La
izquierda venezolana
El
PRS en su laberinto
El Partido
Revolución y Socialismo, fundado a mediados del 2005, agrupó
a algunas corrientes y sobre todo a centenares de activistas
que juegan un papel fundamental en la nueva central obrera,
la UNT. Desde el primer momento apoyamos decididamente ese
proyecto. Y, de la misma manera, un año después, hicimos
una campaña de apoyo a los compañeros de la UNT, cuando se
enfrentaron al operativo del gobierno de dividir y destruir
la nueva central.
Al
iniciarse el PRS, uno de sus animadores decía con plena razón
que “esta revolución no tiene destino si no construimos
un partido revolucionario”.[1] Entre los tantos motivos
que daba, se contaban las siguientes:
“De un
tiempo para acá es evidente que se ha venido produciendo un
cada vez mayor entendimiento del gobierno con sectores
importantes del empresariado venezolano, que se concreta en
la materialización de acuerdos específicos, favorecidos
por la extraordinaria bonanza económica con la que cuenta
el gobierno, lo que ha llevado al propio Vicepresidente de
la República a afirmar que: «ahora el gobierno cuenta con
el apoyo de sectores del empresariado con el que antes no
contaba».
“La
situación actual ya no se caracteriza por la confrontación
con la burguesía y sus partidos –aunque el enfrentamiento
mediático con el imperialismo se mantiene– sino, por el
contrario, la lucha se transfiere al seno mismo del proceso.
Ahora la confrontación del pueblo se da directamente con
los alcaldes, gobernadores y funcionarios corruptos y burocráticos,
en la perspectiva de lograr sus reivindicaciones inmediatas
y continuar impulsando la profundización del proceso
revolucionario.
“Ciertamente,
lo que Chávez está planteando como «socialismo» tiene
patas cortas. En realidad es una especie de capitalismo
donde prevalecería la colaboración de clases; de lo que se
trataría entonces es lograr una supuesta e imposible «función
social» del capital, simultáneamente con una hipotética
distribución más democrática de la riqueza. El socialismo
que propone el Presidente es una quimera irrealizable, que
en ningún lugar del mundo se ha materializado jamás. El
capital existe para reproducirse ilimitadamente, no tiene
corazón ni patria y no busca satisfacer necesidades sino
garantizar una tasa creciente de ganancias. Por otra parte,
los intereses de los patronos no pueden convivir con los
intereses de los trabajadores, son absolutamente antagónicos”.
Y así seguían
explicando los compañeros las razones para la construcción
de un partido revolucionario independiente.
Lo sucedido
en el año y medio transcurrido ratificaron y ampliaron la
necesidad de una organización política de la vanguardia
obrera independiente del “chavismo”. Una de la mayores
pruebas fue lo sucedido con la UNT, donde el gobierno operó
para abortar el surgimiento de una central obrera clasista e
independiente del estado.
Sin
embargo, contradictoriamente, ante las elecciones los compañeros
en vez de avanzar y profundizar estas críticas a Chávez, y
decirle así la verdad a los trabajadores y los
activistas, optaron por una posición de apoyo político
incondicional a Chávez.
Como
aclaramos en varios de nuestros artículos de crítica a
esta política [2] la cuestión central no era el problema
del voto en sí mismo que, en última instancia es táctico.
Como dirigentes que tienen influencia en un sector
importante de la vanguardia obrera como el que se agrupa en
el la UNT, lo fundamental es qué se le dice a los
trabajadores.
Y es
lamentable que el PRS no hiciera una gran campaña para decir
lo mismo que denunciaba un año y medio atrás: que el
gobierno está en un entendimiento cada vez mayor con los
empresarios, que el “socialismo” de Chávez es
simplemente una especie de capitalismo, etc. Es decir, una
campaña de denuncia implacable y de prédica de
desconfianza, aunque para no cortar el diálogo con los
bases de trabajadores pudiese aceptar el voto crítico
por Chávez (con más razón cuando no había posibilidad de
presentar una candidatura alternativa).
Por el
contrario, la campaña del PRS fue de apoyo político
incondicional y la siembra de confianza absoluta en
Chávez (política oportunista en la que han tenido gran
responsabilidad el MST e Izquierda Socialista de Argentina),
contribuyendo además a la fábula de que todos los
problemas que los trabajadores sufren y perciben, la
burocratización del régimen, la corrupción (que es una
consecuencia inevitable del modelo capitalista que auspicia
Chávez) no son responsabilidad del presidente, sino de los
“infiltrados” y “falsos revolucionarios” que lo
rodean.
Pero la prédica
del absoluto apoyo y confianza en Chávez,
como fue lamentablemente la campaña del PRS y la C-Cura,
puede ser además un boomerang que se vuelva contra los
compañeros.
Es que la
política del gobierno es aprovechar el aval electoral para
avanzar en el control y estatización de los movimientos de
masas, y en primer lugar, de la UNT. Después de haber
predicado a los activistas la confianza y el apoyo
incondicional a Chávez, ¿van a estar en mejores
condiciones para enfrentarlo cuando inicie el próximo
operativo para someter y/o liquidar la UNT?
Si Chávez
merece confianza y apoyo incondicionales, ¿con qué
argumentos se puede continuar con el PRS cuando el
presidente llame a formar el Partido Único?
Notas:
1.
Miguel Ángel Hernández Arvelo, “Esta revolución no
tiene destino si no construimos un partido revolucionario”,
Aporrea.org, 9/8/05.
2.
Ver José Luis Rojo, “El PRS insiste en el voto acrítico
a Chávez”, Socialismo o Barbarie periódico,
20-7-06, y Rodolfo F. Torres, “El voto del PRS es un apoyo
político a Chávez”, Socialismo o Barbarie periódico,
28-9-06.
|