Socialismo o Barbarie, periódico, Nº 96 , 08/02/07
 

 

 

 

 

Editorial: Tras la estatización del Hospital, asegurar este gran triunfo e ir por el control obrero

“El Francés para los trabajadores,
y al que no le gusta...”

El martes 30 de enero, en un hecho de gran importancia política, el gobierno, por intermedio de Alberto Fernández y Graciela Ocaña) anunció la expropiación del Hospital Francés. Horas antes, la propia burocracia de ATSA adelantaba la noticia.

Al día siguiente, el diario Página 12 titula “El Francés, PA’ MI” (alrededor del hecho de que pasará a la órbita del PAMI) y presenta la información como una “gran jugada” por la cual Kirchner y su amigo Daer, burócrata de la Sanidad, “se quedan con el Hospital”. Lo que se pretende es escamotear el hecho de que si el gobierno se ha visto obligado a anunciar la estatización del hospital (cosa que no quería), sólo fue producto de la dura lucha de sus trabajadores a lo largo de casi dos años, soportando patoteadas y aprietes.

Sin embargo, aún no se conoce el anunciado proyecto de ley de expropiación, que habrá que ver con detenimiento para no encontrarse con “sorpresas” y maniobras desagradables. Pero de concretarse el paso del hospital al Estado en las condiciones exigidas por sus trabajadores, estaremos ante un triunfo de enorme valor. La formulación que podría responde mejor al contenido de los anuncios es: “el Francés, para los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode”. Y al primero que no le gusta es al propio gobierno.

¿Por qué la estatización?

El anuncio tomó casi por sorpresa a los mismos compañeros del Hospital. Pero en el fondo no es  tan sorprendente: los tiempos se estaban agotando y al gobierno le quedaban sólo dos alternativas. O bien el desguace definitivo, cientos de despidos mediante –lo que hubiera significado una lucha de impacto y repercusiones nacionales en pleno año electoral–, o un camino con “menos costos” desde el punto de vista político: aceptar la realidad y, “silbando bajito”, estatizar el hospital.

En el fondo, esta disyuntiva estuvo planteada desde el comienzo mismo del conflicto, tal como lo señaláramos desde el MAS. Por mas que el gobierno, por boca de Alberto Fernández –el mismo que ahora tuvo que anunciar la expropiación– señalara una y otra vez que el hospital “no se iba a estatizar”, la alternativa de un despido masivo se hubiera enfrentado con una base aguerrida que, a lo largo de meses y meses, ha venido realizando una inmensa experiencia de lucha y que de ninguna manera se iba a dejar pasar por arriba.

Al mismo tiempo, la única solución consecuente desde el punto de vista de los trabajadores para asegurar la fuente de trabajo y el financiamiento sólo podía venir de la mano del paso al Estado.

La estatización del hospital se explica entonces en un escenario en el que, si bien el gobierno controla de conjunto la situación política y ha ido reabsorbiendo la rebelión popular por medio de métodos “reformistas”, tiene en su haber el gran déficit de que no ha logrado imponer prácticamente ni una derrota de importancia a la vanguardia de trabajadores en lucha, lo que es un precedente muy peligroso para el mediano plazo.

Letra grande, letra chica y no bajar la guardia

Respecto del significado del anuncio de expropiación, algunos compañeros lo han graficado correctamente así: “tenemos la letra grande, ahora hay que ir por la chica”. Porque, como en cualquier contrato, hay que estar atentos a aquello que aparece como imperceptible y que es por donde puede venir alguna trampa. La expropiación es casi un hecho y este es un enorme triunfo. Pero la cosa no termina ahí: sigue habiendo compañeros de la interna procesados. Hay una masa acumulada de deuda salarial de importancia. Hay que garantizar que todos los compañeros pasen al hospital estatizado con sus categorías y años de antigüedad. También que nadie sea “reasignado” y que todo el personal (incluido el administrativo) se mantenga como parte del Francés estatizado. Esto no es todo: hay que empezar a cobrar el 100% de lo que se venía cobrando y ser pasibles incluso –como todos los demás trabajadores– de aumentos salariales a partir de ese piso.

Pero, sobre todo, hay una cuestión de inmensa importancia: si el Hospital ha sobrevivido y ahora se ha logrado la gran conquista de la continuidad de la fuente de trabajo vía la estatización, esto sólo ha ocurrido como producto directo de la lucha de los trabajadores. A lo largo de meses y meses se ejerció un control obrero en los hechos del funcionamiento del Hospital. Por ejemplo, evitando el vaciamiento y que la aparatología fuera retirada, evitando la evacuación de pacientes, etc. Los interventores y funcionarios del gobierno intentaron todas estas maniobras y muchas más. Por eso hay que estar en guardia, exigiendo participación en el proyecto de ley y desarmando una a una todas las trampas que pueda intentar montar el gobierno de Kirchner.

Los trabajadores deben participar en la redacción del proyecto de ley

Por esto, el proyecto de Ley de Expropiación no puede dejar de contemplar que el Francés estatizado funcionará bajo el control de sus trabajadores: son los que se jugaron por la continuidad de la fuente de trabajo; los que mas interés van a tener en que los funcionarios no roben o despilfarren su presupuesto, y los que deben controlar su funcionamiento o, llegado el caso, imponer la administración obrera del hospital.

El completo financiamiento estatal del Hospital (un Estado con superávit récord, no hay que olvidarlo) y el control de los trabajadores son la “fórmula” para llegar hasta el final en esta lucha y dar un ejemplo de lucha a todo el resto del movimiento obrero.

En lo inmediato, hay una manera muy clara y comprensible de colocar sobre la mesa ese control obrero: los trabajadores del hospital deben exigir al gobierno K tener voz y voto en la redacción del decreto de expropiación.

Ya que la anunciada expropiación del mismo ha sido producto de su lucha, y que además va a afectar sus vidas de aquí para adelante, no puede ser que los trabajadores no tengan participación en la redacción del proyecto. Seria una aberración que fuera presentado en el Congreso sin que los trabajadores sepan nada de su contenido.

Lecciones para la izquierda

La lucha del Francés también nos deja lecciones a las corrientes de la izquierda, que en su mayoría no centraron su política en la continuidad de la fuente de trabajo, que no podía obtenerse de otra manera que no fuera dando una lucha política alrededor de la estatización del hospital.[1]

Puede haber muchas razones para esto, pero creemos que hay una fundamental: la mayoría de las corrientes actuantes dentro del Francés –el MST, pero también el PO y la Izquierda Socialista [2]– tienen la característica de que ubican las luchas sólo en el terreno meramente “reivindicativo”.[3] Con diversos matices, han impulsado la lucha solo en el  terreno de las –muy justas, por supuesto– reivindicaciones “inmediatas” (deudas salariales, etc.) aduciendo que otra cosa sería “propagandismo”. Justamente, han calificado muchas veces de esa manera a los compañeros militantes o simpatizantes de nuestro partido en el Hospital. Lo que no advierten es que no se trata de “propagandismo”, sino de la elevación de las peleas de la clase trabajadora al plano político de la lucha contra el gobierno y por las salidas de fondo.

Además, en el caso del Francés, se trataba (y se trata) de una cuestión elemental: el centro de la lucha no podía ser otro que la pelea por la continuidad de la fuente de trabajo. Una y otra vez insistimos, incluso en asambleas, que cualquier otra cosa era como bailar en la cubierta del Titanic.

Es por esto que la conquista de la expropiación es también una lección de los trabajadores del hospital y de la propia lógica de esta lucha a los límites meramente reivindicativos que muchas veces marcan el accionar de las corrientes de izquierda entre la clase trabajadora. Y esto no significa desconocer las reivindicaciones inmediatas sino, más bien, no perder de vista el hecho que toda pelea consecuente que parte precisamente de esas necesidades inmediatas se traslada en última instancia al plano de la lucha política, a la pelea por objetivos más de fondo si es que se pretende darles realmente satisfacción.

Un triunfo para todos

Cuando se concrete la expropiación del Hospital, estaremos ante un gran triunfo de sus trabajadores, uno de los más importantes de los últimos años. No se debe perder de vista que el gobierno de Kirchner ha tenido hasta ahora éxito en estabilizar de conjunto la Argentina capitalista. Pero también es verdad que esto no se logró sino a costa de conquistas y/o importantes concesiones a los trabajadores y demás sectores populares. Porque la relación de fuerzas ha venido siendo la más favorable a los explotados de las últimas décadas y se han arrancado una serie de conquistas de importancia, que pueden ser un fundamental punto de apoyo para las luchas del próximo período.

Entre ellas, una de gran importancia fue la reducción de la jornada laboral a 6 horas en el Subte, votada en la Legislatura porteña en 2004. Más recientemente, en el terreno democrático, y a pesar de la gravísima desaparición del compañero López, la condena a perpetua por genocida al ex comisario Etchecolatz.

La estatización del Francés apunta a establecerse en un lugar de privilegio en este terreno: no todos los días se obliga a un gobierno burgués a que se haga cargo del sostén financiero de una fuente de trabajo. Este precedente quedará como un ejemplo para otras empresas que en el futuro cierren o despidan masivamente, así como para todas las cooperativas cuyo status legal (por no hablar del económico) sigue indefinido.


Notas:

1. Ver el artículo publicado oportunamente: “Estatización bajo control de los trabajadores. ¿Consigna de propaganda o tarea inmediata?”, en SoB 91.

2. Por su parte, el PTS, inexplicablemente, nunca le dio mayor importancia a esta lucha.

3. Es conocido que en el movimiento piquetero, por ejemplo, durante años y años estas corrientes centraron la pelea alrededor de los planes trabajar, negándose a colocar el centro en el trabajo genuino.