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Romper
las cadenas de la esclavitud laboral
El actual
proceso de luchas contra la precariedad tiene una enorme
importancia. Desde estas mismas páginas hemos señalado que
las condiciones objetivas de recuperación de la
producción en distintas ramas de la producción, es el
trasfondo y base material del cambio que se ha venido
operando en la “geografía” económica y social de la
lucha. Es decir, desde el 2004 hemos asistido a un
cambio de enormes proporciones que muestra una tendencia
cada vez mayor a la centralidad en la lucha de parte de los
trabajadores ocupados. Proceso que, más temprano que
tarde, superada la actual coyuntura de “chatura”, volverán
a irrumpir. Esto es así porque el posible deterioro a
mediano plazo de la situación económica, se encontrará
frente a una realidad de recomposición relativa de los
planteles obreros respecto a cuando despuntó el proceso en
el 2001. Y el actual proceso de pelea molecular contra
la precariedad, puede ser como un “puente” hacia
ese eventual futuro ascenso más de conjunto del
proletariado industrial.
Vuelco
a las luchas y estructuración de compañeros
Como ya
hemos venido subrayando en estas páginas, es un hecho categórico,
que al compás de esta recuperación “estructural”, está
emergiendo una nueva generación obrera constituida
por los jóvenes que han entrado a trabajar y que
constituyen los nuevos planteles en las distintas fábricas
en proporciones variables, pero crecientes, respecto de los
viejos compañeros.
Decíamos
en nuestro periódico N° 81: “En la década del ’90 el
mundo de la clase obrera cambió imponiéndose una tremenda
fragmentación. Pero ahora está ocurriendo un hecho
revolucionario en las entrañas de nuestra clase: está
en marcha una profunda tendencia en sentido inverso:
emerge una nueva generación obrera que está dando sus
primeros pasos y haciendo sus primeras experiencias. Este
proceso comenzó hace un par de años y no se detiene: tiene
características de un proceso orgánico, estructural.
Hay un doble recambio en las filas obreras. Por un lado,
generacional: decenas de miles de jóvenes están
consiguiendo su primer trabajo. Y, por otro lado, también
despuntan (o se recuperan) nuevas e importantes ramas de la
producción. Esta nueva generación está haciendo sus
primeras armas y esto es lo que señala que en algún
momento el proceso de recomposición puede dar un salto
en calidad. Es poco visible todavía; pero puede
preanunciar para el futuro grandes luchas obreras, para lo
cual hay que prepararse desde ahora”.
Y esta
preparación plantea hoy a toda la izquierda en general (y a
nuestro partido, en particular), ir tomando las medidas que
hagan falta para ser parte, volcarse, reflejar y hacer la
experiencia con cada una de estas luchas de los sectores
más explotados de los trabajadores donde se enfrenta la
precariedad K. Esto, al tiempo que se hacen ingentes
esfuerzos para resolver lo que es más difícil y estratégico:
“meter” compañeros a trabajar en las grandes fábricas
automotrices, del neumático, de la alimentación, etc., que
siguen tomando personal.
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