritaria”, lo que, evidentemente, augura que la propuesta no será muy generosa. En la provincia puede estallar el primer conflicto de importancia bajo el mandato de Macri, aunque habrá que ver cómo juegan las expectativas que por ahora se mantienen en el nuevo gobierno.

Una miríada de los conflictos

De cualquier manera, se vienen desarrollando una serie de conflictostanto sindicales como democráticos. Quizás los dos de mayor importancia hasta el momento hayan sido los delos municipales contra Mestre en Córdoba (por ahora en stand by), podemos agregarle en la provincia mediterránea el reclamo por la rebaja jubilatoria y el delos petroleros de Chubut.

También de importancia y con fuerte visibilidad han sido el de Cresta Roja apenas asumió el nuevo gobierno (pasando hoy por alternativas muy difíciles), así como el de los trabajadores de la aerolínea Sol cuyo desenlace luce más favorable (en este caso, el gobierno parece haber exhibido “cintura negociadora” en un área muy sensible en pleno verano: la de los pilotos y personal de aviación, incluidoque los gremios se volcaron al conflicto). Y podemos agregar aquí otro caso en que el gobierno golpeó primero para luego retroceder (eventualmente siempre obteniendo algo), como es el caso de la intendencia de La Plata en relación a los trabajadores de las cooperativas y, también, sectores de empleados estatales que se pretendió despedir.

A esto se le puede sumar una miríada de conflictos más pequeños en empresas de confección de ropa, en cervecerías, distintos casos de despidos a nivel de municipios y un largo etcétera que, si bien no se puede caracterizar como una oleada de luchas que modifique el clima “veraniego” que se vive, anticipa que al gobierno de Macri no le será tan fácil hacer pasar sus planes.

Si pasamos de lo reivindicativo a los problemas democráticos, lo que atrae toda la atención es el caso de la detención de Milagro Sala que como dijo María del Carmen Verdú (CORREPI), al colocársele la carátula de sedición, se trata de una acusación no excarcelable que sentaría un precedente gravísimo si se confirmara su detención.

La cuestión de las paritarias y la evaluación de los conflictos que ocurren, en correspondencia con los ataques que viene llevando adelante el gobierno de Macri, es lo que coloca en el centro el interrogante sobre las perspectivas, el procesamiento de la experiencia con Cambiemos.

Bajo las condiciones del “sopor del verano” todavía la mayoría trabajadora no parece sentir (o, más bien, no lo “verbaliza” aun), los efectos de las medidas antipopulares.

Pero esto no podrá durar eternamente. El gobierno ha tomado y seguirá tomando medidas brutales que, para colmo,van para un solo y mismo lado: beneficia a los de arriba y castiga a los de abajo.

La entrega a fin de año de 400$ para aquellos que reciben la asignación universal por hijo, las bonificaciones en determinadas áreas del sector privado, y alguna que otra medida más, han lucido como poca cosa frente a los generalizados aumentos de precios, la devaluación, los despidos y el aumento de tarifas inminente.

Macri ha vuelto a prometer que ensesiones ordinarias se discutirá el aumento de la alícuota del impuesto al salario. ¡Estamos frente a un gobierno que ha gobernado por decreto de “necesidad y urgencia” durante sus primeros cien días, pero que para elevar el piso de ganancias (siquiera para eliminarla) debe pasar por el Congreso!

Este solo hecho pinta de cuerpo entero el carácter de clase del gobierno: ¡para los capitalistas, para los empresarios, todo, para los trabajadores, para los explotados, nada!

Eso nos lleva al interrogante acerca del ritmo en que se desarrollarán los acontecimientos. Macri es demasiado brutal, demasiado unilateral en sus procederes, es como muy evidente que beneficia a unos (los ricos, los capitalistas) a costa de los otros (los pobres, los trabajadores).

Probablemente sean las paritarias las que den lugar a ese enfrentamiento(esto más allá de la grave hipoteca del monopolio de la burocracia de la negociación).

En cualquier caso, si el gobierno tiene un signo reaccionario, eso no quiere decir que la situación de conjunto lo sea: las relaciones de fuerzas no han sido aún probadas, no hay todavía un giro reaccionario en la coyuntura de conjunto; seguramente lo serán en el futuro próximo: para eso hay que prepararse desde ahora.

La tarea es derrotar a Macri en las calles

Finalmente, estáel debate en la izquierda acerca de la orientación para enfrentar al gobierno reaccionario. Desde estas páginas venimos defendiendo que se trata de lograr la más amplia unidad de acción para derrotarlo.

No hay que confundir dos cuestiones. El kirchnerismo, que con la reabsorción de la rebelión popular le abrió las puertas a Macri, pretendeahora mostrarse como oposición, pero siempre “de su majestad”: para volver necesita ser “elegible” por los patrones en el futuro por esosu tarea hoy es asegurar la gobernabilidad (ver la votación del presupuesto a Vidal en provincia de Buenos Aires). El acuerdo que Pichetto dejó trascender en las últimas horas, darle apoyo a leyes fundamentales de Cambiemos a cambio de un acuerdo de coparticipación con Macri, muestra esa voluntad.

Al mismo tiempo, políticamente su rol “natural” es ser oposición (para eso está la alternancia patronal). Y por otra parte, el perfil ideológico reaccionario de Cambiemos, de batalla “contracultural” anti-k plantea problemas y enfrentamientos en terrenos menores, no esenciales como son ley de medios y otros, mientras deja pasar lo principal: el ajuste a nivel nacional y en las provincias, incluso obviamente en las gobernadas por los propios k.

Sin embargo,sería idiota aquella corriente que se negaraa unificar fuerzas en las calles para enfrentar al nuevo gobierno. No es verdad que se esté viviendo un “cogobierno”. ¡Siquiera los radicales –queson parte de Cambiemos- logran tener voz en los asuntos! Macri no necesita hoy cogobernar con nadie más; mañana se verá.

Tampoco es verdad que la burguesía está “dividida en dos bandos”. Toda la burguesía se encuentra unificada detrás de Macri; el peronismo en todas sus expresiones desde las más oficialistas hasta las más opositoras, hacen su papel de “oposición” para volver a ser elegibles en el futuro y gobernar sus distritos, pero no reflejan que la patronal esté dividida (como cuando la crisis del campo, donde la mayoría de los capitalistas estaba contra el gobierno de Cristina).

En estas condiciones negarse a unir fuerzas como predica el PO, negarse a sacar a los movimientos k de sus madrigueras para llevar adelante una acción común, negarse a disputarle sus bases en las calles creyendo –¡con un cretinismo electoralista feroz!- que esas disputas sólo deben darse en el terreno electoral, es un crimen político que sólo puede facilitarle la tarea a Macri para derrotar las luchas y, por añadidura, impedirnos a la izquierda cualquier disputa por la dirección y representación de los trabajadores argentinos que todavía siguen mayoritariamente al peronismo en sus distintas expresiones políticas y sindicales.

La tarea de la hora es realizar asambleas para ir preparando las paritarias, enfrentar los despidos en las reparticiones del Estado (y el sector privado), preparar también con asambleas las paritarias docentes en la provincia de Buenos Aires (asambleas donde se vote el reclamo salarial), multiplicar la lucha democrática por la libertad de Milagro Sala, impulsando la máxima unidad de acción en la perspectiva de derrotar al gobierno de Macri, abriendo la vía de una salida obrera y popular.

Al servicio de estas tareas es que se debe ir “calentando los motores” hacia el encuentro obrero de comienzos de marzo y para lograr una movilización unitaria y multitudinaria el 24 de marzo sobre la base del programa del EMVyJ.

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