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Cuando insistimos de que el gobierno macrista no tiene políticas de género, es porque en estos últimos meses se ha profundizado la desidia hacia las problemáticas que nos atraviesan. Por ejemplo, en lo que va del año en cuanto al gobierno PRO, 27 mil fueron las llamadas de mujeres denunciando violencia de género por parte de parejas o ex, según las estadísticas de la Línea 144. Esto gracias a la enorme movilización del Ni Una Menos, donde miles de mujeres hicieron la experiencia de salir a las calles por primera vez y denunciar la violencia que sufren cotidianamente.

Mauri es tan enemigo de las mujeres y personas LGTTTIB que apenas asumió, disolvió el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, un programa que había conseguido el movimiento de mujeres y el movimiento lgtttib en conjunto y que había tomado como responsabilidad la aplicación de la Ley de Aborto no Punible y la Ley de Identidad de Género, con respecto a la salud integral para personas trans. Además del cierre de refugios y centros de atención para víctimas. Éstas medidas fueron tomadas en enero junto a ola de despidos que sufrieron miles de laburantes.

En La Plata, particularmente, el intendente Julio Garro el mismísimo que públicamente dijo que no le daría trabajo a “los travestis” sino una “mano desde lo psicológico”, no sólo dejó en la calle a miles trabajadores a quien luego reprimió por no querer que se organicen para volver a sus puestos de trabajo, sino que dentro de ese golpe, atacó a la dirección de políticas de género donde cerró el Centro Integral para la Mujer Víctima de Violencia de Género, dejando a dieciséis trabajadoras afuera, de las cuales tres son mujeres trans.

 

Estuvimos hablando con Valentina Pereyra, activista trans perteneciente a ATTTA (asociación de travestis, transexuales y transgénero de Argentina). Nos cuenta su situación al haber sido parte de la ola de despidos en la municipalidad platense y que hoy está peleando por su reincorporación.

En el 2013, después de la sanción de la Ley de Identidad de Género, ella más dos compañeras trans ingresaron a trabajar a la municipalidad iniciándose en políticas de género para luego pasarse al refugio municipal. Luego de que éste cierre, producto del avance en el vaciamiento a políticas de género por parte del gobierno, las mandaron a trabajar en entidades y colectividades en un área llamada Migraciones. Al poco tiempo, se abre otro nuevo programa que dependía de Desarrollo Social que se llamaba Centro Integral para la Mujer Víctima de Violencia de Género, donde Valentina y sus compañeras trabajaron dos años hasta que se terminó por dar de baja, dejando a las trabajadores en la calle, pero también haciéndose a un lado de toda la responsabilidad por parte de gobierno en cuanto a la violencia machista y homolesbotransfóbica.

“Lo que hacíamos específicamente, en lo que más tiempo estuvimos fue en atención al público, tareas administrativas: orientábamos a las mujeres a desnaturalizar los estereotipos y a la violencia de género. Muchas mujeres también en ese espacio brindaban cursos de oficios para que la mujer víctima de violencia o mujeres en general tengan una herramienta. Nosotras apuntábamos a las mujeres vulneradas o en situación de violencia, donde muchas de ellas no se van de ese círculo o no pueden romper ese círculo porque no tienen una independencia económica, y lo que nosotras le brindábamos eran esos cursos de oficios para que tengan una pronta salida laboral. Habían muchas de ellas que llegaban por los cursos y una vez en el espacio, manifestaban cosas que creían como normales, cosas naturalizadas, mediante actitudes y se daban cuenta de que también convivían con la violencia. Nosotras teníamos alrededor de 700 mujeres por semana en ese espacio, entre las que venían a hacer curso y las que sufrían violencia, las cuales eran atendidas por profesionales como abogadas, psicólogas, trabajadoras sociales.”, dice Valentina.

 

Claramente cuando hay ajuste, pagan los trabajadores, pero quienes más lo sufren son las mujeres, mujeres trans y las trabajadoras. Por un lado, la respuesta a las mujeres es que sigan sujetas a la terrible violencia doméstica por falta de independencia económica que el Estado no les da por simple hecho de ser mujer.

Las trabajadoras que se queden sin sus puestos de trabajo, deberán estar sometidas al rol que ocupe la mujer dentro de una familia.

A las mujeres trans, no les queda otra que vivir de la prostitución, a causa de la discriminación misógina que existe en la sociedad y que desde muy niñas se las  excluye de derechos básicos como la salud, la educación y por consecuencia, el trabajo.
Aclara Valentina: “en esta ola de despidos y en el marco del gobierno con un lineamiento político donde no les interesa mucho lo que es la bajada de políticas públicas para los sectores minoritarios y vulnerables, siempre caemos las más vulneradas: las mujeres trans y las mujeres”.
La mayoría de las chicas trans, si pudieran elegir, no elegiría la prostitución sino un trabajo digno. No elegirían un promedio de vida de 35 años, ni la criminalización por parte de la policía ni la vulgarización de su identidad. Ni elegirían mucho menos esconder sus cuerpos y su sexualidad, como tampoco lo elegimos las lesbianas y los gays. Quien llevó a cabo este reclamo junto a organizaciones lgtttib y de género, fue nuestra querida Diana Sacayán. Con la lucha se una ley como la del Cupo Laboral Trans y que hoy tenemos que seguir luchando para que la salida de nuestras compañeras, sea la inclusión y un trabajo digno.

Esta es la realidad para muchas chicas trans, pero también está la realidad de Valentina, que desde enero viene peleando por su reincorporación.

El lunes 23 nos movilizamos hacia las puertas de la municipalidad para presionar a los funcionarios a que tomen su denuncia. A pesar de las reiteradas veces que se presentó a la municipalidad con una medida cautelar vigente, no han querido atenderla, lo cual se está ampliando la demanda en el juzgado con todas las pruebas.

 

Acompañamos la lucha de Valentina, y creemos que la única manera de que su reclamo cobre fuerza y sea un ejemplo para otras compañeras trans es con la lucha, organización y la movilización en las calles.

Es urgente confluir el movimiento lgtttib con el de mujeres para reforzar nuestros reclamos, porque tenemos un enemigo en común quien sostiene la opresión hacia nuestros cuerpos, sexualidad e identidad: el gobierno reaccionario de Macri y todos sus funcionarios patriarcales.

 

Este 3 de junio, invitamos a todxs lxs compañerxs trans, lesbianas, gays e intersex que quieran denunciar estas medidas reaccionarias a la radio abierta que se dará lugar en Plaza Moreno ¡para que salgamos juntxs a dar esta pelea!

 

 

 

 

-¡Exigimos la inmediata reincorporación de la compañera trans Valentina Pereyra!

-¡Prohibición de despidos! ¡Aplicación de la Ley de Cupo Laboral Trans!

-¡Presupuesto para políticas de género! ¡Reapertura de refugios y centros para víctimas de violencia de género!

-¡Basta de homolesbotransfobia!

 

 

 

Guillermina.

 

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