Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 87, 14/09/06
 

 

 

 

 

 

Brasil:

Huelga en la Volkswagen

Por José Roberto
Grupo Práxis

Junto al proceso electoral en curso en Brasil, los trabajadores de las grandes empresas automotrices están viendo amenazada su fuente de trabajo. El gobierno de Lula mira para otro lado, sabiendo que las patronales preparan nuevos golpes a la clase trabajadora brasileña. Recientemente han sido los obreros de la Volkswagen quienes salieron a luchar ante el aviso de miles de despidos. Presentamos aquí una nota que nos enviaron, al respecto, los compañeros de Praxis, grupo integrante de la corriente internacional Socialismo o Barbarie

El lunes 4 de septiembre, los trabajadores de la unidad Anchieta de Volkswagen suspendieron la huelga iniciada el 29 de octubre a raíz de la distribución de avisos de despidos (a ser cumplidos el 21 de noviembre) para 1.800 trabajadores de aquella fábrica.

Durante siete días los trabajadores se mantuvieron en completa paralización hasta el anuncio de la suspensión de los despidos para dar lugar a un período de negociaciones entre el sindicato y los patrones, obligando a la empresa a retroceder en su iniciativa. La disposición de los trabajadores a mantener una resistencia a los ataques debe ser valorada, pues obligó a la empresa a retroceder en su iniciativa. Pero esta lucha no puede ser evaluada solamente por los acontecimientos determinados por las posiciones de los directivos de Volkswagen, sino en un contexto de ataques de la burguesía a la clase trabajadora que se preparan para el inicio del próximo año y que se suman a acciones como ésta, ya planteada este año.

Lo que ocurrió en Volkswagen no es un hecho aislado

Como sabemos, la reestructuración de la industria automotriz a nivel mundial a raíz de los resultados obtenidos por las empresas en sus países de origen, la pérdida de ganancias de las filiales en los países emergentes y la implantación de fábricas en el Este europeo y China, donde la superexplotación de los trabajadores tiene sobreelevadas las ganancias de esas empresas, han provocado un proceso de despidos en masa en varios países.

General Motors y Ford en los Estados Unidos necesitan reducir 20.000 empleados cada una y cerrar varias plantas en ese país. En Brasil, General Motors va a despedir 3.500 empleados hasta el 2007. En Alemania, Volkswagen proyecta despedir hasta el final del año 5.000 empleados de un total de 20 mil hasta el 2011, con el cierre de doce fábricas. Para Brasil, hay un número de 3.000 despidos hasta el fin del 2007, de un total de 6.000, que pudieron ser despedidos ya, juntamente con la fábrica de Anchieta si no hay un acuerdo con el sindicato de la rama.

Es bueno recordar que, en el caso de Volkswagen, el sindicato de Metalúrgicos del ABC entregó algunos anillos en 2003 y postergó la entrega de los dedos para 2006, en un acuerdo traidor en donde "se despidió algunos empleados apenas”. En esa época fue mostrado como una demostración de la “fuerza del sindicalismo brasileño” porque postergó el degüello para tres años después.

No obstante saber eso la dirección sindical del ABC no preparó la resistencia de los trabajadores. Y ahora, a pesar de moverse rápidamente, buscó transformar el movimiento huelguista en “actos de acción sorpresiva”, que en el fondo buscaban la negociación vergonzosa y la transferencia de este problema para después de las elecciones.

Pero es más que sabido que no hay acuerdo posible. Para la reestructuración industrial, la burguesía nacional y extranjera necesitan profundizar la explotación del trabajador brasilero con la implantación de una nueva reforma laboral y sindical, con la consiguiente finalización de una reforma previsional, para recuperar el nivel de las ganancias perdidas en años anteriores y aumentar la división de la clase trabajadora.

La lógica del imperialismo impone un nuevo ataque a los trabajadores, con la disminución de puestos de trabajo para que las filiales de los países “emergentes” puedan presentar números parecidos con aquellos que serán conseguidos en Asia, léase China e India.

Así, la actitud del gobierno de Lula de abandonar a los trabajadores a su propia suerte, porque “no ve en esos despidos una crisis de la industria automovilística nacional”, solamente corrobora los ataques a todos los trabajadores y nos coloca en la obligación de, además del mero apoyo a los compañeros en lucha, buscar la movilización de los más diversos segmentos de la clase obrera en defensa de sus intereses generales junto a la lucha particular de los trabajadores de San Bernardo do Campo.

La necesidad inmediata de la clase trabajadora

Buscando preservar la continuidad de la farsa electoral de la disputa ente Lula y Alckmin para que el vencedor –Lula en el primer turno, según todo indica– pueda implantar las reformas sindical, laboral y universitaria exigida por la burguesía; la patronal de la Volkswagen concedió esta tregua. Pero después de las elecciones deberá volver a la carga con los despidos y con el cierre de la fábrica de Anchieta

Deberá haber también despidos en otros sectores, lo que demuestra que el capital está sintiendo que puede atacar a voluntad a la clase trabajadora e imagina que no encontrará resistencia. Debemos pues, los socialistas revolucionarios, llamar a los trabajadores en general a no someterse más a estos golpes y defender sus derechos comenzando por la defensa del empleo de los compañeros de Volkswagen.

Pero, además de eso, sólo la movilización impedirá que las reformas previstas para el año que viene, comiencen a hacerse ya este año. Por eso, todo recurso posible de denuncia debe ser utilizado. Esto nos lleva a censurar la actitud de que hasta ahora no se ha utilizado el espacio de la campaña electoral del frente de izquierda (PSOL-PSTU-PCB) para alertar a la clase obrera.

Es necesario delimitar nuestra política, denunciar el acuerdo PT/PSDB de aumento de la superexplotación de la clase, contraponiéndole un programa convocando a la lucha de resistencia, y que plantee la reducción de la jornada de trabajo y la estatización bajo control social de los trabajadores. Es el único “programa electoral” que podemos en este momento defender.

En este sentido creemos que sería muy útil un posicionamiento firme y contundente de Heloisa Helena acerca de esto. No podemos titubear. ¡En las luchas y en las elecciones, trabajador contra patrón!