La represión a los
metalúrgicos de Villa Constitución en marzo de 1975
Una heroica huelga
Por
Oscar
Alba
En
estos días se cumplen 32 años de
una de las huelgas más heroicas de la clase obrera
argentina. Esto ocurre en momentos en que se está
reabriendo la causa por los asesinatos de la TripLe A, no
casualmente con actividad represiva directa contra los
obreros de Villa Constitución en lucha. Como no podía ser
de otra manera la burocracia de la UOM (Unión Obrera Metalútgica)
estuvo completamente comprometida en ese accionar represivo.
En estas páginas ya hemos dado cuenta del similar rol de
Rodríguez, en el SMATA (sindicato de la industria
automotriz). Publicamos esta nota en homenaje a esa gran
lucha y a los más de 50 compañeros obreros asesinados
El
jueves 20 de marzo de 1975, el gobierno de Isabel Perón
anunció que había detectado un “complot subversivo”
destinado a paralizar la industria pesada del país. Según
el gobierno, el “complot” se estaba organizando en el
entonces cordón industrial del Paraná, que abarcaba las
localidades de Campana, Zárate, San Lorenzo, Villa
Constitución y Rosario, entre las principales localidades a
orillas del río Paraná.
El
epicentro de la supuesta conspiración subversiva
descubierta por el gobierno era Villa Constitución. Allí
existía una gran concentración de obreros metalúrgicos
pertenecientes a las empresas Acindar, Marathon, Metcon y
Villber. En ese cordón industrial se había desarrollado
una amplia vanguardia de luchadores antiburocráticos y
antipatronales que se agrupaban en las organizaciones de la
izquierda revolucionaria y habían logrado ganar la dirección
de importantes fábricas de la zona. En Villa Constitución
los metalúrgicos habían dado una gran lucha contra la
burocracia de Lorenzo Miguel, y luego de una huelga de más
de cuarenta días les habían arrancado elecciones para la
conducción de la seccional e impuesto democráticamente a
la Lista Marrón, opositora a la burocracia y antipatronal.
El gobierno de Isabel inventa el argumento del “complot”
para lanzar un gigantesco operativo que termine con la
dirección de la Lista Marrón. De esta manera, confluyeron
sobre Villa Constitución tropas de la Policía Federal, la
policía provincial, la Gendarmería, la Prefectura y grupos
de la Triple A.
Ese
día también hubo represión en otras fábricas del cordón
industrial: en John Deere, Hanomag y Galizia Bargut, de la
localidad de San Lorenzo, fueron detenidos dirigentes y
activistas obreros.
“El
operativo se inició el jueves a las cuatro de la mañana.
La Policía Federal y la Provincial avanzaron sobre los
barrios y la zona de las fábricas, la Prefectura desplegaba
lanchas sobre el río Paraná para impedir que los
‘buscados’ pudieran escapar por las costas” (Avanzada
Socialista 140, 29-3-75, periódico del Partido
Socialista de los Trabajadores).
Esa
madrugada se clausura el local de la UOM de Villa Constitución
y la mayor parte de la Comisión Directiva que encabezaba
Alberto Piccinini es detenida, salvo el compañero Luis
Segovia. También es detenido el compañero Sosa, secretario
general de la Unión Ferroviaria de Villa y en la ruta, la
policía intercepta a los micros que llevaban a los obreros
para el turno de la mañana y detienen a muchos activistas.
Ese
mismo día los obreros votan la huelga por la libertad de
los compañeros presos y la devolución del sindicato. Los
trabajadores quedan ocupando Acindar, Marathon y Metcon y se
forma un Comité de Huelga.[1]
También
declaran la huelga los obreros de Vilber, la textil Cilsa y
los ferroviarios de la Unión Ferroviaria y La Fraternidad.
Al día siguiente el Ministerio de Trabajo declara ilegal el
paro y nombra a Simón De Iriondo como interventor. El
domingo 23 un comando montonero asesina en Rosario al
Subcomisario Ojeda, de servicio en Villa Constitución.
“El Comité de Lucha, entonces, realiza asambleas en todas
las fábricas, y propone que se vote una moción de repudio
al asesinato y a los métodos de los grupos guerrilleros que
actúan al margen de la voluntad y las decisiones de los
trabajadores. Así lo hacen por unanimidad los trabajadores
de Metcon y Acindar” (Avanzada Socialista 140). En
tanto, en el pueblo continuaba la represión. Los Ford
Falcon de las bandas parapoliciales y la policía recorrían
las casas en busca de activistas.
Mientras
la Comisión Directiva era trasladada a la Jefatura de
Rosario para ser llevada luego a la cárcel de Coronda, la
burocracia de Lorenzo Miguel designaba a Alberto Campos para
que se ocupe del conflicto en la seccional en complicidad
con el gobierno y la patronal.
La
ocupación de las fábricas dura dos o tres días en que los
familiares les acercaban comida pero después la policía y
los fachos comienzan a hacer “pinzas” en la ruta, y los
trabajadores, ante el riesgo de quedar aislados de la
población, resuelven en asamblea desocupar las fábricas e
ir a la huelga larga.
A
partir de ese momento la organización de la huelga se
traslada a los barrios obreros y comienza a editarse un
Boletín de Huelga. Las asambleas se fueron haciendo por
barrios y no podían durar mucho tiempo porque aparecían
los grupos parapoliciales y atacaban a los huelguistas. En
los comercios de los barrios se solían dejar los volantes
que después pasaban a recoger los trabajadores o sus
mujeres. Todo tenía que ser clandestino porque los
“fachos” estaban atentos para actuar. Por ejemplo,
cuando detectaban algún lugar donde se guardaban
provisiones para los huelguistas, llegaban y lo volaban. La
policía había montado un centro clandestino de detención
y tortura en el barrio en el que habitaban los jefes de
Acindar, en el mismo predio de la planta. A este centro eran
llevados los detenidos en primera instancia.
La
solidaridad del pueblo fue total. Los transportistas no
cobraban, los almaceneros “fiaban” a los trabajadores,
pero se iban quedando sin mercaderías. Entonces los
trabajadores resolvieron pasarles las provisiones que recibían
en solidaridad.
Por
otro lado, se organizaron piquetes de autodefensa.
Activistas obreros armados resguardaban la seguridad de los
dirigentes. Los “fachos”, a su vez, llegaban por la
noche a la casa de los activistas, y a los que los agarraban
los mataban.
El
10 de abril Miguel Angel Lobotti, obrero de Alindar, es
fusilado en una cancha de fútbol de Villa Gobernador Gálvez.[2]
La
patronal había contratado “carneros” para poner en
marcha las fábricas. Y los piquetes salían a buscarlos.
También las mujeres, cuando detectaban la casa de algún
carnero iban a escracharlo. Las fábricas no pudieron ser
puestas en marcha hasta el final de la huelga. Las mujeres
tuvieron un papel destacado en la huelga; repartiendo el
Boletín de Huelga, buscando la solidaridad en las zonas
aledañas y en la atención a los presos que día a día se
iban sumando. Por eso también sufrieron la represión. En
los allanamientos nocturnos eran sacadas de las casas en
ropa interior a la calle y maltratadas.
El
22 de abril se realiza una gran movilización. Trabajadores
y vecinos se encolumnan desde los barrios. La movilización
es ferozmente reprimida. Hay una gran cantidad de detenidos
y muere baleado un obrero. Unos días después también
muere José García, obrero, a raíz de los golpes recibidos
durante la represión de la marcha.
El
1° de mayo es secuestrado el compañero Rodolfo Mancini y
al otro día su cuerpo aparece sin vida y con rastros de
tortura en Sarandí, provincia de Buenos Aires. Mientras, la
huelga continúa. La patronal comienza a mandar telegramas
de despidos. No obstante, la lucha va a continuar aunque el
cansancio y el aislamiento se empiezan a sentir.
En
esos días es asesinado Jorge Chaparro. Había trabajado en
Acindar y se había negado a transportar en su colectivo a
los carneros que la empresa había traído para romper la
huelga.[3]
Finalmente,
tras 57 días de huelga, los trabajadores en asamblea
resuelven levantarla. En medio del dolor y la bronca siete
mil obreros vuelven a su trabajo. La represión continuó aún
después de levantada la huelga. Julio Palacios, delegado de
Acindar y que fuera uno de los detenidos al inicio el
conflicto, luego de ser liberado es secuestrado y asesinado
el 17 de octubre de ese año por un comando de la Triple A.
Igual suerte corrieron Antonio Reche, Jorge R Andino y
Carlos Timson, que fueron asesinados el 1° de enero de
1976.
Una
de las más grandes luchas obreras
La
huelga de Villa Constitución fue una las más grandes
luchas que dio el movimiento obrero en nuestro país. Y se
da en un contexto nacional de ofensiva burguesa sobre el
movimiento obrero. Al mismo tiempo que atacaban a la
conducción metalúrgica de Villa Constitución, intervenían
el sindicato de trabajadores azucareros del Ingenio Ledesma
y a su dirección combativa, que encabezaba Melitón Vázquez.
La
patronal, el gobierno y la burocracia descargaron sobre los
metalúrgicos de Villa Constitución la saña y el
salvajismo de las fuerzas represivas. Lo hicieron
conscientes de que la UOM de Villa, dirigida por la Lista
Marrón, era sin dudas un referente para los trabajadores
que luchaban en todo el país. El heroísmo, la entrega y la
solidaridad desplegada por los obreros, por las mujeres y
los pobladores en general demostraron que allí no había un
“complot subversivo” sino, realmente, una alternativa de
dirección obrera capaz de enfrentar con dureza el ataque y
la violencia capitalistas. Los numerosos presos que pasaron
por Coronda, Chaco y Rawson y los 53 muertos durante y después
de la huelga no pueden escapar de nuestra memoria, como
tampoco se puede olvidar que fue un gobierno peronista,
con el aporte de la patronal y la burocracia metalúrgica,
el que llevó adelante la represión.
La
desaparición del albañil Julio López, la represión
kichnerista a los petroleros de Las Heras y el ataque de las
patotas a los compañeros del Hospital Francés muestran que
en el actual régimen “democrático” también el
gobierno, las patronales y la burocracia sindical mantienen
sus garras escondidas para mostrarlas en cuanto los
trabajadores quieran levantar cabeza La nueva generación de
trabajadores debe tomar el ejemplo de los compañeros de
Villa Constitución, como de tantas otras experiencias, para
encarar las presentes y próximas luchas.
Notas:
1.
Este Comité de Huelga se vota en asamblea y lo componen
delegados de base de Acindar, Marathon y Metcon. Entre los
compañeros que lo integraban se encontraban militantes de
la Juventud Trabajadora Peronista, el ERP y los compañeros
Pacho Juárez y Pepe Kalauz del Partido Socialista de los
Trabajadores, entre otros. Posteriormente se incorporan
delegados de Vilber y se amplía el comité.
2.
Testimonios y Documentos, “Tito Martín...” por Jorge
Shulman
3. Testimonios y
Documentos, J. S.
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