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Declaración de la corriente internacional Socialismo o Barbarie

¡No a la intervención del Ministerio de Colonias de EEUU!

En el día de ayer, la llamada “Organización de Estados Americanos” (OEA), con sede en Washington, salió a la palestra a encabezar una operación intervencionista en Venezuela.

Su secretario general, el diplomático uruguayo Luis Almagro, propuso la aplicación a Venezuela de la “Carta Democrática” de la OEA.

Almagro, sin siquiera hacer una consulta oficial a sus miembros, ni convocar previamente una reunión para debatir el tema, dictó una resolución que –entre otras cosas– dice lo siguiente:

“La Secretaría General de la OEA –o sea, Mister Almagro, por su exclusiva cuenta– considera que la crisis institucional de Venezuela demanda cambios inmediatos en las acciones del Poder Ejecutivo (…) bajo el riesgo de caer en forma inmediata en una situación de ilegitimidad”.

Pese a la neblina de trabalenguas diplomáticos, la cosa no puede ser más clara: “Yo, Almagro, demando cambios inmediatos en las acciones del gobierno de Venezuela. Y, si no me obedece, queda declarado ilegítimo”.

Almagro, inmediatamente, consiguió la adhesión de varios de los gobiernos más sometidos a EEUU de la región, en primer lugar el del narco-presidente de Paraguay, seguido de los gobiernos de Colombia y Perú, notorios por su acatamiento incondicional a Washington.

También en Argentina el presidente Macri –otro sirviente fervoroso e incondicional de EEUU– apoya las acciones de intervención en Venezuela, pero se ha encontrado con que no hay unanimidad en su gobierno. Esto refleja una dificultad más general. Una parte importante de los gobiernos latinoamericanos, aunque no sean luchadores antiimperialistas, no quiere arriesgarse en una operación intervencionista demasiado grosera. ¡Pero no debemos hacernos ilusiones ni tener la menor confianza en ellos, para impedir la injerencia imperialista en Venezuela!

El Ministerio de Colonias de EEUU no tiene derechos ni legitimidad para intervenir

Los desastres del gobierno de Maduro y, más en general, del chavismo, han abierto una peligrosa brecha y suministrado pretextos para justificar una intervención. Esta comienza en forma “diplomática” y a través de agentes latinoamericanos de Washington, como Almagro. Pero, como ha sucedido tantas veces, la diplomacia puede ser el primer pasode una intervención que se continúe bajo otras formas, desde la promoción de golpes de Estado (como en 2002) hasta acciones armadas o sanciones si Venezuela no acata.

En esta situación, no hay que guiarse por las lágrimas de cocodrilo que se derraman en Washington por el desastre de la situación social venezolana (desastres que son reales, pero que sólo podrían ser resueltos por el propio pueblo de dicho país). Hay que guiarse por el carácter de la OEA y sus antecedentes en anteriores crisis.

La Organización de Estados Americanos ha sido correctamente definida como el “Ministerio de Colonias de EEUU”. Eso hasido siempre, desde su fundación. Por eso su trayectoria está manchada de sangre, con la legitimación de golpes de Estado y de intervenciones militares del imperialismo yanqui.

Todos los golpes de Estado en América Latina fueron legitimados por la OEA. Ahora la OEA –que jamás se preocupó por las dictaduras de Pinochet en Chile, de Videla en Argentina o de los militares de Brasil y Uruguay– está muy “alarmada” por Venezuela.

¡Todas las intervenciones militares directas o indirectas de EEUU en América Latina fueron avaladas por la OEA, incluyendo los reiterados ataques a Cuba en los ‘60, la invasión a Dominicana en 1965 y la guerra de los “contra” en Centroaméricaen los ’80! Y, más recientemente, la OEA, después de la correspondiente farsa, legitimó en 2009 el golpe de Estado de Honduras, que ha sido el inicio de un genocidio de activistas sociales y políticos que aún continúa.

¿Y esa organización se postula ahora para “llevar la paz” a Venezuela?

Como socialistas revolucionarios, no tenemos mayorescoincidencias con el gobierno venezolano. Como hemos explicado muchas veces, el chavismo en general y el gobierno de Maduro en particular,tienen una responsabilidad capital en el actual desastre. Y esto no ocurre porque hayan instaurado algún “socialismo” (ni del siglo XX ni del siglo XXI).

Insistimos. Esto no se produce porque el chavismo haya realizado transformaciones revolucionarias, sino al contrario,por haber continuado con la anterior economía que sólo exporta hidrocarburos… y que de tanto en tanto se derrumba cuando sus precios están por el suelo. Es una catástrofe que, además, facilita la intervención del imperialismo y sus agentes venezolanos y latinoamericanos, que pueden ser vistos como un “mal menor” por sectores populares desorientados.

¡Pero el desastre del chavismono nos debe confundir! La intervención imperialista, aunque adopte inicialmente formas “diplomáticas” bajo la OEA, no está dirigida a solucionar los graves problemas que sufren Venezuela y sus trabajadores y sectores populares, sino que hace parte del giro reaccionario continental, de la ofensiva reaccionaria en Brasil y la Argentina, y que viene a sustituir a los gobiernos populistas no por una alternativa de los trabajadores, sino por variantes burguesas que vienen a redoblar los ataques de todo tipo contra los sectores populares.

Son los trabajadores y el pueblo venezolano los únicos que deben decidir democráticamente su destino. Pero eso no puede ser así bajo la tutela del imperialismo y su OEA, como se pretende. Esto exige alternativas independientes –como por ejemplo, una asamblea constituyente revolucionaria–.Es en esa u otra perspectiva independiente, que es necesario encaminarse.

Ahora, en este momento, es decisiva una consigna:

¡Fuera yanquis (y su OEA) de Venezuela y de América Latina!

¡Abajo toda intervención o golpismo de la mano del imperialismo y sus cipayos agentes locales!

 

 

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