Brasil:
Huelga
en la Volkswagen
Por
José Roberto
Grupo Práxis
Junto
al proceso electoral en curso en Brasil, los trabajadores de
las grandes empresas automotrices están viendo amenazada su
fuente de trabajo. El gobierno de Lula mira para otro lado,
sabiendo que las patronales preparan nuevos golpes a la
clase trabajadora brasileña. Recientemente han sido los
obreros de la Volkswagen quienes salieron a luchar ante el
aviso de miles de despidos. Presentamos aquí una nota que
nos enviaron, al respecto, los compañeros de Praxis, grupo
integrante de la corriente internacional Socialismo o
Barbarie
El
lunes 4 de septiembre, los trabajadores de la unidad
Anchieta de Volkswagen suspendieron la huelga iniciada el 29
de octubre a raíz de la distribución de avisos de despidos
(a ser cumplidos el 21 de noviembre) para 1.800 trabajadores
de aquella fábrica.
Durante
siete días los trabajadores se mantuvieron en completa
paralización hasta el anuncio de la suspensión de los
despidos para dar lugar a un período de negociaciones entre
el sindicato y los patrones, obligando a la empresa a
retroceder en su iniciativa. La disposición de los
trabajadores a mantener una resistencia a los ataques debe
ser valorada, pues obligó a la empresa a retroceder en su
iniciativa. Pero esta lucha no puede ser evaluada solamente
por los acontecimientos determinados por las posiciones de
los directivos de Volkswagen, sino en un contexto de ataques
de la burguesía a la clase trabajadora que se preparan para
el inicio del próximo año y que se suman a acciones como
ésta, ya planteada este año.
Lo
que ocurrió en Volkswagen no es un hecho aislado
Como
sabemos, la reestructuración de la industria automotriz a
nivel mundial a raíz de los resultados obtenidos por las
empresas en sus países de origen, la pérdida de ganancias
de las filiales en los países emergentes y la implantación
de fábricas en el Este europeo y China, donde la
superexplotación de los trabajadores tiene sobreelevadas
las ganancias de esas empresas, han provocado un proceso de
despidos en masa en varios países.
General
Motors y Ford en los Estados Unidos necesitan reducir 20.000
empleados cada una y cerrar varias plantas en ese país. En
Brasil, General Motors va a despedir 3.500 empleados hasta
el 2007. En Alemania, Volkswagen proyecta despedir hasta el
final del año 5.000 empleados de un total de 20 mil hasta
el 2011, con el cierre de doce fábricas. Para Brasil,
hay un número de 3.000 despidos hasta el fin del 2007,
de un total de 6.000, que pudieron ser despedidos ya,
juntamente con la fábrica de Anchieta si no hay un acuerdo
con el sindicato de la rama.
Es
bueno recordar que, en el caso de Volkswagen, el sindicato
de Metalúrgicos del ABC entregó
algunos anillos en 2003 y postergó la entrega de los dedos
para 2006, en un acuerdo traidor en donde "se despidió
algunos empleados apenas”. En esa época fue mostrado como
una demostración de la “fuerza del sindicalismo brasileño”
porque postergó el degüello para tres años después.
No
obstante saber eso la dirección sindical del ABC no
preparó la resistencia de los trabajadores. Y ahora, a
pesar de moverse rápidamente, buscó transformar el
movimiento huelguista en “actos de acción sorpresiva”,
que en el fondo buscaban la negociación vergonzosa y la
transferencia de este problema para después de las
elecciones.
Pero
es más que sabido que no hay acuerdo posible. Para la
reestructuración industrial, la burguesía nacional y
extranjera necesitan profundizar la explotación del
trabajador brasilero con la implantación de una nueva
reforma laboral y sindical, con la consiguiente finalización
de una reforma previsional, para recuperar el nivel de las
ganancias perdidas en años anteriores y aumentar la división
de la clase trabajadora.
La
lógica del imperialismo impone un nuevo ataque a los
trabajadores, con la disminución de puestos de trabajo para
que las filiales de los países “emergentes” puedan
presentar números parecidos con aquellos que serán
conseguidos en Asia, léase China e India.
Así,
la actitud del gobierno de Lula de abandonar a los
trabajadores a su propia suerte, porque “no ve en esos
despidos una crisis de la industria automovilística
nacional”, solamente corrobora los ataques a todos los
trabajadores y nos coloca en la obligación de, además del
mero apoyo a los compañeros en lucha, buscar la movilización
de los más diversos segmentos de la clase obrera en defensa
de sus intereses generales junto a la lucha particular de
los trabajadores de San Bernardo do Campo.
La
necesidad inmediata de la clase trabajadora
Buscando
preservar la continuidad de la farsa electoral de la disputa
ente Lula y Alckmin para que el vencedor –Lula en el
primer turno, según todo indica– pueda implantar las
reformas sindical, laboral y universitaria exigida por la
burguesía; la patronal de la Volkswagen concedió esta
tregua. Pero después de las elecciones deberá volver a la
carga con los despidos y con el cierre de la fábrica de
Anchieta
Deberá
haber también despidos en otros sectores, lo que demuestra
que el capital está sintiendo que puede atacar a voluntad a
la clase trabajadora e imagina que no encontrará
resistencia. Debemos pues, los socialistas revolucionarios,
llamar a los trabajadores en general a no someterse más a
estos golpes y defender sus derechos comenzando por la
defensa del empleo de los compañeros de Volkswagen.
Pero,
además de eso, sólo la movilización impedirá que las
reformas previstas para el año que viene, comiencen a
hacerse ya este año. Por eso, todo recurso posible de
denuncia debe ser utilizado. Esto nos lleva a censurar la
actitud de que hasta ahora no se ha utilizado el espacio de
la campaña electoral del frente de izquierda (PSOL-PSTU-PCB)
para alertar a la clase obrera.
Es
necesario delimitar nuestra política, denunciar el acuerdo
PT/PSDB de aumento de la superexplotación de la clase,
contraponiéndole un programa convocando a la lucha de
resistencia, y que plantee la reducción de la jornada de
trabajo y la estatización bajo control social de los
trabajadores. Es el único “programa electoral” que
podemos en este momento defender.
En
este sentido creemos que sería muy útil un posicionamiento
firme y contundente de Heloisa Helena acerca de esto. No
podemos titubear. ¡En las luchas y en las elecciones,
trabajador contra patrón!
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