El Brexit no es sólo una noticia internacional. Gracias a que “volvimos al mundo”, cuando Europa se resfría, acá estornudamos. El tembladeral financiero internacional alcanzó para que el dólar pegara aquí un salto de casi un 10%. Algo que no sólo arruinó en tres días la ganancia en dólares de tres meses a quienes apostaron a las Lebac, sino que vuelve a meter presión a un índice inflacionario que se venía planchando como resultado de la recesión. Al respecto, el conocido econogarca Nicolás Dujovne advirtió que la suba del dólar “puede condicionar la convergencia de la inflación hacia niveles cercanos al 2%, como pensábamos que podía ocurrir en julio si el tipo de cambio no se movía mucho”. ¿Será que si hay Brexit no hay “inflexit”?
El viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor (hombre cercano a Moyano), salió a hablar sobre la posibilidad de que modifiquen el Impuesto a las Ganancias. Por supuesto, no se comprometió a nada. Pero lo más jugoso fueron sus declaraciones sobre otros temas de su cartera. Por ejemplo, como buen burócrata de la CGT, le cae mal que haya demasiados sindicatos con inscripción simple: “No vamos a permitir que 25 personas se junten una noche y formen un sindicato”, dijo. Se ve que prefiere que 25 mafiosos se junten una tarde y resuelvan dejar pasar el ajuste de Macri. Ah, la frutilla del postre: también se quejó de que “hay demasiado ausentismo los días lunes; al gobierno le preocupa que la gente no se compromete con el trabajo”. Por suerte eso a usted no le pasa, Sabor: se lo ve de lo más comprometido con su trabajo de burócrata vigilante.
Un funcionario del Poder Ejecutivo “con llegada directa al despacho presidencial”, según el periodista de Ámbito Financiero (27-6-16) que le preservó el anonimato, dio definiciones sobre temas diversos, pero nos quedamos con su visión sobre el tarifazo, que resume muy bien el verdadero pensamiento macrista, más allá de las excusas para la tribuna: “Es cierto que el aumento fue fuerte, pero tenemos que entender que si queremos servicios públicos de calidad, los tenemos que pagar. Todo aprendizaje es doloroso, y los argentinos tenemos que aprender a consumir los recursos que no son renovables. Y para que aprendamos, nos tiene que doler”. Al margen de los “servicios de calidad” (ésa te la debo, diría Macri), esto es pedagogía macrista en estado puro: la letra con sangre entra. ¿No será que al gobierno habrá que hacerle entender algunas cosas con el mismo método?
Una de las tantas delicias de vivir en Macrilandia es la relación entre la ley y las empresas. Resulta que en Rosario hay un conflicto entre los empleados de comercio y los grandes supermercados por la ley de descanso dominical, que obviamente la patronal rechaza. Como para que se entienda su postura, entre Coto, Carrefour, Jumbo y Libertad despidieron 134 trabajadores. El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria (que retrotrae los despidos), pero sólo Carrefour la acató: los demás supermercados avisaron que no harán el menor caso porque, según dijo el directivo ejecutivo de ASU (cámara que agrupa a las empresas en cuestión) Juan Vasco Martínez, “consideramos ilegítima la norma que obliga al cierre dominical, es una ley inconstitucional”. ¡Vaya! ¡Parece que la Corte Suprema, única autoridad que puede dictar la constitucionalidad o no de una norma, se mudó a la Asociación de Supermercados Unidos! Nos preguntamos: ¿cómo reaccionaría el gobierno si un sindicato anunciara con olímpica serenidad que va a ignorar una conciliación obligatoria porque no le gusta la ley? Y nos volvemos a preguntar: ¿qué va a decirles el gobierno a estos caraduras que creen, no ya que la ley está de su lado, sino que son los dueños de la ley?
Frase PROtuda de la semana: en general evitamos las declaraciones demasiado conocidas, pero ésta es tan magnífica que no pudimos evitarlo. Es una síntesis perfecta del profesionalismo, expertise y previsión del “mejor equipo de los últimos 50 años”.
“Estamos aprendiendo sobre la marcha” (Juan José Aranguren, ministro de Energía y Cursos Acelerados). Marx solía burlarse de los que “hacen su formación en público”, es decir, los improvisados que metían la pata y se desdecían después, todo en letra impresa y delante de los lectores. Aranguren y en general todo el gobierno PRO superan eso: hacen su “capacitación para la gestión” en público y a costa del dinero público.
M.Y.