Pasó un tiempo antes de que los guardavidas de Mar Chiquita pudiéramos pronunciar esta palabra libremente. Cuando pudimos hacerlo fue porque la decisión y la convicción venía de muy adentro, había calado nuestros huesos, como viento frio que viene del mar. Las coacciones y amenazas comenzaron pero el sindicato nació, tomó aire y salió caminando.

Comenzó en año 2005 luego de un conflicto de guardavidas municipales en las costas del partido Mar Chiquita, el cual se gestó por el despido de tres compañeros que habían reclamado por mejores condiciones de trabajo para las casillas de vigilancia. El intendente Jorge Paredi del Partido Justicialista tomó la más infame de las decisiones y despidió a 25 guardavidas más, los cuales reclamaban por la reincorporación de sus tres compañeros despedidos. El sindicato de guardavidas, SUGARA, soltó la mano al delegado gremial, quien también fue despedido. Y el mismo sindicato arregló con Jorge Paredi y le trajo a los rompe huelgas, venidos en su mayoría de la escuela de guardavidas de SUGARA Lanús. Éstos ocuparon los puestos de trabajo de los compañeros despedidos. Para amedrentar a quienes continuaban bajando a la playa para defender su puesto de trabajo, llevaron matones armados para amedrentar la lucha de los trabajadores guardavidas despedidos. Todo esto terminó por la vía judicial.

Las temporadas venideras en el Partido de Mar Chiquita estuvieron marcadas por esta historia y por el avance de una precarización laboral que culminaría años más tarde en el nacimiento de nuestro sindicato, UGAM (Unión Guardavidas Agremiados Mar Chiquita).

En la provincia de Buenos Aires existía el decreto 27/89 sancionado por el entonces gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero. Dicho decreto tenía, entre otros, los siguientes derechos: 120 días de contratación mínima, jornada laboral de 6 horas, un guardavidas cada 80 mts. de playa, tarea riesgosa, etc.  Sólo llegó a cumplirse el decreto, en gran medida, en donde los sindicatos estaban más fuertes, como en el Partido de General Pueyrredón y más tarde en el Partido de Pinamar, pero en nuestras costas los derechos para los guardavidas brillaban por su ausencia. En cambio, sí existía un paquete de horas extras manejadas a manera de premio/castigo por parte del jefe de turno. Otra manera de dividir era la contratación escalonada en 2, 3 y 4 meses (violando el decreto que estipula los 120 días como contratación mínima). También había periodos de contratación en negro, tanto en el arranque como en el final de la temporada y también en suplencias. Asimismo, la negligencia de un servicio que comenzaba con menos del 50% de la planta total de los trabajadores y terminaba de la misma manera, con el riesgo que esto implicaba tanto para los bañistas como para los mismos guardavidas.

Al principio se trabajaba sin franco, situación que no estaba reflejada en el salario, pero cuando lo dieron fue a cambio de cubrir la jornada al completo del compañero de casilla que se tomaba franco.  Esto exponía a muchos trabajadores a estar casi 11 horas en la playa sin compañero.                          La lista de falencias es larga, por ejemplo: jornadas extensas y mal pagas, incumplimiento del periodo mínimo de contratación, refugio de vigilancia no apto para el trabajo de guardavidas, escasos elementos de trabajo.

En la temporada 2011/12 ingresaon a trabajar guardavidas que al observar todos este panorama comienzan a organizar reuniones para pasar de la queja a la acción. De estas reuniones surgió la estrategia de formar una asociación civil para engañar al intendente Jorge Paredi de la gestación del sindicato. Así presentamos en el Concejo Deliberante un proyecto de ordenanza que reglamentaba la actividad de los guardavidas a nivel municipal. Conocíamos la existencia de los proyectos de ley a nivel provincial y nacional que estaban militando los compañeros de la Federación Argentina de Guardavidas, compuesta en su mayoría por representantes gremiales de la Provincia de Buenos Aires.

Mientras públicamente presentamos el proyecto, por debajo fuimos a buscar la afiliación de los compañeros. Había tanto miedo a ser relacionados con cualquier tipo de unión de trabajadores que fuimos casa por casa a buscar a los compañeros para que se sumen.

Todo esta estrategia se echó a perder  el día en que el jefe del operativo de seguridad en playa de ese momento, el Sr. Federico Cardozo González, sustrajo y retuvo en su poder una carta del Ministerio de Trabajo de la Nación dirigida a la Unión Guardavidas Agremiados Mar Chiquita. A partir de ese momento se intensificó el hostigamiento, la persecución y las amenazas a compañeros. Toda esta situación, lejos de mermar la fuerza, incrementó la unión y el crecimiento gremial.

Después del desgraciado episodio sucedido en la Albufera de Mar Chiquita donde  un joven falleció en un sector de bajada náutica donde debería haber guardavidas y no los hubo, situación que se le había advertido a cuatro funcionarios municipales en diferentes oportunidades, donde se le recalcaba la peligrosidad de la laguna  y la necesidad de nuevos puestos de guardavidas. En otras palabras, fue una muerte anunciada. Fue ahí que un compañero y actual dirigente de UGAM dio una extensa nota en la radio local denunciando todos estos hechos. Responsabilizó a toda la cadena de mando, desde el intendente hasta el jefe de guardavidas. Así puso al tanto a toda la comunidad marchiquitense  de la situación por la que atravesábamos los trabajadores guardavidas.

Luego de esa situación se vieron forzados a recibirnos. El oficialismo siempre pateó la pelota para adelante. Logramos que se firmara un acta acuerdo con todos los representantes de  los bloques del Concejo Deliberante en donde se comprometían a discutir y aprobar el proyecto en los siguientes  meses venideros. Con amplia presencia en el Concejo de guardavidas municipales de Mar Chiquita y acompañados por la Federación Argentina de Guardavidas, se aprobó el proyecto UGAM por mayoría (el oficialismo se abstuvo con paupérrimos argumentos). El intendente Paredi lo vetó a los 15 días. A los pocos meses aprobaron la ley provincial y nacional de guardavidas que superaba ampliamente los derechos pedidos en la ordenanza municipal vetada.

Sin bajar los brazos nos volvimos a presentar en el Concejo Deliberante, esta vez con un proyecto de costo cero que pedía el ingreso por concurso público. Debido a que todos los ingresos al plantel de guardavidas eran bajo la norma del clientelismo político. Como no tenían mayoría, el oficialismo, llegado el día de votación, suspendieron la sesión, argumentando que estaban juntando votos para las elecciones que se llevarían a cabo el siguiente domingo 25 de octubre de 2015. Jorge Paredi perdió las elecciones y en la siguiente sesión  el proyecto fue aprobado por unanimidad. El 1° de diciembre de 2015 decidimos en asamblea ir al paro para que se cumpla la ley provincial y nacional de guardavidas y también brindar apoyo a los compañeros del corralón municipal en sus legítimos reclamos. Entonces, en plena transición de cambio de gobierno, con un paro que duró 48 hs., dimos, al sonar de los bombos, un claro mensaje para los que se iban y para los que llegaban al gobierno, de que UGAM había llegado para quedarse. Con un claro objetivo de la defensa de los derechos de los trabajadores guardavidas, UGAM consiguió la incorporación de 27 nuevas fuentes de trabajo, entre ellos compañeros guardavidas echados en el conflicto del año 2005, reconociéndoles la antigüedad a través del concurso. También se consiguieron 120 días de trabajo para todos los compañeros acompañado de las 6 horas, como estipula la ley y el mínimo de dos guardavidas por turno y por puesto, logrando así extender el operativo de 8 a 20 horas. Para finalizar, la UGAM consiguió esta última temporada el 99% de afiliados al Sindicato.

 

Sebastián Colaizzo

Secretario Adjunto-Unión de Guardavidas Agremiados

Mar Chiquita

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