Córdoba
Docentes
y estatales en lucha
Desde
marzo de este año los docentes cordobeses vienen luchando
exigiendo un aumento salarial y el pase al salario básico
de todas las sumas que se le pagan en negro. Junto con los
docentes, se vienen movilizando los empleados públicos,
cuyo reclamo es por aumento de salario, el pase a planta
permanente de los contratados, que hoy son 7.000, y por la
defensa de los hospitales públicos.
El
conflicto docente es muy fuerte (se vienen garantizando
todos los paros casi con el 100% de adhesión), ya que el año
pasado consiguieron un aumento inferior al del resto de los
empleados públicos. Y en lo que va del año los docentes ya
han realizado 18 paros y varias movilizaciones.
Los
empleados públicos también se vienen movilizando, pero el
proceso es desigual. Hay una vanguardia, que es el sector de
salud, que está reclamando, además del problema del
salario, el pase a planta permanente de los trabajadores.
Este sector, que se viene organizando, realiza marchas con
antorchas por el centro de la ciudad con asambleas en la
calle en la que participan cerca de 800 personas.
Este
proceso de movilización se combinó con otro elemento que
es la mala relación entre Kirchner y De la Sota, donde la
burocracia sindical, pasada al bando kirchnerista, trata de
desgastar al gobierno provincial.
Pero
con estas peleas en las alturas, los trabajadores
docentes, del SEP y de la salud se fueron fortaleciendo.
El
gobierno de De la Sota y su campaña
El
gobierno provincial salió a confrontar y desde fines de
julio salió con una campaña publicitaria diciendo que
“es el gobierno que más paga”, mostrando recibos de
sueldos altos y planteando que el año pasado había dado
casi un 40% de aumento. Por supuesto que sin decir una
palabra de que fueron los trabajadores los que rompieron el
techo salarial del gobierno de Kirchner, en una lucha que
mostró una verdadera rebelión en los hospitales
cordobeses.
Esta
campaña engañosa cayó mal entre los docentes, los
trabajadores de la salud y los empleados públicos. El
objetivo del gobierno era aislar el conflicto y ponerse a la
población de su lado, y como “moño” a su campaña
descontó los días de paro a los docentes. Llegó a haber
descuentos de $600 y $800, y algunos docentes directamente
no cobraron un peso.
Esto
marcó un quiebre en el conflicto, ya que unificó
decididamente a los docentes. Se combinaron medidas de
fuerzas conjuntas entre el gremio de los docentes (UEPC) y
el de los empleados públicos (SEP). La medida que tomó el
gobierno hizo que la sociedad se solidarizara con los
trabajadores de la salud, de la educación y los
empleados públicos.
A
la burocracia de los gremios no le quedó otro camino que
llamar a un paro activo de 48 hs. con movilización el
viernes 4. Lo más importante fue que se empezaron a dar
marchas por fuera del sindicato docente, agrupando a
escuelas de la zona sur. En la ruta 20 marcharon docentes,
padres y alumnos: eran alrededor de 2.500 personas. Esto hacía
prever que la movilización del viernes 4 iba a ser grande.
El
jueves 3, el primer día de paro activo de los docentes, se
realizaron marchas y concentraciones en diferentes sectores;
ese jueves por la noche los autoconvocados de salud hicieron
su marcha de las antorchas y llamaron a movilizar desde los
hospitales para confluir en la marcha con los otros sectores
que se movilizaron.
Gran
movilización, gran crisis del gobierno
La
movilización del viernes 4 de agosto fue una de las más
grande de los últimos tiempos: alrededor de 15.000
trabajadores docentes de la salud empleados públicos
alumnos padres y corrientes de izquierda apoyando como el
MAS, los MSTs, PO y PTS.
Por
la mañana, la columna de los trabajadores se iba nutriendo
desde distintos lugares. Los docentes se agrupaban en los
colegios cercanos e iban a la movilización, en muchos casos
con alumnos. Los hospitales autoconvocados se agrupaban en
la estación terminal, conformando una gran columna de casi
1.000 compañeros. La columna del SEP también fue
importante, aunque la mayor parte de los manifestantes eran
docentes, que hicieron una columna muy nutrida y con mucho
ánimo.
La
marcha terminó con los discursos de la burocracia, mostrándose
“combativos”: fueron muy duros y anunciaron otro paro de
24 hs. para el miércoles siguiente.
Un
giro en el conflicto
La
burguesía y la burocracia tienen pavor a los trabajadores
movilizados, y es por eso que esa misma tarde se empieza a
pergeñar cómo desactivar la movilización. Ya el domingo
por la mañana se empieza a escuchar el pedido de la
conciliación obligatoria. Los mecanismos legales empezaban
actuar. El Ministerio de Trabajo de la Provincia comunicaba
la conciliación y la burocracia el lunes por la tarde la
acata sin realizar una mínima consulta a la base. Se dan
varias asambleas por colegio para ver cómo continuar la
lucha.
De
la misma forma en la que crece la bronca en los docentes, en
los hospitales el repudio de los trabajadores al acatamiento
a la conciliación es masivo.
Debemos
agregar que si bien la conciliación desmovilizó, el
gobierno también se vio obligado a dejar de confrontar y
valerse de la ley, pero a su vez sufrió otro traspié,
porque organizó como respuesta a la marcha una “plaza del
sí” a la que concurrieron 3.500 personas: un fracaso político.
Es
en este contexto que surge un proceso de docentes
autoconvocados que llama a movilizarse que, si bien no es
muy numeroso, permite al activismo organizarse para los
plenarios que llama la burocracia para el jueves 10 y
viernes 11. En esos plenarios la dirigencia gremial es
totalmente repudiada. Ahí los docentes plantean que quieren
saber cuánto pide la burocracia y que lo que acuerden en la
mesa sólo puede ser resuelto en asamblea.
Hasta
hoy lo único que acordaron es que los descuentos de los
días caídos va a ser en cuotas. Hay una desigualdad en
los procesos: los compañeros de salud vienen de conseguir
un buen incremento salarial con la lucha del año pasado, y
ahora están peleando por el blanqueo, manteniéndose el
proceso de asambleas.
Si
bien la conciliación obligatoria golpeó a un sector de la
base, hay mucha bronca hacia la burocracia porque el
conjunto veía que si no se acataba la conciliación se podía
ganar.
Ahora
todo depende de si se logra mantener el proceso de
autodeterminación por colegios, hospitales y dependencias,
obligando a que el acuerdo sea refrendado en asambleas de
base para mantener la unidad de los compañeros y
avanzar en la organización por abajo. Porque ésta es la única
forma de poder derrotar el techo salarial que acordaron
Kirchner y los sindicatos, por un lado, y por el otro, al
gobierno de De la Sota.
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