Entrevistamos a un compañero que ingresó al PST en 1982, en pleno derrumbe de la dictadura militar. Él nos relata su experiencia política en esa etapa de transición.
Aun en plena dictadura, el PST siempre mantuvo lo que llamábamos un trabajo “de superficie”, que era el que encabezaba Enrique Broquen con su estudio. El estudio jurídico era un “local público”, sabíamos que estaba supercontrolado por los servicios, por eso iban muy pocos compañeros ahí y él era una figura pública, no lo podíamos esconder. Pero el resto del partido era clandestino, estaba tabicado de ese lugar. A medida que se fue acelerando el proceso de deterioro de la dictadura, abrimos algunas compuertas. Por ejemplo, al estudio de Enrique podían concurrir algunos compañeros más, empezamos a extender un poco el trabajo de superficie. La creación de la CoPeDE fue un ejemplo de esta orientación: abril un canal para hacer un trabajo más abierto para aprovechar la nueva situación política y ligarse a las nuevas camadas juveniles.
SoB: ¿En qué momento político te relacionaste con el PST?
R: Yo hice toda la secundaria durante la dictadura. Empecé en el 76 y terminé en el 81. Ese año empezaron las clases supongamos un 10 de marzo. Mi recuerdo era que mi mamá me llevó con el blazer azul, el pantalón gris, todo así, un nene de mamá. Llegamos al portón y había todos unos “hippies”, con musculosas, uno de esos días cerraron el portón y dieron “hoy no se entra” no sé por qué razón. A los 10 días, desaparecieron todos los hippies, los pelos largos y apareció un camión militar en la puerta. El colegio fue intervenido, era el ENET N° 28, conocido como el “Cuba” porque queda sobre esa calle. Así que me acuerdo de eso y después vino el 24 y se acabó todo, nunca más se cerró el portón por los estudiantes, se terminaron los pelos largos, las musculosas y vino la regimentación.
Fue un cambio total, total, pero no llegué a comprenderlo en ese momento, tenía 12 años. Yo me crié, en la etapa previa a la dictadura, en una familia de trabajadores estatales, que eran parte de la clase media de Capital. Me acuerdo que cuando yo salía, mi vieja me decía: “no pateés las bolsas de basura, por ahí hay una bomba de los terroristas”. Era parte de esa psicosis que existía.
Terminé la secundaria, ningún centro de estudiantes, ninguna actividad política. Nada. Sí muchas inquietudes intelectuales. Terminé de técnico y me anoté en la Facultad de Filosofía y Letras para estudiar Filosofía. En esa época había curso de ingreso y cupos. Obviamente me bocharon.
En ese interín, yo estaba saliendo con una chica de la facultad y ella era contacto del PST y un poco por intermedio de ella me empezaron a atender como contacto. Estamos hablando de marzo-abril del 82. Ahí no logro entrar a la facultad y más o menos para mayo me vuelven a contactar. Me acuerdo que me pasaban el periódico dentro de un paquete de cigarrillos. Yo quise sacar un cigarrillo y me dijeron: “¿Qué hacés, tarado?”. Yo seguía con mi pura ingenuidad. No entendía nada, pero empezaba a entender. Y me propusieron si quería prepararme para el curso de ingreso del año próximo. Dije obviamente que sí. Me dijeron que era una institución muy buena, gratis, que daba cursos para ayudar a los estudiantes.
Y ahí conocí al partido. La institución se llamaba CoPeDE (Comisión Permanente en Defensa de la Educación).
SoB: ¿Cómo funcionaba esa institución?
R: Había un montón de compañeros. Daban cursos para todas las facultades. Estaba Juan Talpe (1), que daba Física, Química, Matemáticas y yo cursé casi medio año, preparándome para el ingreso para Filosofía, que había que dar Filosofía e Historia (las dos materias del ingreso), hice los cursos con Enrique Broquen. ¡Ya está! ¡Me hizo trotskista!
Fue todo un proceso, toda una experiencia. Me acuerdo que fui a la primera marcha que volvió a aparecer el PST públicamente (después de Malvinas) que fue en setiembre del 82 por Polonia, por Solidarnosc (la agrupación Solidaridad de los obreros polacos dirigida por Lech Walesa). Una marcha, en medio del derrumbe de la dictadura, pero “nadie se animaba a sacar los pies del plato”, digamos. Obviamente no pasó nada. Creo que marchamos del Obelisco a la embajada de Polonia.
SoB: ¿A las movilizaciones por la guerra de Malvinas no fuiste?
R: Sí, pero no el partido. Fui solo. En todo ese interregno, Malvinas, fue una gran conmoción política. Yo ya estaba ligado al partido. Yo no me acuerdo bien cuándo empezó el curso de Broquen, era abril, mayo, eran 6 meses hasta finales de año. Me acuerdo de los materiales. Había una revista que creo era Estrategia Internacional, que estaba el documento sobre la guerra de Malvinas. Estaba en la discusión pero no participé de ninguna acción del partido. Sí me acuerdo del clima de época. La conmoción social y política fue la guerra de Malvinas. Y me acuerdo de la política del partido, que empalmaba con todo un sentimiento… yo era joven, semicontacto, empezaba a relacionarme con el partido, pero empalmaba con todo el sentimiento antimperialista y antidictatorial que era de masas. Las discusiones eran como pan caliente.
SoB: ¿Y cuál fue tu primera impresión del partido en esa marcha por Polonia?
R: Éramos poquitos. Pero era toda una cosa muy loca. Seríamos 200 compañeros con toda la furia. Además éramos solamente del PST. Me acuerdo la emoción… también todos los temores, un poco la “persecuta”, todo el mundo estaba vigilante, atento, porque no se sabía exactamente qué podía pasar. Eran los primeros pasos. La dictadura había caído… pero no había caído, el presidente era BIgnone. Realmente había caído: con la derrota de Malvinas la dictadura se derrumbó. Pero formalmente todavía no había caído. Estaba todo ahí. Me acuerdo del clima de época: postcaída. Me acuerdo que la cana, antes de Malvinas, yo estuve en cana muchas veces por “pelotudear” en una plaza, por ninguna razón política. Estaba con los vagos en la plaza y te llevaban porque sí…
Después de la guerra, un policía veía a dos jóvenes juntos y salía corriendo…. el policía. La realidad era esa. Tenían un cagazo los tipos. Casi no se veían policías en las calles, casi hacías lo que querías, había una libertad y una democracia impresionante. Hubo todo un estallido democrático-cultural enorme. Ahí el partido empezó a dar sus primeros pasos para ser lo que después fue el Viejo MAS, que fue hegemónico y catalizó a toda esa vanguardia juvenil que se hizo de izquierda. A la derecha estaba la Franja Morada, que era bastante de izquierda (entre comillas) y después en la vanguardia estaba un poquito el PC, venía de crisis en crisis, además se revelaron todos los acuerdos con la dictadura. Los montos que eran un desastre. El Viejo MAS se hizo hegemónico en la juventud y también en sectores de trabajadores; estamos ya en el 85-87.
SoB: ¿A partir de ahí te integrás orgánicamente al partido? El partido deja de tener una estructura semilegal.
R: Primero quiero decir una cosa. Haber entrado al partido con los cursos de Broquen fue una de las mejores cosas que me pasaron en la vida. Era un viejo divino, un “viejo aristocrático” de izquierda. Me acuerdo que en el estudio que tenía en la calle Sarmiento, donde atendía los casos de compañeros presos y desaparecidos (2), tenía un sable de un pariente que había sido un general, no sé qué, un prohombre de la patria. Era una persona muy culta, amigo de Cortázar, muy leído. Los cursos del viejo, no sé si existirá algún archivo, algo grabado, eran extraordinarios. Estudiar Historia argentina con el viejo, fue un lujo. En el medio del curso, te iba metiendo todo: marxismo, lucha de clases… hasta que en algún momento se blanqueaba y te decía… siempre en los grupos de estudio había algún militante. No eran todos estudiantes ingenuos como yo, había algún militante joven que era militante y te atendía.
SoB: ¿Eran cursos para conocer gente y captar?
R: Sí, totalmente, la CoPeDe era una iniciativa para conocer gente y captar. Era una cobertura legal para hacer política. Después había cursos orgánicos del partido. Pero en esa época, 82-83, no entrabas al partido directamente. Yo pasé 6 meses de prueba antes de ser militante (como aspirante), porque estaba toda la transición entre la clandestinidad y la legalidad, entre el PST y el Viejo MAS.
Después tuve cursos de marxismo, del Manifiesto Comunista. Yo hice toda la campaña de afiliación para participar de las elecciones del 83, me fui a abrir con otro compañero un local en Bernal Oeste.
SoB: ¿Qué conclusiones constructivas sacaste de las orientaciones de esa etapa de transición? Porque vos ingresaste al partido cuando ya la dictadura estaba en bancarrota y el partido también se estaba acomodando al cambio.
R: Viendo en retrospectiva, el partido buscaba, en las peores condiciones, siempre tenía alguna iniciativa, siempre “le buscaba la vuelta” para seguir construyendo, para intervenir. Siempre lo que me llamó la atención, retrospectivamente… Viste que ahora está eso: “no se puede, no se puede…” Mucho escepticismo. El partido, hasta en los peores momentos buscaba como intervenir algo siempre se puede hacer. Depende de la voluntad, la capacidad política para encontrarle la vuelta y saber ver la situación, la caracterización, pero siempre, siempre, se puede. Eso de que “no se puede” es mentira. Si se resistió hasta en los campos de concentración del nazismo, cómo no se va a poder intervenir.
Yo viví justamente esa orientación. El partido empezó a ver los elementos de crisis en la dictadura, año 80-81, y se dio una orientación con los cursos de ingreso. Porque la CoPeDE, existía desde el 81, ya el partido buscaba la manera de entrar y buscar cualquier resquicio para seguir construyéndose y llevar su política adelante. Después en mi caso justo se combinó con la Guerra de Malvinas, la caída de la dictadura y la apertura democrática y todo el proceso por el cual toda una generación de jóvenes entró en la vida política. El que no hacía política, el que no militaba, no existía. No había joven que no militara. Había una necesidad de militar, de buscar, de participar en política. Obviamente, el peronismo era mucho más grande, los radicales ganaron en esa oportunidad. Pero estaba el Partido Intransigente, había corrientes enormes. La competencia fundamental en la juventud eran el PI y los montoneros. El PC poco.