Nuestra escuela, como la mayoría en la Provincia, está en condiciones deplorables. Bajo el gobierno de Macri y Vidal no sólo que sigue igual, sino que la política de ajuste, tarifazos y represión refuerza la idea que la escuela en lugar de ser un espacio formativo, sea lo más parecido a un lugar de encierro y contención.

Nuestro centro de estudiantes electo el año pasado, viene dándole la espalda a esta realidad. Con un estatuto que parece redactado por los genocidas de la Junta Militar, que niega la posibilidad de opinar, organizarse y hacer política a todo aquel que no tenga un cargo del “centro”. Hechos como las movilizaciones por el boleto y la rebelión estudiantil no fueron siquiera convocados. Compañeros de Tinta Roja y estudiantes independientes hicimos lo que se debía hacer: movilizar y convocar a pesar de las autoridades. Allí  fue el primer quiebre, los pibes tienen ganas de empezar a hacer algo,  incipientemente pero con el reflejo genuino  que la política está bien y que hay que activar frente a este gobierno reaccionario. Así fue que bajo un proceso lento pero constante, logramos autoconvocar reuniones de cerca de 20 pibes entre turno y turno, reuniones a las que tuvo que bajar el centro. Terminamos el semestre imponiéndole la reforma del estatuto y la legitimidad de hacer política, producto de ganarnos a los pibes para las posiciones consecuentes y de lucha, de defensa del elemental derecho de expresarse. La tarea es seguir construyendo este espacio para que cristalice como un activismo real de cara a lo que se viene y reforzando nuestra agrupación al calor de ello.

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