La historia
secreta de cómo se decidió la agresión sionista
“Una guerra
barata con muchos beneficios”
Como
bien dice el refrán, la derrota no tiene padres. Cuando se
produce algún fracaso de estas dimensiones, muchos
comienzan a “pasar facturas”... y a lavarse las manos y
pasarle la pelota al de al lado. Una consecuencia es que se
corre el telón sobre la fabricación del desastre y sus
responsables. De la misma manera que hace unas décadas las
derrotas de EEUU en Vietnam hicieron estallar las
revelaciones más escandalosas, comienza a suceder lo mismo
con la criminal aventura en Líbano. Así, Seymour Hersh
–uno de los más famosos periodistas de investigación de
EEUU, ganador del premio Pulitzer– reveló en la revista The New Yorker (12-8-06) cómo fue preparada esta
guerra en Washington y Tel Aviv. Estas son citas de
Hersh con algunos comentarios.[1]
“El
gobierno de EEUU estuvo estrechamente involucrado en la
planificación de las operaciones militares de Israel en Líbano
antes del 12 julio, cuando Hezbollah secuestró a dos
soldados israelíes... La administración Bush fue informada
por anticipado y dio «luz verde» al ataque, con planes
trazados varios meses antes...
“EEUU
consideraba a las acciones de Israel como un prerrequisito
para un posible ataque a Irán. A principios del verano,
funcionarios israelíes visitaron Washington para informar
al gobierno de sus planes para atacar a Hezbollah,
aprovechando cualquier provocación... Estos funcionarios
comenzaron sus gestiones con el vicepresidente Cheney,
sabiendo que si lograban su apoyo sería luego fácil
obtener el del presidente Bush y el de Condolezza Rice...”
Un
consultor de Washington con estrechas relaciones con los
israelíes describió a Seymour Hersh cómo fue el diálogo:
“Los israelíes nos dijeron que sería una guerra
barata con muchos beneficios. ¿Por qué oponernos a
ella? Seríamos capaces de bombardear y destruir desde el
aire misiles, túneles y bunkers. Iba a ser un «demo» para
Irán”.
Asimismo,
otro experto de Washington sobre Medio Oriente reveló a
Seymour Hersh que también “el Departamento de Estado apoyó
este plan porque creía que ayudaría al gobierno del Líbano
a tomar el control del sur del país”.
Estas
revelaciones nos permiten rectificar algunos aspectos del análisis
que hicimos al inicio de la contienda. En el artículo “El marco global de esta guerra”
(Socialismo o Barbarie 83, 20-7-06) dábamos como más
probable que Israel hubiese iniciado esta guerra por su
cuenta, a sabiendas de que Washington siempre termina
apoyando incondicionalmente lo que hace, más aún cuando se
trata de una guerra.
Esta hipótesis –que muchos compartían–
era la más “racional”, ya que los bombardeos de Israel
al Líbano estaban destruyendo el casi único éxito político
de Bush en Medio Oriente: el gobierno “democrático”,
neoliberal y proyanqui de Fuad Siniora –ex ejecutivo del
Citibank– que asumió en julio del año pasado, al tiempo
que las tropas de Siria eran obligadas a retirarse del país.
Pero, evidentemente, la racionalidad no
es lo que guía las decisiones políticas en Washington. Por
eso, los comentaristas serios, de izquierda o de derecha,
han quedado algo asombrados ante la imbecilidad política
de la actual conducción del imperialismo yanqui. El plan
era tan simple como políticamente absurdo:
“bombardeamos, y si los libaneses se ponen nerviosos,
cargamos la responsabilidad por las destrucciones sobre
Hezbollah, a fin de hacerlos odiosos e impopulares en su
propio país... Hasta un «juego de guerra» en una
computadora del Pentágono habría arrojado mejores
sugerencias. El plan se ha vuelto de manera sensacional
contra quienes lo idearon”.[2]
Efectivamente, si ahora hay un hecho en
el que todos coinciden (además de la derrota de Israel), es
en la popularidad arrasadora conquistada por Hezbollah y
su líder, el sheik Hassan Nasrallah, tanto en el Líbano
como en todo el mundo árabe e islámico. “Desde Marruecos
hasta Indonesia, tanto para los shiítas como para los
sunnitas, Hassan Nasrallah se ha convertido en el símbolo
de la resistencia contra Israel y EEUU... «Al-lah, Al-lah,
dale la victoria a Nasrallah» es una de las consignas
repetidas una y mil veces durante las manifestaciones a
favor de Hezbollah que se celebraron en Marruecos, Kuwait,
Jordania y otros países...”[3] Efectivamente, se lo ve
como el “Che Guevara de Medio Oriente”, el “nuevo
Nasser” o el “nuevo Saladino”, según los gustos de
cada uno.[4]
Hasta siervos incondicionales de EEUU,
como el presidente Mubarak de Egipto, que junto con las
monarquías de Jordania y Arabia Saudita había criticado a
Hezbollah al inicio de la guerra, ahora se incorporan al
“club de admiradores” de Nasrallah.[5] Es que sienten
que el suelo se calienta bajo sus pies.
Tales son algunas de las consecuencias
de la “guerra barata con muchos beneficios”,
prometida por Israel en Washington. Evidentemente, Bush y su
pandilla de criminales de guerra no conocen el refrán de
las amas de casa rioplatenses: “lo barato sale caro”.
Notas:
1. Las citas son de su investigación y de una
entrevista posterior en la CNN, tomadas de AFP (US
involved en planning Israel’s operations in Lebanon,
13-8-06) y The Independent (Bush viewed war in Lebanon as
a curtain-raiser for attak on Iran, 14-8-06).
2. Tariq Alí, “El absurdo plan de
Occidente”, www.socialismo-o-barbarie.org, edición
del 13-8-06.
3.“Nasrallah, nuevo guía para árabes y
musulmanes”, WebIslam, 14-8-06.
4. Gamal Abdel Nasser (1919-1970), presidente de
Egipto que expulsó a los colonialistas ingleses,
nacionalizó el Canal de Suez y se enfrentó a Israel
y EEUU. Saladino (Salah al-Din, 1138–1193), guerrero
musulmán que derrotó a los sanguinarios “cruzados”
provenientes de Europa, reconquistando Jerusalén en 1187.
5. “Con sus errores de cálculo, los israelíes
creían que podrían aniquilar la resistencia de Hezbollah,
pero estaba claro que no lograrían sus objetivos y que no
podrían vencer a Hezbollah por ser una corriente popular”
(Declaraciones de Mubarak a la agencia IRNA, 14-8-06).
Mubarak trata así de ocultar que tuvo el mismo “error de
cálculo” que su amo de Washington.
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