Acercándonos a otro aniversario de la llamada “Revolución de Mayo”, es necesario discutir ciertos aspectos de estos hechos que son importantes para comprender la historia argentina. Sin duda que es un tema que ha estado en boca de todos. Todas las corrientes políticas han tratado de dar su versión, tratando de mostrar ciertas fortalezas o debilidades. El nacionalismo de principios del siglo XX mostrando el surgimiento de “nuestra patria”, a mediados de siglo XX con el populismo algunos revisionistas plantearon el triunfo de un sector conservador que dejó una independencia a medias, idea que se ha impuesto en amplios sectores, que la burguesía progresista (léase industrialista o desarrollista) no logró consolidarse en el poder por acción del imperialismo o de sectores feudales.

Hoy en día sólo la izquierda trata de dar una respuesta diferente, que explique qué pasó en esa fecha, y que al mismo tiempo nos permita dar respuesta a la historia que siguió. Los maoístas han continuado la versión deformada de que la burguesía no logró tomar el poder; desde el Partido Obrero se sostiene que los sectores más avanzados de la revolución fueron derrotados alrededor de 1816; Razón y Revolución prefiere decir que la revolución fue un cambio social que impuso el capitalismo y  creó una nación independiente, avanzada y desarrollada. Pero nosotros preferimos retomar algunas (no todas) de las ideas de un escritor trotskista de mediados de siglo XX: Milcíades Peña.

Hacia una interpretación marxista

Formular una visión de la llamada “Revolución de Mayo” nos permitirá entender mejor los años que siguieron y parte de nuestra desarrollo como país.

En primer lugar, lo que hay que decir es no fue una revolución social, una revolución que cambió de raíz el régimen económico, social y político. Por la sencilla razón de que antes de 1810 encontramos, no un régimen feudal, sino una colonia en transición al capitalismo, donde lo que había era una mezcla de formas de explotación (esclavistas, feudales y capitalistas, a lo cual Peña llamó capitalismo colonial), pero donde de a poco se imponía la salida del capitalismo como estaba pasando en el mundo. Por eso no era necesario una revolución social, la burguesía comercial era la que dominaba todo, menos el Estado colonial que dependía de la burocracia de la corona. Para controlar esto, bastó con una revolución política, con barrer a la burocracia española y formar gobiernos propios.

Es más, ni siquiera se necesitaba hablar de independencia para lograr tener gobiernos propios y terminar con el monopolio que impedía el libre acceso al mercado mundial. Con hablar de autonomía bastaba, seguir siendo una colonia pero con la opción de que la burguesía mercantil pudiera ser parte importante del Estado y relajar el monopolio. Es por esto que quizás pasaron 6 años antes de declarar formalmente la independencia, ya que esto estaba en la cabeza de algunos pocos en 1810.

Una revolución política, que sólo de a poco comenzó a adoptar la idea de la independencia y porque no había muchas más salidas, no es precisamente la gloriosa revolución contra España.

Para algunos autores las masas tuvieron un rol destacado; como fue una revolución social es una revolución en que las personas, el pueblo, participó activamente buscando mejoras en sus vidas. Pero cuando el pueblo se movilizó, lo hizo de forma controlada por quienes realizaban los cambios. El 25 de Mayo apareció gracias a la movilización de las milicias criollas, no como pueblo activo que surge en la escena, sino como cuerpo ordenado y controlado por superiores, y obviamente quedó afuera de la discusión esperando (un rol bastante pasivo). Hubo otras movilizaciones como la de 1811, también organizada por los saavedristas (sin duda el ala menos radical de la revolución). Pocas movilizaciones y todas pactadas, como para decir que el pueblo tomó en sus manos la revolución.

En definitiva, la revolución política de 1810 nos dejó una burguesía comercial, que sólo con el transcurrir de los años se ligará a actividades productivas dedicadas a la exportación (ganadería para exportar cuero principalmente), y que como buena burguesía cuyo interés está en la exportación e importación, sus intereses serán los de vender y comprar a toda costa, se convertirá en la socia menor de un imperialismo inglés en expansión. Esto nos dará por cientos de años un carácter dependiente como país, seremos una semi-colonia ligada con cadenas al imperialismo de turno. Naceremos dependientes y atrasados, ya que lo único que importa es vender y comprar afuera sin desarrollar ninguna actividad que realmente genere riquezas, bastaba con criar vacas y sacarles el cuero.

Una burguesía dependiente, exclusivamente exportadora y socia del imperialismo inglés, ayudó en la formación de un país atrasado y semi colonial, con problemas de soberanía como Malvinas o nuestra política internacional, atado a la deuda externa que nos desangra.

En fin, la “Revolución de Mayo” no fue como quieren ver las versiones nacionalistas, una revolución de independencia o como quieren ver algunos sectores de izquierda, el triunfo de la burguesía independiente. Legamos un país dependiente y atrasado, una semi-colonia atada al imperialismo de turno. Una situación que sólo será superada cuando la clase obrera logre tomar el poder en el mercado de una verdadera revolución social: la revolución obrera y socialista.

 

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