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Después
de las elecciones en Venezuela
¿Adónde
va Chávez?
Por Claudio
Testa
¿Se
abrió la perspectiva de “profundizar la revolución” y
avanzar hacia el “socialismo del siglo XXI”? ¿O hacia
algo muy distinto: la consolidación institucional de la
Quinta República, el control estatal del movimiento obrero,
y el avance de las negociaciones con la burguesía
venezolana y el imperialismo?
Como preveían
las encuestas desde hace meses, Chávez se impuso cómodamente
en las elecciones presidenciales del domingo pasado con más
del 62,6% de los votos frente al candidato opositor de
derecha Manuel Rosales, con 37,2%. La participación
electoral llegó casi un 75% del padrón, lo que es una
cifra bastante alta en un país donde el voto no es
obligatorio y que tenía además una tradición
abstencionista, especialmente de los ciudadanos más pobres.
Aunque estuvo lejos de los 10 millones de votos que habían
sido puestos como meta (logró alrededor de 7 millones), Chávez
logró superar con creces a su rival.
Pero, al
mismo tiempo, estas cifras revelan que no ha habido
mayores cambios en los alineamientos político-electorales.
“Si vemos la votación de Chávez, por un lado la votación
de la oposición, por el otro, y las comparamos con la del
referéndum (15 de agosto de 2004), hace dos años y cuatro
meses, las votaciones son idénticas. En otras palabras, las
dos fuerzas quedaron en un punto muerto, se volvió a sacar
la misma votación porcentualmente”.
De todos
modos, pese a ese “punto muerto” electoral, hay un
amplio acuerdo en la mayoría de los analistas, en que estas
elecciones marcan la posible apertura de una nueva etapa
o período político. El mismo Chávez viene planteando
esto reiteradamente. Sin embargo, hay mucho menos acuerdo
acerca de qué contenidos se insinúan de ese nuevo período.
“Empezamos
una nueva etapa”... ¿hacia el socialismo?
“El 4 de
diciembre empezamos una nueva etapa en la que
profundizaremos la Revolución Bolivariana”, aseguró Chávez
tres días antes de las elecciones. Y en su discurso en el
balcón de la noche del domingo 3, al celebrarse su triunfo,
Chávez afirmó: “Hoy es un punto de partida, de arranque.
Hoy comienza una nueva época, una nueva era, dentro del
proyecto nacional de desarrollo bolivariano que podemos
resumirla en cuatro líneas. La nueva época que hoy
comienza tendrá como idea y fuerza central la profundización,
la ampliación y la expansión de la revolución
bolivariana, de la democracia revolucionaria, en la vía
venezolana hacia el socialismo”.
Este discurso ha determinado que infinidad de publicaciones
(desde diarios burgueses hasta publicaciones de
“izquierda”) hayan titulado alegremente que “Chávez
promete la revolución socialista”, “Chávez gana y
proclama el socialismo”... y otros disparates por el
estilo. Lamentablemente, no son así las cosas.
En primer
lugar, lo que Chávez llama “socialismo” tiene poco o
nada que ver con el socialismo. El socialismo es un nuevo
sistema social donde ha sido liquidada la explotación de
los trabajadores por los patrones dueños de las fábricas y
las tierras. Y los trabajadores así liberados organizan
democráticamente la producción para satisfacer las
necesidades de la sociedad y no las ganancias de algún
explotador capitalista.
Por esas
razones, la “vía hacia el socialismo” (el de verdad)
requiere dos pasos iniciales: uno, político-social
–que todo el poder político esté en manos de la clase
obrera y las masas explotadas–; otro, económico-social
–que los grandes capitalistas sean expropiados y sus
empresas pasen a producir bajo control de los
trabajadores–.
Está claro
que el proyecto de Chávez no tiene absolutamente nada
que ver con eso, ni política ni económicamente. Como
él mismo lo ha dicho una y mil veces, su “socialismo del
siglo XXI” incluye a los empresarios, sobre a todo
a los que se avienen a apoyar su proyecto particular de
capitalismo. Pero incluso al amplio sector que está en
contra –hasta ahora, la mayoría de la burguesía
venezolana–, Chávez no le ha tocado una sola propiedad.
Ha mantenido un sacrosanto respeto a propiedad de los
capitalistas, incluso de los más enemigos. El “proyecto
nacional de desarrollo bolivariano” de Chávez no tiene,
entonces, un gramo de socialismo. Se ubica totalmente en
los marcos del capitalismo.
Sin
embargo, aclarado esto, es igualmente importante subrayar
que su “proyecto” capitalista difiere mucho del
modelo de capitalismo de sus opositores burgueses (y su “sponsor”,
el gobierno de Bush). Que ambos sean capitalistas no
significa de ninguna manera que sean iguales.
La oposición
burguesa a Chávez se monta desde su inicio sobre la política
de mantener el neoliberalismo puro y duro, y la sumisión
a Washington, que llevaron a Venezuela a una catástrofe
económico-social, ya a fines de los 80. La política de Chávez
es, en cambio, la de independizarse
de EEUU; y a nivel económico-social desarrollar ciertos
elementos de capitalismo de estado y, sobre todo, un asistencialismo
a gran escala. Además de los apoyos sociales al
interior de Venezuela, Chávez fue cada vez más fortalecido
internacionalmente por el desprestigio del neoliberalismo a
ultranza, el debilitamiento del imperialismo yanqui por los
desastres de Bush y la disparada de los precios del petróleo
que le dieron ingresos para financiar el asistencialismo.
Fortalecimiento
del régimen de la Quinta República
Si hay algún
proyecto político que asoma en el horizonte después de
estas elecciones, no es de ninguna manera “profundizar la
revolución” ni menos “marchar al socialismo”, sino
algo muy distinto: terminar de poner “orden” y
consolidar el régimen de la Quinta República, que nació
con la Asamblea Constituyente de 1999.
Esto tiene dos
vertientes: una, hacía la burguesía (en su gran
mayoría opositora); la otra, hacia la clase obrera, las
masas explotadas y los pobres en general (que siguen
siendo, sobre todo estos últimos, el punto de apoyo
decisivo de Chávez).
Hasta el
referéndum que ratificó a Chávez en agosto del 2004, la
Quinta República sobrevivió en medio de convulsiones y
grandes luchas políticas y sociales, cuyos momentos
culminantes fueron el golpe fascistoide de abril de 2002 y
su derrota, y el paro patronal-petrolero de diciembre de
2002 a febrero de 2003, también derrotado. En estos
resultados fue decisiva la movilización de las masas
obreras y populares, pero también que un sector
fundamental del aparato del estado, la mayoría de las
fuerzas armadas, apoyó a Chávez.
Al
principio, entonces, la oposición burguesa, movilizando a
la pequeña burguesía vende-patria y reaccionaria, trató
de derribar no sólo a Chávez sino también al régimen de
la Quinta República por medios extraparlamentarios.
Sus sucesivos y rotundos fracasos, la lleva a intentar una combinación:
el referéndum revocatorio del 2004, que, por un lado, se
adecuaba a una institución de la Quinta República y, por
el otro, preparaba el escenario para derribar a Chávez a la
fuerza con las denuncias de “fraude”... de las que no
pudo convencer a nadie...
Contra lo
que predijeron prácticamente todas las corrientes de la
izquierda venezolana (como por ejemplo, las que se expresan
en el sitio web Aporrea), por primera vez, en estas
elecciones la oposición burguesa se encuadró en los
marcos del régimen y las instituciones de la Quinta República
y de sus reglas de juego. La extrema derecha opositora que
predicaba el abstencionismo golpista quedó reducida a la
nada.
En las
elecciones, las profecías de terribles “guarimbas”
(disturbios) de la oposición burguesa, que iba
“desconocer los resultados electorales de no serles
favorables” y aplicaría entonces “un plan de violencia
golpista” ,
quedaron desmentidas. De inmediato, Rosales reconoció el
legítimo triunfo de Chávez, al mismo tiempo que los
observadores de la OEA (es decir, del Ministerio de Colonias
de EEUU) elogiaban la limpieza y eficiencia del sistema
electoral venezolano.
Estos
hechos son sólo el reflejo de algo más importante: que
se han ido abriendo perspectivas de negociación de Chávez,
tanto con la burguesía como con EEUU.
Desde el
poder se da la más amplia bienvenida a este cambio. “Un
sector del empresariado felicita a Chávez y quiere «negociaciones»
con el gobierno”, informa alborozada la Agencia
Bolivariana de Noticias (agencia oficial).
Desde un medio muy distinto, el Wall Street Journal,
de tradición antichavista rabiosa, hoy se dicen cosas
parecidas: un amable artículo –con el significativo título:
“Un producto curioso de la Venezuela de Hugo Chávez: los
burgueses bolivarianos”– informa que no hay mucho
“socialismo” sino grandes oportunidades para hacer
buenos negocios.
Por último, “el presidente de la central patronal Fedecámaras
[también antichavistas hidrofóbos], José Luis Betancourt,
dijo esperar «una política de apertura al diálogo con los
sectores del gobierno»”.
En
Washington, la debacle de Bush y la situación internacional
derivada de eso, también han abierto las posibilidades de
negociación. Otro antichavista rabioso, el insoportable
cipayo Andrés Oppenheimer, constata que en Washington,
vistos los fracasos cosechados, se están discutiendo
cambios en relación con América Latina, con el objetivo de
“buscar acuerdos con los presidentes de
centroizquierda”.
Por
supuesto, nada de esto ha liquidado aún las diferencias
importantes entre ambos proyectos capitalistas, el de la
oposición burguesa neoliberal apañada por EEUU y el
nacionalista-estatista de Chávez. Pero sería un grave
error, en primer lugar para las corrientes obreras y de
izquierda, no ver los cambios de escenario.
Estos
cambios han sido determinantes para que la oposición
burguesa aceptase pacíficamente los resultados, en vez de
hacer “guarimbas” o berrinches infantiles alegando
“fraude”. Y, con ese nada despreciable 40% de los
votos, se plantea –por lo menos por ahora– seguir
por la misma ruta: actuando como oposición sistemática
e implacable, pero dentro del régimen de la
Quinta República.
Una
necesidad fundamental: el control estatal del movimiento
obrero y de masas
Dijimos que
la perspectiva de terminar de poner “orden” y consolidar
el régimen de la Quinta República tiene otra vertiente:
las relaciones con la clase obrera, las masas explotadas y
pobres en general.
En verdad
éste es el punto nodal para un régimen como el de
Chávez y la Quinta República, que se han dado tantas veces
en nuestros países del “tercer mundo”. Esto tiene que
ver con las relaciones entre las clases sobre las que se
asientan. Son gobiernos y regímenes burgueses “anormales”:
tienen en contra a la mayoría de los capitalistas (apoyada
además por el imperialismo) y sobreviven apoyándose en los
trabajadores y las masas pobres. En Argentina, el primer
gobierno de Perón (1946-55) tuvo ese mecanismo, sosteniéndose
centralmente en la clase obrera. Chávez es similar, con la
diferencia de que el eje de su apoyo son las masas pobres
y marginadas, y no principalmente la clase obrera.
Sin
embargo, en ambos casos (y en los innumerables ejemplos de
ese tipo de gobiernos), el gran problema es cómo, al mismo
tiempo que se sostienen en sectores de masas, los
encuadran y controlan desde el aparato del estado. Es
que el juego político que hacen –apoyarse en las masas
contra la mayoría de la burguesía y el imperialismo– es
obviamente peligroso. No pueden admitir una completa
independencia de las masas que, con sus reclamos y sus
luchas, pueden pasarse de la raya y desbordarlos.
En el caso
de Venezuela, el régimen aún está a años luz del férreo
control burocrático-estatal “verticalista” sobre el
movimiento obrero y las masas populares como el que logró,
por ejemplo, Perón. Pero es en esa dirección que
apunta la “nueva era” que anuncia Chávez. Sería largo
extendernos acerca de esto (que incluye también una reforma
constitucional para facilitar la reelección indefinida).
Comentemos sólo dos ejemplos importantes.
El primero,
es el proyecto anunciado por Chávez en septiembre de “la
creación de un Partido Único del gobierno... [como] una de
sus principales propuestas”. Este sería el “Partido
Único de la Revolución Bolivariana”.
En el
discurso en que lanzó esta propuesta están muy claros sus
objetivos. Chávez opina, en primer lugar, que “la gran
cantidad de partidos políticos atenta contra los intereses
de la revolución y contra la unidad popular... ello crea
ideas de dispersión y es fuente de divisiones... Yo siempre
he sostenido esta idea, y que como parte de la nueva fase de
la revolución, estructuremos el Partido Único de la
Revolución, del pueblo venezolano y que acabe la dispersión”.
¿Cuál va
ser, según Chávez, la gran tarea del Partido Único? “Este
nuevo partido engrana, consolida y dirige a todas las
organizaciones populares”.
Sería
imposible expresar con mayor claridad un proyecto de control
estatal-burocrático del movimiento de masas venezolano. El
“Partido Único del gobierno” se va a encargar nada
menos que de “engranar y dirigir a todas las
organizaciones populares”.
En el mismo
discurso, Chávez anunció que el “Partido Único del
gobierno” que va a “engranar y dirigir a todas las
organizaciones populares” se organizaría en un “gran
congreso político, ideológico, doctrinario y organizativo
de mediados del 2007”.
Sin
embargo, este proyecto de encuadramiento y estatización de
todas las organizaciones del movimiento de masas mediante un
Partido Único todavía está en los papeles. Una cuestión
más concreta (y crucial) es el destino de la UNT (Unión
Nacional de Trabajadores).
La UNT
–una central obrera independiente y clasista– no sólo
es una de la mayores conquistas de la clase obrera en el
proceso revolucionario venezolano, sino que también es un
ejemplo inmenso para los trabajadores de América Latina en
la construcción y/o recuperación de organizaciones
sindicales que no estén subordinadas a los patrones
y al estado.
La
posibilidad de una central obrera independiente planteaba a
Chávez un problema muy grave. Es por eso que desde
el gobierno se orquestaron toda clase de maniobras para
liquidar a la UNT y/o avasallarla con una burocracia
incondicional al régimen. Estas operaciones culminaron a
fines de mayo, cuando se realizó el primer Congreso de la
nueva central sindical. Desde el aparato del estado fue
movilizada una pandilla de burócratas y funcionarios que,
al no poder controlar el Congreso, dividió a la naciente
central obrera.
El
resultado final de esta trascendental pelea por el control y
avasallamiento de las organizaciones obreras quedó, podríamos
decir, “en suspenso”. Pero es obvio que en el 2007 la
amplia votación obtenida en estas elecciones va a ser
utilizada por el gobierno como un respaldo para avanzar en
sus planes ya anunciados de encuadrar burocráticamente a
las organizaciones de masas, y en primer lugar a la UNT.
La
comprensión que tenga la vanguardia obrera y popular
venezolana acerca de esta situación va a ser decisiva para
que pueda enfrentarla con éxito.
.-
Francisco Sierra Corrales, “Análisis descarnado de
las presidenciales”, Aporrea, 4/12/06.
.-
“Chávez victorioso promete extender la revolución
socialista”, El Periódico, 4/12/06.
.-
Declaración del PRS, “Ante amenazas de
desestabilización...”, PRS/Comité Nacional Impulsor,
25/11/06.
.-
“Distintos grupos empresariales celebran el triunfo
del presidente reelecto de la República Bolivariana de
Venezuela, ya que consideran que él representa la
continuidad de los planes de inversión en materia de
infraestructura y tecnología y las políticas
gubernamentales dirigidas al sector privado.... Otros
sectores empresariales, ya sea porque están resignados
o porque tienen otras tácticas, dirigidas a influir
desde adentro... parecen amoldarse al discurso «socialista»...
El dirigente empresarial nacional Alberto Cademus...
subrayó la necesidad del sector privado de trabajar por
la unidad y por entrar en una fase de negociación que
les permita avanzar en función del beneficio de todos
los actores involucrados...” (ABN,
4/12/06).
.-
Wall Street Journal Americas, 1/12/06.
.-
Humberto Márquez, “La oposición emerge”, Inter
Press Service, Caracas, 4/12/06.
.-
Según Oppenheimer, el dirigente del Partido Demócrata
que comenzaría a dirigir el Subcomité de Asuntos
Latinoamericanos está en contra del bloqueo a Cuba y
opina que “hay que buscar acuerdos con estos
presidentes de centroizquierda” (aunque a Chávez lo
ve como el más problemático). “Un nombre nuevo para
una relación nueva”, La Nación, 5/12/06.
.-
“Chávez aboga por creación de un partido único de
gobierno”, Agencia Bolivariana de Noticias (ABN),
9/9/06.
.-
Ver “Congreso de la UNT - La pelea por una central
obrera independiente”, Socialismo o Barbarie
8/6/06.
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