Ni
Cristina K, ni oposición patronal
Hace falta un
movimiento político de los trabajadores
El actual “monopolio”
de la oposición política al gobierno que se expresa en
Macri, Carrió o Lavagna obligan a plantear una reflexión.
Desde el punto de vista de los trabajadores y en la medida
en que se entra en esta coyuntura electoral, se expresa un problema
de arrastre, que en estos últimos años no se ha
logrado resolver: la desigualdad
entre una gran acumulación de experiencia de lucha y
organización en el terreno “reivindicativo” y la total
falta de pasos adelante en el traslado de esa acumulación
al plano de la independencia
política de clase.
Independencia de
clase
Importantes sectores de vanguardia vienen dando muy duras
luchas desde las jornadas del 19 y 20 del 2001, sin haber
sufrido –mayormente– grandes derrotas directas, la mayor
parte se ganaron o se empataron. Sin embargo, estas luchas
no han logrado frenar el creciente retorno a la
“normalidad” política, es decir, que el problema del
gobierno se resuelve mediante las elecciones burguesas y
sobre todo, está el problema que a la hora de votar, la
inmensa mayoría no deja de hacerlo por los partidos,
siglas, coaliciones, “armados” y candidatos de
los partidos patronales, sobre todo, cuando éstos se
presentan como “progresistas”. Es decir, como en el caso
de la pareja K, que en estas elecciones, a pesar de todos
los pesares, seguirán seguramente capitalizando el
contraste entre la situación de catástrofe económica de años
atrás y las actuales privaciones, más “normales”...
No
se trata de una problemática cualquiera. No sólo es una
encrucijada que atraviesa al conjunto de las masas
laboriosas en Latinoamérica. Es, a la vez, una tarea histórica
que no ha logrado ser resuelta por la clase obrera en
nuestro país: que la clase obrera al irrumpir en la vida
política del país, lo
haga con sus propias “banderas”, sus propias
reivindicaciones y sus propias organizaciones sindicales y,
sobre todo, políticas, y no yendo a la rastra de una u otra
variante patronal como de costumbre.
Recordemos
que la clase obrera de nuestro país siempre se ha
caracterizado por la contradicción entre una gran
combatividad “sindical” y una orfandad casi total en el
plano político general. Y es la contradicción que se sigue observando en la emergencia de la nueva
vanguardia obrera de nuestro país.
Movimiento Político de Trabajadores
Esta
es la razón por la cual hay una tarea que se hace cada vez
más impostergable
para evitar circunstancias como las que están ocurriendo:
hace falta poner en pie un instrumento político propio de
los trabajadores, un gran movimiento por la independencia política de la clase obrera. Las
bases para esta pelea están en la inmensa
vanguardia que ha venido irrumpiendo en los últimos años:
desde la actual emergencia de una nueva generación obrera
como se viene expresando en fabricas como FATE o Terrabusi,
pasando por la experiencia de los compañeros del Subterráneo
de Buenos Aires y el Hospital Francés, el caso de los
sectores docentes combativos de todo el país, los
movimientos de los comienzos del Argentinazo y los núcleos
que permanecen independientes del movimiento piquetero y las
fábricas recuperadas. Pero para esto, claro está, habrá
que superar el “sindicalismo” y/o “corporativismo”
que campea entre muchos sectores de esta nueva vanguardia.
Fundamentalmente,
una enorme responsabilidad le cabe a las organizaciones de
la izquierda que se considera obrera y socialista, y que
debería dejar de lado tanto los proyectos crecientemente
oportunistas y de adaptación a las instituciones del régimen
(el caso ya escandaloso del MST), como las derivas
auto-proclamatorias de considerarse “el” partido (el
caso del PO).[1]
Proponemos a Heberling y Christiansen
En
octubre va a haber elecciones, y la bandera por un
Movimiento o Partido de los Trabajadores debería ser una de
las más importantes
en toda campaña electoral que se considere realmente al
servicio de los intereses de los trabajadores. Para dar esta
pelea es que en la próxima semana estamos presentando las precandidaturas
a presidente y vicepresidente de nuestros compañeros Héctor
“Chino” Heberling y de Alcides Christiansen. Los
presentamos como precandidatos en la medida en que creemos que ante el monopolio
electoral de los candidatos del sistema y el peso electoral
–proporcionalmente mayor– de las variantes más
oportunistas de la izquierda, es necesaria una respuesta unificada
de las expresiones de la izquierda consecuente. Una
respuesta que levante las banderas de la independencia política
de la clase trabajadora y el conjunto de sus
reivindicaciones.
Por
estas mismas razones es que reiteramos aquí nuestro llamado
a los compañeros del PO y el PTS, a que demos en octubre
una respuesta común poniendo en pie un Frente
Socialista y de los Trabajadores.
[1]
El PTS no escapa a este problema. En estos momentos está
levantando el planteo de Partido de Trabajadores, pero
en el momento mismo en que había más condiciones de llevarlo a cabo, se negaron redondamente a dar
esta pelea.
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