Derechos
humanos, condena al Turco Julián y enjuiciamiento a
represores
Las
dos caras de la política del gobierno K
Por
Ana Vázquez
La
condena al Turco Julián a 25 años puso contentos a todos
los que venimos luchando por el juicio, el castigo y la cárcel
para los represores. Sin lugar a dudas es un
triunfo de la lucha y movilización que por más de 30 años
se realizaron. Al mismo tiempo, tenemos la obligación de
marcar los límites y objetivos más de fondo que
tienen estas medidas y estos juicios.
En
este sentido, se ha reabierto –entre
la izquierda y los luchadores–
un debate sobre el alcance real de la nulidad de las leyes
de Obediencia Debida y Punto Final que los permitieron. Por
ejemplo, en su periódico nº 435, los compañeros del MST
Unite expresan: “Este
caso parte de la gran conquista que significó la
anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto
Final”. Por su parte, la ex diputada de Izquierda Unida,
Patricia Walsh (precandidata por los dos MSTs) en
declaraciones para Página 12, también reivindica que la
nulidad de las leyes de referencia permitió “la condena
al Turco Julián y avanzar en el juicio a Etchecolatz,
así como poner en marcha muchos otros”.
Los
aspectos de conquista que significa esta condena, es lo que
explican los compañeros del MST Unite y Patricia Walsh. Por
supuesto que es un logro que ese reverendo torturador y
asesino esté condenado. Pero lo que los compañeros no
dicen es que este hecho grande como una casa no nos
tiene que hacer perder de vista qué significado concreto
tiene hoy, agosto del 2006, más de 30 años
después del golpe respecto del operativo de “relegitimación”
de la democracia de ricos que encarna el gobierno K.
¿Qué
sigue igual y qué cambió?
Lo
que sigue igual es la necesidad del castigo a los genocidas
del Proceso. Desde ese punto de vista, la condena del Turco
Julián y la posibilidad de otras, son pasos reales.
Pero
esta profunda necesidad pendiente no está suspendida en el
vacío, fuera de la situación política actual. Los
represores de ayer no son piezas claves entre los
represores de hoy. Como explica María del Carmen Verdú
en Sob nº 83: “¿A quién le jode hoy que Etchecolatz
vaya preso? ¿Qué influencia, qué poder concreto, qué
función real cumple hoy Etchecolatz en el marco de la
administración de la política represiva del Estado? Una de
las características de la burguesía es que una vez que
utilizó a quien tenía que utilizar, lo dejó tirado.
Ahora, eso sí, Ernesto Weber, ese sí les sirve hoy...”
(Weber es uno de los que dirigió la represión el 19 y
20 de diciembre de 2001, ascendido a comisario).
Cambiar algo
para relegitimar todo
Decimos
esto porque es un error desconocer que la relegitimación
de las instituciones es uno de los objetivos centrales
de este gobierno desde su asunción. En relación a las
Fuerzas Armadas (seriamente cuestionadas) el gobierno ha
continuado la labor de los anteriores al “despegarlas”
del genocidio. Incluso sacar a los genocidas de la “prisión”
en los cuarteles tiene esas dos caras: una legítima
exigencia democrática contra el privilegio; al mismo tiempo
que despegar a los actuales milicos del cadáver mal
oliente de esto asesinos.
En
relación al Congreso y sus legisladores (que votó esta ley
“progre”), la intención es reconciliarlo con la
sociedad luego del severo rechazo en las calles del “que
se vayan todos”. En este sentido, esta ley también le
ayudó y fue pieza clave del operativo de lavado de cara a
los ojos del pueblo y de encarrilamiento –por los
mecanismos burgueses– de un reclamo popular. Los mismos
partidos patronales suciamente cómplices del golpe y la
dictadura militar... 30 años después aparecen votando el
“castigo” a estos asesinos.
¿Cómo
es que ocurre esto? Precisamente por este mecanismo de
conceder algo para no perder todo que es tan característico
de la administración K. Y que se suma a otro mecanismo más
del mismo tipo: el de conquistas, que al mismo tiempo tienen
elementos de concesiones y que llevados adelante desde
“arriba” y escindido de un cambio total de la estructura
capitalista del país y de la “democracia” (que pueden
volver a utilizar la represión cuando lo necesite...) se
terminan transformando en una trampa respecto de ir hasta el
final en ajustar cuentas con los represores y todos sus cómplices
económicos y políticos burgueses.
Entonces,
lo que aparece y es una “gran conquista”, al
mismo tiempo es parte de un plan reaccionario de
relegitimación de las instituciones de la burguesía,
para mantener y mejorar su dominación de clase sobre los
trabajadores y el pueblo, descargando “todo su peso”
sobre gente que “no son piezas claves entre los represores
de hoy”. Por eso, en su momento, desde el nuevo MAS
criticamos duramente la posición del MST de haber votado
esta ley junto con los diputados del PJ y la UCR.
Analizar
la realidad de conjunto, con todos sus puntos críticos,
creemos nos permite ubicarnos correctamente para continuar
la lucha por el castigo a los genocidas, ligándola a la
lucha contra la represión de este gobierno y este régimen,
que mete preso a algunos “malos” de la versión vieja de
la película, para salvar a los “buenos” de la filmada
al estilo K.
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