Escalada
represiva en Oaxaca
¡Inmediata
libertad a Flavio Sosa y demás
dirigentes de la APPO!
Por
Isidoro Cruz Bernal
El
martes 4 fue detenido Flavio Sosa, junto con su hermano
Horacio y otros dirigentes de la APPO, tras haber denunciado
en una conferencia de prensa que estaban siendo sometidos a
una “persecución feroz”. El recientemente asumido
gobierno de Calderón viene a continuar la tarea represiva
del gobierno de Fox, con la intención de suprimir la Comuna
Popular de Oaxaca, cuyo principal reclamo que es la renuncia
inmediata del gobernador del PRI, Ulises Ruiz.
Esta
nueva escalada represiva comenzó el 25 de noviembre pasado,
cuando la Policía Federal Preventiva atacó a la Asamblea
Popular de los Pueblos de Oaxaca. La APPO había llevado a
cabo la séptima megamarcha, que si bien no fue tan masiva
como las anteriores tuvo una alta concurrencia. El ataque
empezó un poco antes de las cinco de la tarde, cuando la
PFP intentó romper el acordonamiento del retén instalado
en la esquina de Macedonio Alcalá y Morelos. Este intento
fue acompañado poco después de otros ataques a retenes de
la APPO en otros puntos de la ciudad. La PFP lanzó gas
lacrimógeno a los manifestantes, lo que fue respondido por
éstos con cohetones lanzados por unas bazukas
confeccionadas artesanalmente y por petardos. La batalla se
generalizó en diversos puntos de la ciudad.
En
esta ocasión el ataque del gobierno y la PFP consiguió
hacer replegar a muchos de los contingentes de la APPO
mediante el uso de camionetas y tanquetas, llegando a
atropellar a varios. En la pelea hubo cinco muertos de la
APPO. Ésta además había denunciado la detención de más
de cien manifestantes que se encuentran a merced de los
jueces del aparato estatal, que no les dispensarán
precisamente un “juicio justo”.
Cuando
se estaba en plena pelea algunos dirigentes de la APPO
dieron orden de replegarse, pero su llamado fue
desobedecido. Uno de los bazukeros le respondió: “es el
pueblo el que manda” (La Jornada, 26-11). Esta anécdota
deja a la vista una de las desigualdades de la Comuna de
Oaxaca. Existe en ella una enorme vitalidad desplegada por
su democracia desde abajo y, paralelamente, no ha logrado
dar hasta ahora una dirección respetada que, aunque sus
decisiones estén refrendadas por la base, lleve adelante
una política. Hay “referentes”, delegados elegidos en
forma asamblearia, pero la fuerza de la APPO está hasta
ahora en su dinámica más espontánea y menos en sus
elementos concientes. A eso se agrega el hecho de que las
fuerzas socialistas revolucionarias son una muy clara minoría.
En
lo más inmediato, la heroica Comuna de Oaxaca está
sufriendo una grave escalada represiva por parte del nuevo
gobierno, al que la escasa legitimidad con que llega al
poder obliga a generar hechos desde el comienzo. Una parte
muy destacada de su programa es acabar con la rebelión
popular. Entre querer y poder hay un trecho, pero lo que
resulta claro es que, para el gobierno de Calderón,
resultaría un triunfo muy importante vencer a la Comuna o
por lo menos neutralizarla lo más posible. Se trata
entonces de una dura prueba que deberá ser atravesada por
el pueblo revolucionario de Oaxaca y que en lo inmediato
pasa por imponer la libertad de Sosa y demás compañeros.
Es
imperioso poner en pie una campaña internacional por la inmediata
libertad de todos los compañeros detenidos por el nuevo
gobierno.
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