Editorial:
Tras la estatización del Hospital, asegurar este gran
triunfo e ir por el control obrero
“El
Francés para los trabajadores,
y al que no le gusta...”
El
martes 30 de enero, en un hecho de gran importancia política,
el gobierno, por intermedio de Alberto Fernández y Graciela
Ocaña) anunció la expropiación del Hospital Francés.
Horas antes, la propia burocracia de ATSA adelantaba la
noticia.
Al
día siguiente, el diario Página 12 titula “El Francés,
PA’ MI” (alrededor del hecho de que pasará a la órbita
del PAMI) y presenta la información como una “gran
jugada” por la cual Kirchner y su amigo Daer, burócrata
de la Sanidad, “se quedan con el Hospital”. Lo que se
pretende es escamotear el hecho de que si el gobierno se ha
visto obligado a anunciar la estatización del hospital
(cosa que no quería), sólo fue producto de la dura lucha
de sus trabajadores a lo largo de casi dos años, soportando
patoteadas y aprietes.
Sin
embargo, aún no se conoce el anunciado proyecto de ley de
expropiación, que habrá que ver con detenimiento para no
encontrarse con “sorpresas” y maniobras desagradables.
Pero de concretarse el paso del hospital al Estado en las
condiciones exigidas por sus trabajadores, estaremos ante un
triunfo de enorme valor. La formulación que podría
responde mejor al contenido de los anuncios es: “el Francés,
para los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se
jode”. Y al primero que no le gusta es al propio gobierno.
¿Por
qué la estatización?
El
anuncio tomó casi por sorpresa a los mismos compañeros del
Hospital. Pero en el fondo no es
tan sorprendente: los tiempos se estaban agotando y
al gobierno le quedaban sólo dos alternativas. O bien el
desguace definitivo, cientos de despidos mediante –lo que
hubiera significado una lucha de impacto y repercusiones
nacionales en pleno año electoral–, o un camino con
“menos costos” desde el punto de vista político:
aceptar la realidad y, “silbando bajito”, estatizar el
hospital.
En
el fondo, esta disyuntiva estuvo planteada desde el comienzo
mismo del conflicto, tal como lo señaláramos desde el MAS.
Por mas que el gobierno, por boca de Alberto Fernández
–el mismo que ahora tuvo que anunciar la expropiación–
señalara una y otra vez que el hospital “no se iba a
estatizar”, la alternativa de un despido masivo se hubiera
enfrentado con una base aguerrida que, a lo largo de meses y
meses, ha venido realizando una inmensa experiencia de lucha
y que de ninguna manera se iba a dejar pasar por arriba.
Al
mismo tiempo, la única solución consecuente desde el punto
de vista de los trabajadores para asegurar la fuente de
trabajo y el financiamiento sólo podía venir de la mano
del paso al Estado.
La
estatización del hospital se explica entonces en un
escenario en el que, si bien el gobierno controla de
conjunto la situación política y ha ido reabsorbiendo la
rebelión popular por medio de métodos “reformistas”,
tiene en su haber el gran déficit de que no ha logrado
imponer prácticamente ni una derrota de importancia a la
vanguardia de trabajadores en lucha, lo que es un precedente
muy peligroso para el mediano plazo.
Letra
grande, letra chica y no bajar la guardia
Respecto
del significado del anuncio de expropiación, algunos compañeros
lo han graficado correctamente así: “tenemos la letra
grande, ahora hay que ir por la chica”. Porque, como en
cualquier contrato, hay que estar atentos a aquello que
aparece como imperceptible y que es por donde puede venir
alguna trampa. La expropiación es casi un hecho y este es
un enorme triunfo. Pero la cosa no termina ahí: sigue
habiendo compañeros de la interna procesados. Hay una masa
acumulada de deuda salarial de importancia. Hay que
garantizar que todos los compañeros pasen al hospital
estatizado con sus categorías y años de antigüedad. También
que nadie sea “reasignado” y que todo el personal
(incluido el administrativo) se mantenga como parte del
Francés estatizado. Esto no es todo: hay que empezar a
cobrar el 100% de lo que se venía cobrando y ser pasibles
incluso –como todos los demás trabajadores– de aumentos
salariales a partir de ese piso.
Pero,
sobre todo, hay una cuestión de inmensa importancia: si el
Hospital ha sobrevivido y ahora se ha logrado la gran
conquista de la continuidad de la fuente de trabajo vía la
estatización, esto sólo ha ocurrido como producto directo
de la lucha de los trabajadores. A lo largo de meses y meses
se ejerció un control obrero en los hechos del
funcionamiento del Hospital. Por ejemplo, evitando el
vaciamiento y que la aparatología fuera retirada, evitando
la evacuación de pacientes, etc. Los interventores y
funcionarios del gobierno intentaron todas estas maniobras y
muchas más. Por eso hay que estar en guardia, exigiendo
participación en el proyecto de ley y desarmando una a una
todas las trampas que pueda intentar montar el gobierno de
Kirchner.
Los
trabajadores deben participar en la redacción del proyecto
de ley
Por
esto, el proyecto de Ley de Expropiación no puede dejar de
contemplar que el Francés estatizado funcionará bajo el
control de sus trabajadores: son los que se jugaron por la
continuidad de la fuente de trabajo; los que mas interés
van a tener en que los funcionarios no roben o despilfarren
su presupuesto, y los que deben controlar su funcionamiento
o, llegado el caso, imponer la administración obrera del
hospital.
El
completo financiamiento estatal del Hospital (un Estado con
superávit récord, no hay que olvidarlo) y el control de
los trabajadores son la “fórmula” para llegar hasta el
final en esta lucha y dar un ejemplo de lucha a todo el
resto del movimiento obrero.
En
lo inmediato, hay una manera muy clara y comprensible de
colocar sobre la mesa ese control obrero: los trabajadores
del hospital deben exigir al gobierno K tener voz y voto en
la redacción del decreto de expropiación.
Ya
que la anunciada expropiación del mismo ha sido producto de
su lucha, y que además va a afectar sus vidas de aquí para
adelante, no puede ser que los trabajadores no tengan
participación en la redacción del proyecto. Seria una
aberración que fuera presentado en el Congreso sin que los
trabajadores sepan nada de su contenido.
Lecciones
para la izquierda
La
lucha del Francés también nos deja lecciones a las
corrientes de la izquierda, que en su mayoría no centraron
su política en la continuidad de la fuente de trabajo, que
no podía obtenerse de otra manera que no fuera dando una
lucha política alrededor de la estatización del
hospital.[1]
Puede
haber muchas razones para esto, pero creemos que hay una
fundamental: la mayoría de las corrientes actuantes dentro
del Francés –el MST, pero también el PO y la Izquierda
Socialista [2]– tienen la característica de que ubican
las luchas sólo en el terreno meramente
“reivindicativo”.[3] Con diversos matices, han impulsado
la lucha solo en el terreno
de las –muy justas, por supuesto– reivindicaciones
“inmediatas” (deudas salariales, etc.) aduciendo que
otra cosa sería “propagandismo”. Justamente, han
calificado muchas veces de esa manera a los compañeros
militantes o simpatizantes de nuestro partido en el
Hospital. Lo que no advierten es que no se trata de
“propagandismo”, sino de la elevación de las peleas de
la clase trabajadora al plano político de la lucha contra
el gobierno y por las salidas de fondo.
Además,
en el caso del Francés, se trataba (y se trata) de una
cuestión elemental: el centro de la lucha no podía ser
otro que la pelea por la continuidad de la fuente de
trabajo. Una y otra vez insistimos, incluso en asambleas,
que cualquier otra cosa era como bailar en la cubierta del
Titanic.
Es
por esto que la conquista de la expropiación es también
una lección de los trabajadores del hospital y de la propia
lógica de esta lucha a los límites meramente
reivindicativos que muchas veces marcan el accionar de las
corrientes de izquierda entre la clase trabajadora. Y esto
no significa desconocer las reivindicaciones inmediatas
sino, más bien, no perder de vista el hecho que toda pelea
consecuente que parte precisamente de esas necesidades
inmediatas se traslada en última instancia al plano de la
lucha política, a la pelea por objetivos más de fondo si
es que se pretende darles realmente satisfacción.
Un
triunfo para todos
Cuando
se concrete la expropiación del Hospital, estaremos ante un
gran triunfo de sus trabajadores, uno de los más
importantes de los últimos años. No se debe perder de
vista que el gobierno de Kirchner ha tenido hasta ahora éxito
en estabilizar de conjunto la Argentina capitalista. Pero
también es verdad que esto no se logró sino a costa de
conquistas y/o importantes concesiones a los trabajadores y
demás sectores populares. Porque la relación de fuerzas ha
venido siendo la más favorable a los explotados de las últimas
décadas y se han arrancado una serie de conquistas de
importancia, que pueden ser un fundamental punto de apoyo
para las luchas del próximo período.
Entre
ellas, una de gran importancia fue la reducción de la
jornada laboral a 6 horas en el Subte, votada en la
Legislatura porteña en 2004. Más recientemente, en el
terreno democrático, y a pesar de la gravísima desaparición
del compañero López, la condena a perpetua por genocida al
ex comisario Etchecolatz.
La
estatización del Francés apunta a establecerse en un lugar
de privilegio en este terreno: no todos los días se obliga
a un gobierno burgués a que se haga cargo del sostén
financiero de una fuente de trabajo. Este precedente quedará
como un ejemplo para otras empresas que en el futuro cierren
o despidan masivamente, así como para todas las
cooperativas cuyo status legal (por no hablar del económico)
sigue indefinido.
Notas:
1.
Ver el artículo publicado oportunamente: “Estatización
bajo control de los trabajadores. ¿Consigna de propaganda o
tarea inmediata?”, en SoB 91.
2.
Por su parte, el PTS, inexplicablemente, nunca le dio mayor
importancia a esta lucha.
3.
Es conocido que en el movimiento piquetero, por ejemplo,
durante años y años estas corrientes centraron la pelea
alrededor de los planes trabajar, negándose a colocar el
centro en el trabajo genuino.
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