Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 93, 07/12/06
 

 

 

 

 

 

La izquierda venezolana

El PRS en su laberinto

El Partido Revolución y Socialismo, fundado a mediados del 2005, agrupó a algunas corrientes y sobre todo a centenares de activistas que juegan un papel fundamental en la nueva central obrera, la UNT. Desde el primer momento apoyamos decididamente ese proyecto. Y, de la misma manera, un año después, hicimos una campaña de apoyo a los compañeros de la UNT, cuando se enfrentaron al operativo del gobierno de dividir y destruir la nueva central.

Al iniciarse el PRS, uno de sus animadores decía con plena razón que “esta revolución no tiene destino si no construimos un partido revolucionario”.[1] Entre los tantos motivos que daba, se contaban las siguientes:

“De un tiempo para acá es evidente que se ha venido produciendo un cada vez mayor entendimiento del gobierno con sectores importantes del empresariado venezolano, que se concreta en la materialización de acuerdos específicos, favorecidos por la extraordinaria bonanza económica con la que cuenta el gobierno, lo que ha llevado al propio Vicepresidente de la República a afirmar que: «ahora el gobierno cuenta con el apoyo de sectores del empresariado con el que antes no contaba».

“La situación actual ya no se caracteriza por la confrontación con la burguesía y sus partidos –aunque el enfrentamiento mediático con el imperialismo se mantiene– sino, por el contrario, la lucha se transfiere al seno mismo del proceso. Ahora la confrontación del pueblo se da directamente con los alcaldes, gobernadores y funcionarios corruptos y burocráticos, en la perspectiva de lograr sus reivindicaciones inmediatas y continuar impulsando la profundización del proceso revolucionario.

“Ciertamente, lo que Chávez está planteando como «socialismo» tiene patas cortas. En realidad es una especie de capitalismo donde prevalecería la colaboración de clases; de lo que se trataría entonces es lograr una supuesta e imposible «función social» del capital, simultáneamente con una hipotética distribución más democrática de la riqueza. El socialismo que propone el Presidente es una quimera irrealizable, que en ningún lugar del mundo se ha materializado jamás. El capital existe para reproducirse ilimitadamente, no tiene corazón ni patria y no busca satisfacer necesidades sino garantizar una tasa creciente de ganancias. Por otra parte, los intereses de los patronos no pueden convivir con los intereses de los trabajadores, son absolutamente antagónicos”.

Y así seguían explicando los compañeros las razones para la construcción de un partido revolucionario independiente.

Lo sucedido en el año y medio transcurrido ratificaron y ampliaron la necesidad de una organización política de la vanguardia obrera independiente del “chavismo”. Una de la mayores pruebas fue lo sucedido con la UNT, donde el gobierno operó para abortar el surgimiento de una central obrera clasista e independiente del estado.

Sin embargo, contradictoriamente, ante las elecciones los compañeros en vez de avanzar y profundizar estas críticas a Chávez, y decirle así la verdad a los trabajadores y los activistas, optaron por una posición de apoyo político incondicional a Chávez.

Como aclaramos en varios de nuestros artículos de crítica a esta política [2] la cuestión central no era el problema del voto en sí mismo que, en última instancia es táctico. Como dirigentes que tienen influencia en un sector importante de la vanguardia obrera como el que se agrupa en el la UNT, lo fundamental es qué se le dice a los trabajadores.

Y es lamentable que el PRS no hiciera una gran campaña para decir lo mismo que denunciaba un año y medio atrás: que el gobierno está en un entendimiento cada vez mayor con los empresarios, que el “socialismo” de Chávez es simplemente una especie de capitalismo, etc. Es decir, una campaña de denuncia implacable y de prédica de desconfianza, aunque para no cortar el diálogo con los bases de trabajadores pudiese aceptar el voto crítico por Chávez (con más razón cuando no había posibilidad de presentar una candidatura alternativa).

Por el contrario, la campaña del PRS fue de apoyo político incondicional y la siembra de confianza absoluta en Chávez (política oportunista en la que han tenido gran responsabilidad el MST e Izquierda Socialista de Argentina), contribuyendo además a la fábula de que todos los problemas que los trabajadores sufren y perciben, la burocratización del régimen, la corrupción (que es una consecuencia inevitable del modelo capitalista que auspicia Chávez) no son responsabilidad del presidente, sino de los “infiltrados” y “falsos revolucionarios” que lo rodean.

Pero la prédica del absoluto apoyo y confianza en Chávez, como fue lamentablemente la campaña del PRS y la C-Cura, puede ser además un boomerang que se vuelva contra los compañeros.

Es que la política del gobierno es aprovechar el aval electoral para avanzar en el control y estatización de los movimientos de masas, y en primer lugar, de la UNT. Después de haber predicado a los activistas la confianza y el apoyo incondicional a Chávez, ¿van a estar en mejores condiciones para enfrentarlo cuando inicie el próximo operativo para someter y/o liquidar la UNT?

Si Chávez merece confianza y apoyo incondicionales, ¿con qué argumentos se puede continuar con el PRS cuando el presidente llame a formar el Partido Único?


Notas:

1. Miguel Ángel Hernández Arvelo, “Esta revolución no tiene destino si no construimos un partido revolucionario”,  Aporrea.org, 9/8/05.

2. Ver José Luis Rojo, “El PRS insiste en el voto acrítico a Chávez”, Socialismo o Barbarie periódico, 20-7-06, y Rodolfo F. Torres, “El voto del PRS es un apoyo político a Chávez”, Socialismo o Barbarie periódico, 28-9-06.