Córdoba también repudió el crimen de Carlos
Por Adrián Peryam
El 9 de abril, al igual que en el resto del país, en Córdoba
se realizaron movilizaciones en repudio al fusilamiento del
docente neuquino Carlos Fuentealba.
En el transcurso del día hubo dos marchas: una a la mañana,
convocada por la burocracia sindical y otra por la tarde, en
la que confluyeron organizaciones políticas, sindicales,
sociales, de derechos humanos, centros de estudiantes
y otros sectores.
Por la mañana, la UEPC (el gremio docente de la provincia)
convocó a una concentración tironeada por el repudio que
hay en las bases docentes al accionar criminal y por la poca
aceptación que hay en los docentes de la política que
viene llevando el gremio dirigido por Carmen Nebreda. Hay
mucha bronca en los docentes, pero el gremio se encarga de
silenciar.
La burocracia del gremio en ningún momento se preocupó
por extender el conflicto; la marcha del lunes por la mañana
fue justamente para desmovilizar. Toda la acción estaba en
función de lo doloroso que es para todos la muerte de un
compañero, pero en ningún momento hablaron de un plan de
lucha o de cómo extender el conflicto; todo lo contrario.
De esa movilización, en las que hubo unas 3.500 personas,
participaron varios gremios, la UEPC (el oficialismo y la
opositora Fucsia, en la que participan varios partidos de
izquierda), SADOP, ADEME. Además de los docentes,
estuvieron presentes otros gremios (siempre una delegación
formal), como SMATA, Luz y Fuerza, entre otros. Lo
destacable fue que un sector de docentes independientes se
acercó.
Lo cierto es que esta marcha matinal se anticipó a la
anunciada con anterioridad para las 18:00, convocada por los
docentes universitarios nucleados en ADIUC, junto con el
SIPOS, la izquierda y otros sectores, con lo que se produjo
una confusión acerca de cuál era la marcha y a qué hora.
Igualmente, la movilización de la tarde fue bastante
parecida en cuanto al número de asistentes, pero no en la
composición. Los partidos presentaban columnas más
nutridas que las de la mañana, pero lejos de lo que se
movilizó para el 24 de marzo, y en la marcha se pudo
observar también una fuerte presencia de jóvenes, tanto de
la universidad como de estudiantes secundarios.
Lo cierto es que la crisis desatada por el asesinato de
Fuentealba en Córdoba se siente, se habla en la calle y en
las aulas, pero no se logra expresar en una movilización
realmente masiva ni en un plan de lucha o en organización;
queda la bronca contenida, por ahora, por la burocracia
sindical.
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