Francia
Huelgas con elecciones
presidenciales
Por
Flor Beltrán
Corresponsal en París de Socialismo o Barbarie
En
medio de una campaña electoral aburrida, que deja a la
gente indiferente y descreída porque no se discuten los
verdaderos problemas, hay movilizaciones todas las semanas.
Obreros del automóvil, de la industria aeronáutica,
maestros, profesores, funcionarios públicos exigen mejoras
y más empleos.
Huelgas
en aumento
Ahora
los trabajadores protagonizan acciones importantes en
grandes empresas, en Citroen Aulnay están de huelga desde
el 27 de febrero, piden 300 euros de aumento salarial
mensual, jubilación a 55 años y que los contratados pasen
a fijos. El ejemplo de Aulnay fue seguido con paros en otras
fabricas del grupo, generalmente a la iniciativa de la CGT,
en particular, en Mulhouse, Rennes y Poissy.
Los
huelguistas pararon a los gritos de: “Aumenten
los salarios, no a los accionistas” y de “Aulnay, Mulhouse, Sochaux, Poissy, ¡la misma lucha! ¡Unidad para
luchar!”
Además,
esta efervescencia surge en un contexto de aumento de la
combatividad en la metalurgia, en particular en el automóvil,
con varias huelgas victoriosas desde el principio del año
(General Motors Estrasburgo, Renaut Sovab-Batilly, Renault-Trucks
Venissieux y otras) y numerosos paros un poco por todas
partes.
A
esto se suma la potente huelga del 6 de marzo en Airbus. Los
obreros de Airbus también luchan contra los despidos
masivos previstos por la empresa. Estas son acciones de
lucha “europeas”, porque las filiales están en
Alemania, Francia, Inglaterra y España.
El
plan “Power 8”, aprobado por unanimidad por el Consejo
de Administración de EADS (casa matriz de Airbus), planea
10.000 despidos (actualmente hay 55.000 trabajadores) en
Airbus (4.300 en Francia, 3.700 en Alemania, 1.600 en Gran
Bretaña, 400 en España).
El
plan propone, por otro lado, cierres de centros de producción
(Laupheim y Varel en Alemania, Saint-Nazaire-Ville en
Francia) y ventas de partes de la empresa (Filton en Gran
Bretaña, Méaulte en Francia y Nordenham en Alemania), lo
que implicaría a largo plazo supresiones de empleos
suplementarias.
En
el mismo momento, la revista alemana Focus
revela que Airbus piensa pasar de 35 a 40 horas de trabajo
semanales sin compensación en el marco de su plan de
reestructuración. Los pedidos de Airbus están llenos: no
se trata de disminuir las horas de trabajo, sino de hacer
trabajar más y gratuitamente a los asalariados que no serán
despedidos.
Del movimiento contra el Contrato Primer
Empleo (CPE) en Francia, a las huelgas en Italia, Grecia,
etc., el movimiento obrero y social parece haberse
despertado en Europa y en el mundo. En distintos países,
además de estas luchas específicamente obreras, la gente
se moviliza cada vez más por diversas cuestiones, como la
vivienda o los derechos de los extranjeros, denunciando la
acción de los poderes políticos.
Estas iniciativas nacen generalmente por
fuera de los partidos tradicionales y aparatos
sindicales, que después les “apoyan” a duras penas...
para que no vayan mucho más allá.
Se presenta así un desfase entre la sociedad y la representación política, que bajo
distintas formas y magnitudes se constata en todos lados. En
Francia, el desfase entre la sociedad y la representación
política fue palpable en el voto contra el Tratado
constitucional europeo, aprobado por un 90% de los
representantes políticos y rechazado por 55% de los
electores.
Crisis
similares aparecen por todos lados, expresando el “mal
humor” de los ciudadanos: en Italia y Alemania, las
elecciones legislativas no dieron mayorías claras. El
desfase entre el pueblo y los dirigentes parece
profundizarse, a pesar de que los sondeos electorales no lo
muestran con claridad.
¿Quiénes
son los candidatos a la presidencia en Francia?
Las elecciones presidenciales francesas de 2007 se
realizarán el 22 de abril, con una segunda vuelta, el 6 de
mayo de 2007. Éstas serán las novenas elecciones
presidenciales en llevarse a cabo en la V Republica. Y también
están reflejando el “desfase” de que hablamos.
Los tres candidatos favoritos según las encuestas
son: Nicolas Sarkozy,
de la derecha gubernamental, Ségolène
Royal del Partido Socialista, y el “centrista” François
Bayrou, cuyo inesperado ascenso en las encuestas ha
sorprendido a más de uno. Todos ellos cuentan con más de
20% de intenciones de voto.
Sarkozy candidato de la Unión por un
Movimiento Popular-UMP (en francés, Union pour un Mouvement
Populaire), actualmente en el poder, ministro del Interior
saliente, provocó el levantamiento de los barrios en 2005,
con sus ataques racistas a los hijos de inmigrantes. Su
padre era un aristócrata húngaro nazi... y de tal palo,
tal astilla.
Ségolène Royal es candidata del Partido
Socialista. El PS ha gobernado con la derecha desde 1981,
aplicando las mismas políticas neoliberales. Asimismo, hizo
campaña por el si a la constitución neoliberal. Ahora Ségolène,
que fue gerente de una gran empresa privada, promete la
“democracia participativa”... que nadie sabe en qué
consiste.
Bayrou, candidato de la Unión para la
Democracia Francesa (en francés Union pour la Démocratie
Française), UDF, propone continuar aplicando la política
neoliberal de la unión europea. Este partido
“centrista” ha participado tanto en los gobiernos del PS
como en los de la derecha tradicional.
Después viene Jean-Marie
Le Pen, eterno candidato del Frente Nacional (Front
National, FN), partido de extrema derecha. Su faceta más
conocida son sus ataques racistas a los inmigrantes, aunque
ahora tiene un serio competidor el Sarkozy. Su éxito
electoral más sonado fue en el 2002, cuando entró en la
segunda vuelta de la elección presidencial frente al actual
presidente francés Jacques Chirac.
En quinto puesto en las encuestas está Olivier
Besancenot, un joven cartero de la Liga Comunista
Revolucionaria, partido trotskista, que tuvo 4,25 % en las
elecciones de 2002.
Los otros candidatos con menos del 2% en las
encuestas son Marie-George
Buffet, candidata del Partido Comunista –en franca
decadencia; conservan alcaldías y departamentos y han
tenido ministros en los gobiernos del PS–; Arlette
Laguiller, de Lutte Ouvrière (Lucha Obrera), partido
trotskista “nacional”, extremadamente sectario, y José
Bové, independiente, líder campesino, candidato de los
altermundialistas que se oponen a la LCR y el PC. Las
encuestas le conceden a Bové apenas 1% de los votos, pero
ha acaparado la atención debido a una condena a cuatro
meses de prisión que pesa contra él por haber arrancado
plantas de maíz genéticamente modificado en 2004, por lo
que podría ser encarcelado en cualquier momento.
Cuando faltan cinco semanas para la cita
electoral, no se descarta ningún escenario, y el duelo en
la segunda vuelta entre Sarkozy y Royal, que casi nadie ponía
en duda al principio de la campaña electoral, se ha
convertido en una hipótesis más.
Los sondeos sobre la elección presidencial
no dan un resultado fiable, ya que las encuestas se hacen
por teléfono y 30% de la población no está abonada, sino
que se comunica por celulares. Recordemos que Chirac
fue elegido sólo con el 15% de los votos en la primera
vuelta. El que saldrá electo esta vez también tendrá
poca ventaja y escasa legitimidad.
Lo que es claro es que la alternancia bipartidista está en crisis: desde los años de
Mitterand la gente no se come el cuento de que con los
socialistas todo va mejorar.
A la izquierda del PC, las candidaturas de Bové y los trotskistas
El año pasado se había de una candidatura
antineoliberal “unitaria”. Alguna gente tenía
esperanzas sinceras en esa candidatura, pero más que todo
fue una maniobra del PC para imponer su propio candidato y
luego pactar con el PS para segunda vuelta. Los llamados
“colectivos unitarios” –que en gran medida eran
“colaterales” del PC– estuvieron discutiendo durante
mucho tiempo un programa. Finalmente no resultó un
verdadero programa, sino una lista de demandas. Lo más
importante es que no se dejaba en claro si se votaría o no
en el segundo turno por Ségolène Royal, la candidata del
PS.
Es que el proyecto del PC era aparecer como
“unitario” y rabioso “antiliberal” para atar todos
los partidos de izquierda a su candidata Marie-George
Buffet, y luego “venderle” al PS el voto por Ségolène
en el segundo turno. Este sucio negocio es algo de vida o
muerte para la burocracia del PC: en decadencia total como
partido “de masas”, necesita apoyo del PS para conservar
algunas posiciones parlamentarias y municipales.
La negativa del PC y sus acólitos a aclarar
esta cuestión de la segunda vuelta provocó el retiro de la
LCR, que exigía una resolución contra el voto por Royal.
De todos modos, una minoría de militantes
de la LCR –con críticas porque la política de
“unidad” fracasó []–
están haciendo campaña por el líder campesino José Bové,
que aparece como “independiente”, antipartido y “antineoliberal”...
pero que de ninguna manera es anticapitalista ni menos aún
socialista. Bové en sus discursos se centra en
“aconsejar” al PS un cambio de política...
Por su parte, la campaña de Besancenot
–aunque, a diferencia de Bové, la LCR es anticapitalista
y denuncia al PS–, no ha pasado sin embargo de ser una
lista de consignas como “reparto de riquezas” y
“vivienda para todos”, sin explicar claramente que hay
que cambiar el sistema para salvar el planeta y la
humanidad.
Es verdad que en Europa el tema del
socialismo no está aún “de vuelta”, como pasa en América
Latina. Sin embargo, en los medios, y sobre todo en los
blogs en Internet, comienza a hablarse de la necesidad de la
“gran noche”, es decir, del día de la revolución.
En una campaña electoral lo que interesa a
los revolucionarios no es tener un 1 ó 2 % más, sino sobre
todo aprovecharla para explicar nuestras ideas. La campaña
de la LCR parece hecha para atraer el voto con pedidos o
exigencias simples, pero sin centrarse en explicar lo
esencial.
En Francia cada candidato dispone del mismo
tiempo de palabra en la televisión. A diferencia del resto,
Besancenot va a donde están las luchas y luego habla de
ellas por la TV. Pero también debería explicar con
paciencia que sólo una revolución obrera y socialista
puede ponernos en la vía para solucionar los problemas que
hoy padecemos. El “descreimiento” generalizado, indica
que los trabajadores y el pueblo están comprendiendo que no
hay solución en este sistema, pero no
ven todavía una alternativa. La clave es ganarlos para la alternativa del socialismo... el verdadero, no el de Ségolène
Royal.
[1]
Las corrientes de la LCR que apoyan a Bové son
Socialisme International (SI) y la “Plataforma B”.
SI era una pequeña organización que se integró a la
LCR en 2002, provenientes de la corriente del SWP inglés,
con el que rompieron. También han hecho “entrismo”
en el PS francés, porque lo caracterizan como el
partido donde están las masas. La “Plataforma B”
constituye la derecha de la LCR, capituladora sistemática
frente al PS. No creen en la posibilidad de cambios por
fuera de la democracia burguesa y están por la formación
de un gran “frente antineoliberal” (no un frente de
clase, ni menos anticapitalista y socialista) capaz de
triunfar en las elecciones. En ocasiones anteriores han
llamado a votar por el PS en las segundas vueltas.
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