Arrancamos con el tema tarifas, cuándo no. Para variar, el gobierno miente. El argumento de que bajo el kirchnerismo el gas se “regalaba” y que por ende no hubo inversiones es una triple mentira. Primera: después del aumento de tarifas, tan anunciado que las empresas distribuidoras dispararon su valor de Bolsa, el volumen de inversión es incluso inferior al de los años K. Segunda: desde 2014 el gobierno había autorizado fuertes aumentos en la tarifa, que la llevaron a casi el doble. Tercera: comparemos el valor de la tarifa en dólares. Al final de la década menemista y bajo la Alianza, un usuario categoría R31 (250 metros cúbicos bimestrales) pagaba 80 dólares; con Néstor Kirchner bajó a 25-30 dólares, que cayeron de a poco hasta 20 dólares hasta 2014. Allí subió a 50-55 dólares, cifra que en 2016, por efecto de la devaluación, cayó a menos de 40. ¿Y ahora? Pues estamos en 140 dólares bimestrales, casi el doble que en los años de Menem. Es por cosas así, suponemos, que el CEO de Shell International reconoció que el gran negocio de la compañía ya no es el petróleo y pasó a ser el gas. Aranguren, chocho.
El INDEC informó la cifra oficial de activos en el exterior propiedad de “los argentinos” (es decir, de los garcas, patrones y chorros de guante blanco argentinos). Asciende a la bonita (y muy conservadora) suma de 232.400 millones de dólares. Tal es el pozo mayor al que apunta el macrismo con el blanqueo. Tanto como para mejorar el poder de convicción de la oferta del gobierno, se estableció que el Banco Central autorizará a los “blanqueadores” una cuenta muy especial. Porque a diferencia de todas las otras cuentas del sistema financiero argentino, no estará sujeta a las normas de la Unidad de Información Financiera (UIF), que se encarga de prevenir los delitos de lavado de dinero. Como dice un periodista, “los bancos no deberán [es decir, no podrán. MY] informar como operación sospechosa dicho depósito. Se trata de un punto crucial, ya que muchos inversores dudan de entrar o no al blanqueo por miedo a ser investigados por actividades relacionados con el lavado de dinero. Esta nueva cuenta especial será una suerte de pasaporte al borrón y cuenta nueva que propone el blanqueo (P. Wende, Ámbito Financiero, 14-7-16). O, como dijo el presidente frente a su auditorio de potenciales blanqueadores, “ahora no vamos a tener que escondernos más”. Clarísimo; no más preguntas, su señoría.
Para todos esos agoreros que se burlan de lo del segundo semestre, chúpense esta mandarina: hay un montón de gente que baila de alegría por la magnífica performance económica y la clara mejoría que han experimentado justamente a partir de julio. Lástima que estos afortunados son todos empresarios e inversores financieros, porque los números milagrosos en cuestión son los de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. Sólo en lo que va de julio el volumen negociado promedio subió en 80%, el índice general bate récord tras récord, con papeles que aumentaron un 20, un 30, un 40 y hasta un 65% en menos de un mes, y empresas que han multiplicado por dos, tres y hasta por seis (el caso de Mirgor, de Nicolás Caputo, el Gran Amigo de MM) en el último año. ¿A qué se debe tanta euforia? Desde ya, a nada vinculado a la economía real, es decir, a un aumento de la producción, o de las exportaciones, o de la productividad. Más bien, la Bolsa argentina se ha transformado en una de las más atractivas entre las “emergentes”, en un contexto de exceso de liquidez y tasas de retorno de la inversión financiera bajísimas a nivel internacional. Mientras algunos se preocupan por lo que llaman “burbuja”, otros disfrutan. Ya saben quiénes.
Federico Sturzenegger, el presidente del Banco Central, a tono con el resto del “equipo” PRO, no para de emitir declaraciones como para quedar en la historia. A propósito de una iniciativa de un “sistema de ahorro” a través del plan Unidades de Vivienda (UVI, esto es, ajustado por el índice de precios), vaticinó que el ahorro pasará del 15 al 90% del PBI, lo que sería “poder hablar de un sistema de crédito en serio”. Pero lo realmente desternillante vino después, cuando definió que “el nuevo sistema va a hacer que la gente deje de ahorrar en dólares. Nuestro objetivo es que la gente vuelva a creer en el ahorro en moneda local” (lunes 18-7). Pues bien, le dejamos a Sturzenegger la lista de algunos de los ministros de Economía argentinos que se han propuesto eso, “que la gente deje de ahorrar en dólares y crea en la moneda local”. Son los siguientes: Lorenzo Sigaut, acaso el primero en decir “el que apuesta al dólar, pierde” (1981); Juan Vital Sourrouille (1985-1989); Domingo Cavallo (1991-1996 y 2001); José Luis Machinea (1999-2001); Roberto Lavagna (2002-2005) y Axel Kicillof (2013-2015). La respuesta a toda esta gente de parte de la clase capitalista argentina fue la cifra de activos en el exterior que citamos en el segundo párrafo. Así que suerte, eh.
Pasemos a un tema político, la designación del comisario Pablo Bressi al frente de la Policía Bonaerense. Felipe Solá, que tiene la sana costumbre de decir ciertas cosas que sus pares suelen callar, contó que le advirtió a la gobernadora María Eugenia Vidal sobre las prácticas corruptas de Bressi, pero que la respuesta que recibió fue que Bressi venía avalado, y de hecho recomendado, por “la embajada de Estados Unidos y la DEA [Drug Enforcement Agency, organismo yanqui encargado de “combatir el narcotráfico”]”. Se ve que en el macrismo no escarmientan. Como se recordará, siendo jefe de gobierno porteño, Macri contaba muy suelto de cuerpo que la selección para designar al jefe de la Policía Metropolitana fue muy breve: habló con la embajada yanqui, la DEA y el Mossad, “y todos me recomendaron al ‘Fino’ Palacios”. No vamos a reproducir aquí el prontuario de ese personaje siniestro, alcanza con googlearlo. Se ve que los muchachos PRO no se convencen de que la embajada yanqui tiene un sistema de casting de policías poco confiable…
Frase PROtuda de la semana: otra seguidilla terrible. El “efecto derrame” del ministro de Comunicaciones Oscar Aguad, la curiosa relación entre el lomo y la avenida General Paz según el presidente de la Sociedad Rural, Miguel Etchevehere… En fin, como para cerrar con el mismo tema de apertura, ahí va:
“El gobierno no debe responder a los impulsos de la sociedad, sino que debe educarla para el uso racional de la energía” (Juan José Aranguren, ministro de Energía). Cuando la sociedad tenga el “impulso” de querer comer sin cagarse de frío, allí estará este paladín de la Liga de Combate a la Demagogia Populista para hacerla entrar en razón. El personaje de Capusotto Micky Vainilla tiene una competencia feroz.
M.Y.