Elecciones
a gobernador en Córdoba
Hace falta un movimiento político de los trabajadores
Por
Adrián Peryam
En la provincia
se vota el próximo 2 de septiembre a gobernador. Se trata
de una elección en la cual De la Sota no puede ser
reelecto, pero todo indica que su vice, Juan Schiaretti, es
quien tiene más posibilidades de sucederlo. Más atrás en
las encuestas viene la UCR (a base de haber mantenido varias
intendencias en el interior de la provincia). Y, en tercer
lugar, otro candidato K: el actual intendente de Córdoba
Capital, Luis Juez, apoyado por sectores de la Iglesia y que
lleva en la lista sectores patronales representantes, entre
otros, de fábricas como la FIAT.
Las elecciones se van a realizar en un marco que no escapa
a la realidad del país, con una clase obrera que comienza a
luchar por sus reivindicaciones, aunque más “puertas
adentro” que hacia fuera y sin proyectarse políticamente.
En
este marco, la izquierda vuelve a presentarse en distintas
formas. El PC, como en Capital Federal, va con sectores del
kirchnerismo,
llevando la boleta de gobernador de Luis Juez. Otro
partido que se presenta es el MST, que luego de la separación
con Izquierda Socialista en la provincia quedó muy
disminuido, sin figura pública y recurre a nacionalizar un
poco la campaña sosteniendo algo que se podría resumir en
la siguiente frase: “Si votó a Izquierda Unida, o a
Patricia Walsh, vótenos a nosotros por la construcción de
una nueva izquierda”. De los únicos que se
“delimitan” es de la izquierda que milita día a día en
el movimiento obrero, y por eso buscan “espacios
amplios” con sectores que no participan y no están en la
vanguardia. En síntesis: cada vez menos en la lucha cotidiana y más en la lucha electoral.
La conformación del FIT
El
FIT (Frente de Izquierda y los Trabajadores) conformado por
IS y el PO, es sin duda la “novedad” de la izquierda.
Presentado por sus candidatos como un “espacio abierto”
a todos los luchadores, lo concreto es que a la hora de
anunciar esta “apertura”... el
frente ya tenía los candidatos definidos. Con Liliana
Olivero (IS) como candidata a gobernadora y Eduardo Salas
(PO) a vice, se lanzaron a la campaña (como
se informa en esta misma edición, algo parecido es lo que
está intentando reeditar el PO en las discusiones en el
seno de la izquierda para las elecciones nacionales).
Esto
es así más allá que del acuerdo entre estas dos
corrientes saliera un llamado a “sumarse” tanto al PTS
como al nuevo MAS. Pero la realidad es que en ningún
momento abrieron realmente su acuerdo para que otros se
sumasen, porque en caso de hacerlo igualmente ya
estaba todo resuelto.
En
resumidas cuentas: no hubo una apertura real al diálogo
para conformar un Frente de Izquierda y de los Trabajadores
que contenga a todos los que venimos luchando y a todas las
organizaciones que nos consideramos clasistas, peligro que,
insistimos, se puede
volver a producir en el orden nacional.
Ante
este panorama, desde el nuevo MAS (con la alegría de haber
obtenido nuestra legalización en la provincia, de la que
informamos por separado), consideramos que más allá de
cuestiones tácticas inmediatas, la tarea de fondo en el
terreno político sigue siendo poner en pie un Movimiento
Político de los Trabajadores.
Al
servicio de esta orientación más estratégica, hubiese
sido un paso adelante la conformación efectiva de un frente
que representara –de alguna manera y en conjunto con todas
las expresiones de la izquierda consecuente– los procesos
de lucha de la provincia como la Clínica Junín, los
trabajadores de Cargo, los de la Ex Perkins y otros sectores
que vienen peleando.
En
estas condiciones, en estas elecciones provinciales, desde
el nuevo MAS llamamos a votar críticamente a las
expresiones más independientes y de clase, que a pesar de
todas las diferencias que tenemos, se reflejan tanto en el FIT como en el PTS, haciendo esto como parte del esfuerzo para
que en las elecciones de octubre a nivel nacional pero también
en Córdoba, logremos
dar una respuesta en común entre el PO, el nuevo MAS, el
PTS y la IS.
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