La situación política nacional desde hace demasiadas semanas viene estando marcada por las sucesivas denuncias de corrupción, las idas y venidas en los tribunales, y las citaciones a ex funcionarios kirchneristas.
En este marco el gobierno nacional, envalentonado por la traición incalificable de las CGTs y las CTAs y el bochorno K, dispuso una ofensiva descarada que está poniendo a prueba la paciencia de la población. Parte de ésta son la inflación galopante que no frena (3,1% en junio), los aumentos de tarifas, pero particularmente las provocaciones que se montaron en relación a los discursos y actos de celebración por el Bicentenario de la declaración de la independencia.
Un tarifazo con elementos de crisis en el horizonte
Pero la novedad de estos últimos días es que la nube de judicialización de la política parece empezar a correrse para dejar lugar nuevamente al problema del brutal tarifazo que está aplicando el gobierno de Macri, por medio de su CEOministro de Energía, Juan José Aranguren. El malestar social y el repudio generalizado contra el ministro del ramo están abriendo una incipiente crisis política en el gabinete nacional, al mismo tiempo que objeta una parte sensible del plan económico de Macri.
El PRO y sus socios de Cambiemos se han puesto el objetivo, como parte de su plan de ajuste, de recortar todos los subsidios que daba el Estado para mantener tarifas más bajas en los servicios y transportes en general. Para ellos, este es un gasto desorbitante que el Estado no debe afrontar, puesto que sería una distorsión inadmisible en las leyes del libre mercado y que cada cual debería pagar por esos servicios lo que cuestan o no consumirlos. Aranguren ya había explicado esta “filosofía” cuando aplicó el último (hasta ahora) aumento en las naftas: «Si el consumidor considera que el precio del combustible es alto, deja de cargar». Ahora, si considerás que el gas está caro, apagarás la estufa; si considerás que la luz es cara, prenderás velas; si considerás que el transporte es caro, caminarás kilómetros hasta el trabajo…
Este burdo y cínico tecnócrata neoliberal ha desarrollado un plan de incrementos de tarifas que responde a una sola necesidad y un solo interés: la de cumplir con sus planillas de Excel que le indican cómo suprimir todos los subsidios a la energía traspasándole los costos a los usuarios, y el beneficiar a las compañías del sector, entre otras a Shell, de quien él fue su último presidente. Así es como en el caso del gas, en estos meses, empezaron a llegar facturas con aumentos del 1000%, 2000% y hasta 2500% a los domicilios de los usuarios.
Esta situación desató una lluvia de demandas en los tribunales que llevaron a que la Cámara de La Plata ordenase que se suspenda la aplicación del ajuste con los argumentos de que éstos eran desmedidos y desproporcionados, y que no se habían llevado a cabo las audiencias públicas que exige la ley. Frente a este parate por parte de la justicia, el gobierno nacional entró en pánico, e inició una insistente presión sobre la Corte Suprema de la Nación para que ésta rechazase el fallo de la Cámara de La Plata y diera rienda suelta al tarifazo.
En plan de facilitar este camino en el máximo tribunal, se anunció que transitoriamente, hasta el 31 de diciembre, las tarifas de gas aumentarían sólo (!) el 400%. ¡Un verdadero escándalo! Quien pagara una factura de $ 200 ahora “sólo” tendrá que pagar $ 1.000. Pero eso sí, desde el año que viene, no sólo habrá que pagar el tarifazo entero de este año, sino que Aranguren ya “prometió” que en 2017 sumará un nuevo incremento en las tarifas.
La Corte Suprema, por su parte, como era de esperar, optó por darle la derecha parcialmente al gobierno, pero sin quemarse las manos. Pateó la pelota hacia adelante mediante el recurso de pedirle al gobierno un detallado informe sobre los aumentos, y pospuso cualquier definición para dentro de varios meses (para ampliar la información recomendamos la lectura del texto de Marcelo Yunes en esta misma edición).
La irritación social que está generando este tarifazo va más allá de las idas y venidas en las alturas institucionales y judiciales. En los últimos días estuvo circulando por las redes sociales una convocatoria a una protesta contra los aumentos de tarifas para este jueves 14 en todas las ciudades del país. Ante la inacción de las burocracias sindicales, es probable que éste sea un canal por el que se empiecen a manifestar los primeros signos de protesta popular contra el gobierno. Es por eso que desde el Nuevo MAS, nos sumaremos a esta jornada e impulsaremos toda medida de lucha contra el ajuste, más allá de las limitaciones que puedan tener sus convocantes.
Tarifas, subsidios y salarios
Macri en su discurso en Tucumán, entre otras provocaciones que ya veremos, se dedicó a defender el tarifazo argumentando que éste era necesario e inevitable: “tuvimos que tomar muchísimas decisiones y algunas de ellas fueron duras, fueron difíciles, dolieron, me dolieron y me siguen doliendo, porque sé que significa que a muchos argentinos les está costando. Pero quiero volverles a decir que si hubiese habido una alternativa para no tomarlas, la hubiese tomado, pero no existía”.
El gobierno nacional afirma que los argentinos vivimos sumergidos en una enorme mentira fabricada por el anterior gobierno según la cual los transportes, la luz, el gas y el agua eran servicios cuasi “gratuitos”, porque estaban fuertemente subsidiados por el Estado nacional. Pero que ahora llegaron ellos para decirnos la verdad: que los servicios y los transportes son caros y que hay que pagarlos.
Sobre este tema hay demasiada falsa información y mucha mentira descarada que oculta la realidad y pretenden justificar el brutal aumento de tarifas. Lo cierto es que los subsidios a los servicios y al transporte fueron una concesión al Argentinazo, y desde este punto de vista, una conquista de las masas. Ante la crisis económica, el desempleo de masas y el cierre de fábricas por un lado, y la poderosa movilización popular por el otro, el Estado nacional se vio obligado a asumir el costo de buena parte de los servicios básicos. De esta manera los subsidios a los servicios y el transporte, junto con la salud y la educación pública, vinieron a conformar parte del salario indirecto de toda la población.
Claro que en la medida que la economía se empezó a reactivar a partir de 2004, los empresarios y las patronales tendieron a apropiarse de ese salario indirecto descontándoselos a los trabajadores del salario directo que ellos pagan: “si la luz y el gas no aumentan, entonces el salario tampoco tiene por qué aumentar”.
Por eso la verdadera verdad que el gobierno nacional no dice, es que la quita de subsidios a los trabajadores en tanto que usuarios, no es un acto de sinceramiento de la economía, sino una rebaja salarial encubierta. Y que, en todo caso, toda rebaja en los subsidios debe venir acompañada por una suba proporcional en los salarios.
Día de la independencia: Una provocación antiobrera
Los actos oficiales a propósito de los festejos por los doscientos años de la firma de la declaración de la independencia fueron una seguidilla de provocaciones a los trabajadores y a los sectores democráticos y la izquierda. Macri se paró frente al país cual patrón de estancia ante la peonada: acusó a los trabajadores de vagos y chantas, a los sectores populares de derrochadores, y elevó a las Fuerzas Armadas a la categoría de protagonistas indiscutibles de las celebraciones, inclusive a los sectores abiertamente represores, fascistas y antidemocráticos.
Vayamos por partes.
En su discurso en las puertas de la Casa de Tucumán, Macri no pudo ocultar la vocación cipaya y antinacional de la burguesía argentina. Es reveladora la forma como él entiende la independencia formal del país: “con los gobernadores estuvimos ahí dentro asumiendo compromisos de futuro y tratando de pensar y sentir lo que sentirían ellos en ese momento. Claramente, deberían de tener angustia de tomar la decisión, querido Rey, de separarse de España”. Para Macri, la independencia nacional es motivo de “angustia”, razón por la cual, casi le pide disculpas a su “querido Rey”
Pero toda la genuflexión que mostró frente al representante “emérito” de la corona española se le borró cuando se dirigió a los trabajadores. Macri, como empresario explotador que es, mirando desde arriba como quien da un sermón, declaró: “les quiero pedir otra cosa más que tiene que ver con que entendamos que un país es como una familia y lo que hace algún integrante de la familia siempre en algún lugar repercute sobre los demás. (…) queridos trabajadores (…) tenemos que alejarnos de lo que pasó en los últimos tiempos, que creció el ausentismo, las licencias, las jornadas horarias reducidas. Cada vez que un gremio consigue reducir una jornada horaria, todos los demás argentinos lo estamos asumiendo como parte de un costo y no está bien”.
Esto es un patrón hecho y derecho. Para él los trabajadores son carne de explotación, viven con el único propósito de trabajar y rendir beneficios para la clase capitalista. Pero si osan pelear por gozar de algún tiempo para ellos, si pretender escapar de las cadenas de la explotación aunque más no sea un poquito, entonces son vagos.
Pero no sólo esto, si después de trabajar durante horas, pretender gozar de alguna comodidad en sus casas y escapar del frio, entonces son unos derrochadores que “andan en patas y musculosas”. Claro que estos criterios son sólo para los trabajadores: Macri y la burguesía a quien representa, pueden tomarse largas vacaciones en confortables y cálidos hoteles con piletas climatizadas.
El “caradurismo” de Macri no tiene límites. Justo él, que es el gobernante más vago que haya conocido la Argentina, viene a dar sermones sobre esfuerzo. Sin ir más lejos, a pocas horas de dichas estas palabras, anunció por las redes sociales su intención de pegarse el faltazo a los desfiles del día siguiente “porque estaba cansado”.
Día de la independencia: Una reivindicación a los represores
Otro elemento de profunda provocación fueron los desfiles militares que coparon los festejos. En honor a la verdad, hay que recordar que fue Cristina Kirchner la primera que comenzó la lavada de cara de las Fuerzas Armadas mediante el regreso de los desfiles militares en la avenida 9 de Julio en ocasión de Bicentenario de la Revolución de Mayo de 1810. Pero Macri no se limitó a darle continuidad a esa política, sino que le aplicó una vuelta de tuerca. Porque mientras que el discurso kirchnerista pretendía reivindicar a las Fuerzas Armadas actuales, lo hacía mediante el recurso de distinguirlas (falazmente) de los represores de la última dictadura.
A la burguesía nunca le gustó que el relato K no comprara el discurso alfonsinista de la teoría de los dos demonios y pusiera el foco principalmente en la represión estatal. Macri daría la impresión que tantea la posibilidad de corregir esa desviación “setentista” de los K, por medio de una reivindicación abierta del derecho del Estado (y las Fuerzas Armadas) a reprimir.
De ninguna manera se puede aceptar el falaz argumento de que fueron “errores” organizativos el que en los dos desfiles militares que se hicieron, en Tucumán y en Palermo, se hayan “infiltrado” militares protagonistas del Operativo Independencia, y líderes “carapintadas” como Aldo Rico. En ambos presentados como “excombatientes de Malvinas”. Recordamos que el Operativo Independencia fue el puntapié inicial del terrorismo de Estado durante el gobierno peronista en 1975. Allí, con la excusa de combatir al ERP en Tucumán, se firmaron una serie de decretos que habilitaron el “aniquilamiento de la subversión” y permitieron montar el andamiaje estructural que asumiría toda su capacidad genocida luego del golpe del 76.
Hay que salir a la calle a enfrentar a Macri
Macri y su gobierno reaccionario de millonarios está dispuesto a aplicar el más feroz ajuste que se haya hecho en décadas. Desde el Nuevo MAS entendemos que hay que salir a enfrentarlo en todos los campos. Por eso participaremos activamente en las protestas de este jueves exigiendo la renuncia de Aranguren y la anulación del tarifazo, y plantearemos la necesidad de construir una Jornada Nacional de Lucha contra el gobierno de Macri. Además, como parte de una construcción estratégica en pos de una salida desde los trabajadores, nuestra militancia está embarcada en una agitada agenda de actividades: salimos a las calles para defender nuestra legalidad partidaria y poder dar la discusión política también en el terreno electoral, y discutiendo con miles la carta de Manuela Castañeira a los simpatizantes kirchneristas; estamos desarrollando una militante campaña financiera de invierno para poder dotarnos de los medios económicos necesarios para poder acompañar el actual crecimiento de nuestras filas partidarias; y también estamos preparando las “Primeras Jornadas del Pensamiento Socialista” en donde aportaremos nuestras ideas para relanzar la batalla por la revolución y el socialismo en el siglo XXI.