En las reuniones preparatorias de la marcha del 3 de junio participó un amplio arco de corrientes políticas, desde la izquierda hasta el Frente Renovador, más el grupo de periodistas convocantes, mayormente adherentes al kirchnerismo.

Si se quiere llegar a buen puerto en este tipo de unidad de acción, a la firmeza en las posiciones hay que agregarle una buena dosis de equilibrio a la hora de discutir, a menos que la intención sea pudrir todo para debilitar la movilización.

Parece que a eso, a pudrir todo, se decidieron las integrantes la Tupac Amaru en la última reunión antes de la marcha. En los primeros encuentros, ya se había decidido que el reclamo por la libertad de Sala sería parte de las consignas de la marcha, ya que la mayoría de las corrientes presentes coincidimos en que no está presa por corrupta (aunque lo sea) sino por pelear contra el archirreaccionario gobierno de Jujuy.

En la tercera reunión, la Tupac apareció con 200 militantes, intentando aparatear la reunión e imponer que su organización encabezara la movilización, y convertir el reclamo por Sala en su principal consigna (lo mismo trataron de hacer en centros de estudiantes donde se estaba organizando la concurrencia a la marcha).

Los familiares de víctimas y las demás corrientes, incluyendo a varias de las periodistas convocantes, lograron frenar semejante despropósito: la libertad de Milagro Sala no puede estar por encima de la justicia por los cientos de muertas por femicidio, de la necesidad urgente de meter presos a los violadores y de la denuncia a los funcionarios y jueces cómplices de la violencia de género.

Pero en un espacio donde ya de por sí era complicado lograr acuerdos, la irrupción del aparato K provocó el desbarranque del debate. Resultado: no va a haber documento en común ni acto en común, solo la movilización se mantiene.

No nos asombra. Como ya denunciamos ampliamente desde estas páginas, en 2015 el kirchnerismo militó febrilmente hasta el último minuto para que la gente no fuera a la movilización. Y la política en cuanto a derechos de las mujeres del kirchnerismo fuera del gobierno es igual a la que tuvieron desde el sillón presidencial: me importa un comino. La marcha del 3 de junio es solo una ocasión instrumental para intentar imponer su política y su presencia con miras a la única “lucha” que realmente les importa, que es la lucha electoral.

Además de tirar abajo la posibilidad de un acto unitario, el aparato K también sembró la desmoralización en sus propios adherentes, como expresó una de las periodistas convocantes: “Yo vine creyendo que la marcha la iban a romper sectores de la izquierda, y me encuentro con que la ruptura viene desde mi propio espacio político”.

Nos sumamos al repudio contra la actitud de la Tupac Amaru y llamamos a romper con esa clase de aparatos a quienes honestamente quieren luchar contra la violencia y por los derechos de las mujeres.

Invitamos a todas y todos al acto que Las Rojas, junto a familiares y víctimas que luchan por justicia, realizaremos al término de la marcha.

 

Patricia López

 

 

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